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Este capítulo tiene contenido 🔞.

—¡Hey! No es tan malo el baño rústico. Además, ahorras luz.—mencionó Jimin, entrando a la habitación con una toalla en la cabeza y ropa que Jungkook le prestó para dormir cómodo.

Definitivamente, todo le quedaba algo grande, pero justo eso era lo que buscaba, comodidad.

—Es cierto, pero lo hago porque tener una terma cuesta demasiado y no creo poder pagarla cuando necesito dinero para comer a diario.—confesó buscando el manga que leía por un par de horas en la noche, antes de dormir.

Jimin terminó de secar su cabello haciendo un gran esfuerzo. Sabía que preguntar por una secadora era una pérdida de tiempo. No moriría sin ese aparato tampoco.

—¿Cuántos años tienes?—preguntó casual.

—Tengo veinticuatro.—respondió el contrario abriéndose paso entre las cobijas para acomodarse.

El acogedor cobertor acolchado le proporcionó el calor que buscaba.

—¡Soy mayor que tú!—exclamó el pelirosa copiando las acciones del menor.—Esto es bastante cálido.—Palmeó la cobija feliz mientras buscaba la posición perfecta sin destender la cama.

Sus caderas chocaron por accidente, quedando con las piernas completamente juntas.

Jimin se sentía cómodo, Jungkook estaba hiperventilando.

—¿Tienes calor?—preguntó el mayor al notar su cambio de temperatura intempestivo.

—No, solamente estoy leyendo una parte bastante divertida.—se excusó alzando un poco la historieta.

El pelirosa ladeó un opcional cabeza en su dirección, buscando tener idea de la escena tan graciosa que le había provocado ese cambio repentino, pero solo se encontró con una escena de acción.

—¿Te divierte que atraviesen al protagonista con una espada?

Jungkook palideció.

—¿Ya lo has leído? ¿Cómo termina?

La pregunta de Jimin fue respondida con otra pregunta, pero esto, lejos de enfadarle, le divirtió.

—¿Quieres un spoiler?—cuestionó arrebatándole el manga de las manos para comenzar a remover las páginas.—En mi vida había conocido a alguien que disfrutara de que le arruinen la historia.

Jungkook intentó tomar el objeto, pero este lo levantó por encima de su cabeza del lado contrario al que se encontraba el menor.

—Solo, quiero saber si vale la pena.—musitó intentando levantarse para obtener lo que quería.

—Así que, eres de los que prueba primero el postre antes que la entrada o el plato de fondo.—rio divertido.

Jimin parecía estar jugando con un niño pequeño, pero a la vez con un adulto demasiado responsable como para evitar cualquier roce que pudiera desencadenar un malentendido, algo que en su vida había presenciado porque al trabajar en un burdel, aún siendo de buena categoría, no había nada de respeto de parte de los clientes. No había siquiera un poco de pudor o vergüenza al tocar partes indebidas de los menores de edad, quienes se encargaban de llevarles sus bebidas y limpiar sus mesas, ellos solamente intentaban tocar lo que pudieran.

"Deben acostumbrarse porque al ser mayores de edad, ustedes no solo serán tocados por encima de la ropa".

Esto era lo que decía la maestra Young sin pena alguna cuando corrían a pedirle ayuda.


No olvidaban el lugar donde se encontraban, pero la sensación de ser profanados por personas grotescas y llenas de lujuria, podía ser bastante traumática.

Que tu cama sea mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora