Capítulo XLIV (Final)

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Pero Elliot sabía lo que les esperaba a el día de mañana, y era algo que lo hacía muy feliz y no aguantaba las ganas de contarle todo a Liv y amarla para siempre.

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Presente...

Olivia ya iba de manejando al departamento para poder vestirse y luego ir al restaurante con tiempo. Había consultado antes con Elliot para saber si estaría en el departamento para no cruzarse con él y no dejar que vea el vestido que planeaba usar esa noche.

Era un bestido negro hermoso, brillaba y tenía un escote irregular y las bandas se cruzaban por delante del cuello y de bajaban que atrás se viera un poco se su espalda y por delante un poco de su abdomen. Era ese vestido el que le dejaría presumir el cuerpo que tiene y ha mantenido durante años, no perdería esta ocasión para usarlo.

Fue fácil saber que quería usar con ese vestido: el pelo un poco rizado para que se recogiera y no acapare al vestido y unos pendientes pequeños que tuvieran la misma función junto con unos tacones negros con una banda en empeine y la correa en los tobillos.

Era un traje definitivamente de gala, algo un poco muy llamativo pero no le importó mucho. Nadie sabía si podría tener una adecuada oportunidad para usarlo y no podía desperdiciar el dinero.

Bajó con mucho cuidado por el ascenso del edificio directo al estacionamiento y allí uno de los guardias que ya la conocía de años, halagó el vestido.

—Señorita, Olivia. Qué vestido tan hermoso. ¿Algo importante?

—Muchas gracias, Juan. Pues la verdad no lo sé pero si todavía estás aquí para cuando regrese te cuento —los dos rieron y luego Olivia se despidió para ir al auto.

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Elliot no quiso ser llamativo y usar un color diferente en el traje, quiso ser muy básico y tradicional: Un traje negro con corbata negra y zapatos negros.

Iba a ser un gran problema como su intuición junto con la de Olivia no habían congeniado y no combinaran en lo absoluto, pero algo le decía que tanta simpleza era por algo.

Apenas estuvo listo, se dirigió camino al restaurante para llegar más temprano que Olivia, era indispensable estar antes que ella allí.

La cena era a las nueve y Elliot llegó ocho y treinta de la noche al restaurante. Se acomodó en la mesa y cuando el mesero se acercó a pedirle algo le dió algunas explicaciones que lo ayudarían con su propuesta.

—Hola, buenas noches. Necesito que me des el mejor vino que tengas pero sirvemelo cinco minutos después que la señorita que se sentará conmigo llegue. Luego dame un plato de pasta carbonara y el rissoto de setas y quesos. Pero has la orden cuando llegue la chica. Disculpa tanta organización, es que le voy a pedir matrimonio y quiero que sea perfecto.

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Olivia se vió presa en el tráfico de Nueva York, cada día se hartaba más de aquella cuidad. Soñaba con tener una casa de playa y vivir allí durante un buen tiempo cuando aprovechara sus vacaciones y cuando se jubilara. Ese era su plan de vida a largo plazo: vivir cerca del mar, donde sólo necesite ver el sol para saber que hora es y disfrutar de una deliciosa brisa todo los días y del sonido de las olas rompiendose.

Cuando se imaginó toda esa calma su cuerpo volvió a un estado neutral, torció sus muñecas y cuello para liberar tensión y puso un poco de música para cambiar los ánimos. No quería arruinar la noche.

𝐍𝐨 𝐓𝐞 𝐕𝐚𝐲𝐚𝐬 (𝐐𝐮é𝐝𝐚𝐭𝐞 𝐀 𝐌𝐢 𝐋𝐚𝐝𝐨)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora