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Esa noche ni el frío del invierno pudo hacer que el calor de sus cuerpos se disipara, durmieron con tranquilidad en los brazos del otro, como si el mundo no estuviese cayendo encima de sus espaldas, como cualquier pareja después de una noche común de sexo.

Olvidaron que eran prohibidos el uno para el otro, que ni sus propias almas les pertenecían y solo se concentraron en mantenerse uno junto al otro, pero como nada dura para siempre, el sol llegó a tocar su puerta en esa mañana de domingo.

—Buenos días.—saludó Jungkook observando de cerca las facciones del pelirosa quien se negaba a abrir los ojos.

—No, aún es de noche. No te levantes, duerme un poco más.—gruñó aferrándose a su dorso desnudo.

—Podemos seguir durmiendo aun si me saludas. Hoy no trabajo, es domingo y este es el único día en el que no abro el taller.—informó logrando sacarle una sonrisa.

—Perfecto, abrázame de nuevo y durmamos un poco más.—mandó.

—¿Se supone que esto va a ser así? ¿Tengo que obedecer a todas tus exigencias?—preguntó Jungkook rodeándolo con sus brazos.

—Sí, dame un beso.—ordenó alzando el mentón y frunciendo los labios, pero el contrario solo lo observó divertido.

—No, no hay besos. No quiero.

—Esto no se trata de lo que tú quieras, dulzura.—anunció para luego obligarlo a unir sus labios tan rápido que no pudo negarse.

El beso fue correspondido después de un par de intentos flojos de alejarlo y al separarse volvieron a acurrucarse para dormir un poco más.

El pelinegro acariciaba su espalda desnuda con delicadeza besando de vez en cuando su hombro, lo que derrumbó cualquier barrera en el orgullo de Jimin por la negación de antes y se aferró a su pecho cerrando los ojos con un poco el cual se disipó al escuchar unos cuantos susurros del contrario.

—¿Te dormiste?

Él no respondió esperando que dijera algo más y después de un largo silencio, intentó decir algo, pero al instante Jungkook pronunció unas palabras.

—Desearía que tuvieses que pasar por tantos maltratos. Yo daría todo lo que tengo por una vida en paz para ti.

Sabía que pensaba que estaba dormido y fingió estarlo, también supo que se refería a los golpes en su espalda. Tal vez quedaban algunas marcas que él no vio al revisarse antes de escapar del burdel y que evidenciaron los hechos.

Jimin no quería dar lástima, tampoco quería que este supiera qué tipo de trato era el que recibía.

Estar con Jungkook significaba olvidar su día a día, concentrase en sentirse pleno y ser tomado en cuenta para cada cosa que hicieran juntos, aun cuando la realidad era completamente diferente, podía seguir fingiendo que tenía la vida perfecta.

A pesar de que le tomó más de un maldito mes salir de su habitación por miedo a ser torturado nuevamente y todo gracias a sus ganas de ser libre, a su personalidad poco sumisa que elevó las alertas hacia JoonSuk y este tomó una decisión drástica que casi acaba con su vida y la de varios chicos dentro del recinto.

Un par de días después de su última escapada y de enterarse de la enfermedad de su maestra, Jimin intentó conversar nuevamente con ella, buscando un poco de coherencia en su decisión de dejarle todo a su sobrino.

Era entendible que deseaba beneficiar a su único familiar, pero esto le costaría mucho a todos por un simple lazo de sangre.

—¿No fue usted elegida por encima de los hijos de nuestra señora JiYoung?—cuestionó cuando la mujer se negó a escucharlo más.—No es justo que usted siendo nadie, igual que todos nosotros, tuviese la oportunidad de haber sido elegida, pero al pasar el mando nos discrimine olvidando su origen y decida dejar las riendas de la casa a un pelafustán que solo le ha robado porque estoy seguro de que no se ha preocupado en decirle una sola palabra de aliento desde que supo de su enfermedad y siendo completamente coherentes, es la señorita Soyul quien merece ser tomada en cuenta o incluso Doyoon quienes llevan años ofreciendo sus servicios y ahora mismo son maestros dado que su edad ya no es adecuada para ser trabajadores sexuales.

La mujer nuevamente guardó silencio y volteó el rostro evitando la mirada llena de rencor de Jimin.

—Espero que no se arrepienta de su decisión, espero que no vaya al cielo como siempre deseó y espero que le duela durante todo lo que le resta de vida, el habernos dejado en manos de ese tipo y con todo el arrepentimiento del mundo lamento el haberla llamado mamá cuando usted solo me manipuló para lucrar conmigo tanto como pudo.—exclamó con rencor.—¿No recuerda lo que me prometió? Aunque luego lo negara una y mil veces después de haberme explotado día y noche. Se lo recuerdo, usted prometió que si yo hacía que ganaran mucho dinero, me liberaría.

El rostro afligido de la maestra no pasó desapercibido para Jimin, pero en lugar de sentir compasión, solo acrecentó su furia porque ella jamás tuvo pena de mentirle a un niño pequeño, de manipular a un adolescente y de utilizar a un joven Jimin quien solo cometió el pecado de creerle cada palabra que salió de su boca.

—He sido todo lo que has querido mujer, solo una vez te fallé.—resopló cansado, olvidando hablarle de usted.—Desde ese día cambiaste conmigo por completo, negaste todo lo que me ofreciste, pero no fue mi culpa y lo sabes. Yo solo atendí a una clienta que tú aceptaste para mí, no elegí embarazarla, solo seguí tus enseñanzas. —La señaló con las lágrimas picando por salir mientras caminaba de un lado a otro.—Debía obedecer, quiera o no, esa siempre fue tu primera regla y yo la cumplí.

—Basta.—dijo la mujer con la voz en hilo.

—¡No!—exclamó enojado.—No quieres hablar, pues me vas a escuchar.—anunció—¿Crees que disfruté sabiendo que sería padre cuando no lo desee? ¿Pensaste por un momento en cómo me sentí después de saber que la madre tuvo un aborto espontáneo a causa de su negligencia? Tal vez tuviste un poco de lástima al quitarme la mitad de mis fondos. Quizás si bajaste al sótano oscuro y húmedo donde me encerraste por dos malditas semanas, pero solo me hiciste compañía sin decírmelo.

—Quiero estar sola.

—Y yo quiero ser libre, no todo tenemos lo que deseamos.

La mañana siguiente a la discusión, Joonsuk anunció a un nuevo trabajador de la casa y todos se acercaron a conocerlo.

—Él es el señor Gunwoo y estará a cargo de poner disciplina en este lugar dadas las circunstancias y su mal comportamiento.—anunció logrando muchas miradas de descontento hacia él.

—¿La maestra permitió esto?—preguntó Taehyung.

—Está enferma, se lo diré más tarde.—le resto importancia al tema, volviendo a ver al hombre.—Él me informará de todo y tiene derecho a llamarles la atención, les exijo respeto o recibirán castigos ejemplares.

El miedo logró palparse gracias a la extraña y peligrosa mirada del nuevo trabajador de la casa.

—¡Todos vuelvan a sus deberes!

Que tu cama sea mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora