22. Byakko.

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5:00 AM y seguía lloviendo en ciudad Zarcadia. La señora Hye, madre de Hoseok, despertó por un relámpago a pesar de no escucharlo. Se levantó a beber un poco de agua al gran baño de su habitación, cuando escuchó estruendos lejanos dentro del departamento y el chillido de un gato. Con la bata de dormir sobre el pijama y pantuflas fue a corroborar qué pasaba.

Tres pares de ojos brillaron al fondo del pasillo, se libraba una guerra ante la puerta de la cocina; dos corpulentos maine coon contra...

¡Oh bebee~! —la costumbre de hablar con voz ridícula a los gatos era fiel herencia de la madre de Hobi. Yoongi, el inmenso gato de 20 kilos, se hacía la víctima ante ella, encogido panza arriba contra el muro como si los otros dos le hubiesen dado una paliza. Maulló "moribundo" al verla— ¡Mishi! ¡Mochi! ¿Por qué son tan malos con este beb...¡Ah! ¡Cómo pesas! —sí, lo cargó, hundiendo el rostro a gusto en su gran cuerpo peludo. Inhaló hondo— ¡Uy shi! ¿Hoseokie te dio un baño, gatitu shuave de algodom? ¡Huele a bebé~! Mi bebé~. Estás enorme —comentó cargándolo a duras penas en su hombro, complacida por su ronroneo. Obviamente quería dormir abrazando a semejante gato— Me alegra que estés recuperando tu energía, ven conmigo y te daré la mía ¡Tengo mucha para ti bebé!

«Bebé, bebé, bebé... ¡No me jodan que me van a poner "Bebé" por nombre!», Yoongi se quejaba para sus adentros ¿Eso era peor o menos malo que Pastelito? No podía quejarse, de todos modos. Hye fue tan gentil al invitarlo a acurrucarse en su cama y acariciarlo mientras caía dormida, que velozmente ablandó su corazón de gatito mimado y pudo establecer un lazo de confianza con su segunda ama... Confianza de la que un cátzul necesita con sus amos, relación "amo-mascota", facilitada porque en su forma animal los híbridos pierden toda fijación sexual y perciben el cuerpo humano tal como un humano a los animales; no hay atracción sexual hacia otras especies.

Lo ocurrido con Hoseok fue un caso particular dado únicamente en su forma humana, y no es que Yoongi pensara mucho en ello. Con 500 años no era para nada un jovencito capaz de intimidarse ni daba mayor importancia a un encuentro sexual, simplemente se dejó complacer por los halagos del galdro amante de los gatos, supo que tenía un gran fetiche con él y no tuvo reparos en complacerlo. Al gato caprichoso simplemente se le antojó y ya. «Fue una divertida bienvenida, loco pervertido», rió de sólo recordarlo. Si se repetiría o no lo tenía sin cuidado; sólo fue sexo casual... Con uno de sus amos.

 Con uno de sus amos

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11:30 AM

—Y... Ah... ¿Cómo se siente?

Jin, sentado en la cocina a solas con su hermano, llevaba un par de horas charlando con él. Abatido y culpable, Kook confesó todo lo que hasta ese momento le había ocultado. De explicaciones pasaron a un par de lágrimas, un abrazo de reconciliación y muchos chismes innecesarios sobre su amigo en común, Hoseok. Jin asintió y bromeó recuperando su buen humor, nada era mejor para él que reconciliarse con su hermanito y reír de Hoseok... Hasta que cierta duda llegó a su cabeza y, recuperada la confianza, ¿Cómo no preguntarle a Kookie?

Blanco y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora