18. Oso Mañoso.

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Viernes 12 de Abril 2019.

Retrocediendo a las 10:00 PM, (Horas antes de que Yoongi despertara)

A Hobi le gustaba la decoración maximalista. Su sala personal estaba pintada de azul oscuro, tenía cortinas magenta, tres sofás amarillos de diferentes estilos y formas, con cojines verdes y violetas; una lanuda alfombra naranja, lámparas en forma de palmeras doradas y un par de flamencos rosados entre las abundantes plantas junto al ventanal. Pinturas de grandes felinos, abstractos y coloridos, cubrían los muros... Y no pregunten cómo, pero todo eso combinaba perfectamente; aquel era su don como diseñador.

Dos miembros de la familia rondaban descontentos por su sala, odiaban al nuevo gato de la familia, seguro pensando; "¿Hobi estaba bien de la cabeza? Esa cosa horrible, de cuello lampiño, y que apestaba a animal violento ¿se quedaría en SU departamento? Su amado, sagrado departamento, donde ellos mandaban. No, fijo lo tiraría a la calle; ellos eran mejores que Yoongi."

Claro; esos dos eran Mishi y Moshi, los gatos de Hobi, recelosos ante el nuevo miembro del hogar por naturaleza. Fue un poco vil de parte del dueño optar por sacarlos de su sala ¡Un insulto para los mininos que bufaron rabiosos! Le dolió a él mismo, pero era necesario o terminarían por saltarle al cátzul encima y no quería más heridos.

Yoongi seguía inconsciente en su forma felina, cálido y mimado entre los brazos de la linda Hye, mamá de Hobi, quien por ser galdra como su esposo e hijo, físicamente no pasaba de los 35 años. Ella sanó las heridas del gatito con su magia, sin dejar cicatrices, borrando incluso algunas previas para mejorar su pelaje; no era la única preocupada por el mal aspecto del animal, pero Hoseok advirtió severo que no debía hacer tal cosa. «Es obvio que un felino agresivo de quinientos años esté lleno de cicatrices, pero estas deben tener sus propias historias ¡No podemos quitarlas sin preguntar!», pensó, y tenía razón.

—¿Seguro que estará bien? —contradictorio, pero quien preguntó y se veía más preocupado por el minino era Jungkook, sentado en otro sofá junto a Taehyung.

—Está bien, Kookie. He sanado sus heridas internas y externas, el chequeo fue perfecto y su alma ya no peligra. Pero tardará en recuperar la totalidad de su energía —sonrió Hye, calmando a los nerviosos.

Kook asintió, bajando la vista hacia Tae. El nuevo híbrido de oso, criatura rara sin nombre aplicable, había caído dormido contra su hombro ¿Lo estaba babeando? Un poco. No le importaba, el suéter de leopardo que llevaba puesto era de Hoseok, y nada de Tae podía molestarlo. Se abstuvo de besarle la frente; aquel día lo asustó horrorosamente, tenerlo a salvo le concedía invaluable alivio.

—¿No fuiste tú quien dijo esta mañana "giti di mirdi, quí mi impirti ¡Qui si muiri!" —remedó Hoseok resentido— ¡Aquí tienes al destino, cerrándote la boca! Mi "gato de mierda" salvó a Tae Tae y mira cómo quedó el pobrecillo. No me enfado más contigo sólo porque sé que ya te cagaste en tus pantalones al ir a rescatarlo. Y gracias por eso. Puto.

—Ay, Hoba~ —puchereó su amigo apenado— Sólo estaba molesto; no es como que tu gatito se haga querer por mí, pero no le deseo mal... Oye, por cierto —dijo acomodando a Tae antes de que cayera de cabeza al frente— Sé que no es momento, pero... La energía de Tae...

—Sigue intacta —aseguró el galdro revisando su teléfono móvil; Jorgito era preciso detallando el porcentaje de energía de las personas— cien porciento, increíble. Nunca supe de un híbrido de oso, y sabes que soy estudioso del tema, pero puedo asegurar que sigue recuperando energía por sí solo; no necesita un dueño.

—¿Y sigue oscureciendo? —preguntó Hye interesada, sacando su propio móvil— Evidentemente, su alma no tiene una raza definida; al 65% de luz es un intermedio entre hécan y cátzul; rarísimo... Si tan sólo supiéramos por qué cambia y aún posee los cristales de un Níreo.

Blanco y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora