Capítulo 2: Una Primavera con Florecientes Coincidencias

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20 de Marzo de 2020 7:35 am, Ciudad de México.

En la vida de Aysel Ferrara Ávila.

Los pisos de madera y las paredes oscuras, fueron iluminadas por la luz proveniente de la ventana de la habitación. Una caricia luminosa tocó la desnudez de ambas mujeres dormidas sobre la cama. Aysel y Alejandra compartían un plácido descanso a escasos centímetros de distancia, sus respiraciones tranquilas fueron el único sonido existente en todo el departamento, mientras que ellas compartían la misma cama sin romanticismo de por medio.

Bernal buscaba con su cercanía percibir un poco del calor de su común amante que solía darle una intermitente compañía. El cansancio se desvaneció cuando abrió sus ojos divisando el rostro de Aysel frente a ella. Sin estar muy consciente de sus acciones, Alejandra buscó la mano de Ferrara tratando de sentir un poco de su toque cálido y al mismo tiempo distante.

Ambas se reunieron la noche anterior olvidando su discusión pasada para concentrarse únicamente en los sentidos de sus cuerpos, queriendo saciar sus deseos eróticos. Su conversación fue corta y su noche demasiado larga, por lo que ambas se habían permitido descansar más de lo que acostumbraban. Alejandra se olvidó de su alrededor cuando sintió el sueño invadiéndola de nuevo, su cuerpo quería descansar un poco más a pesar de que su mente quisiera presenciar durante algunos minutos la expresión pacífica y la actitud inofensiva de Aysel a su lado.

El agarre más fuerte sobre su muñeca provocó que Ferrara despertara inmediatamente como un instinto de peligro que se encendió en cuanto sintió el tacto de Bernal más presente sobre su piel. Calmó sus nervios inesperados y con delicadeza, retiró su mano para poder levantarse y tomar su bata de baño para silenciosamente abandonar la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

Caminó sin cuidado por el pasillo, pasando junto a la puerta de su estudio hasta llegar a la habitación principal del departamento donde usualmente dormía. Abrió la puerta y se adentró al cuarto tropezando con algunas velas que se encontraban en el suelo, las levantó y las puso en el mueble junto a su cama.

Se recostó sobre el edredón y su vista se enfocó en la pared frente a su cama, donde se encontraban dos cuadros, El lamento por Ícaro y La caída de los ángeles rebeldes, obras que le gustaba admirar hasta quedarse dormida.

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20 de Marzo de 2020 8:10 am, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

Bernal entró por la puerta de la habitación principal antes de que la alarma del despertador sonara. Sus pasos fueron seguros y poco silenciosos hasta la cama donde Ferrara se encontraba. Aysel permaneció con los ojos cerrados sin percatarse de su presencia. Alejandra se inclinó ligeramente y removió con su mano el pelo de Ferrara que cubría parte de su rostro para poder observarla mejor.

—Buenos días, señorita Ferrara —dijo con una sonrisa al notar que la nombrada abría sus ojos por su toque delicado.

—¿Alejandra? —preguntó Aysel con cansancio mientras tallaba sus ojos.

—Es hora de que te levantes, Ferrara —comentó con diversión—. Deja de flojear.

—Hay muchas maneras de dar los buenos días de una forma agradable, Alejandra —respondió Aysel bostezando—. Pero la que utilizaste no es una de ellas.

—Lo sé —dijo con una sonrisa—. Tómalo como mi venganza por dejarme sola en la habitación.

—¿Disfrutas de molestarme por las mañanas? —bromeó.

—Es mi actividad favorita, cariño —respondió siguiendo su juego—. Sueles verte más sexy cuando estás molesta.

Aysel se levantó y se sentó en el borde del colchón.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora