Capítulo 3: Los Colores del Pasado en la Vida del Presente

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01 de Abril de 2020 9:30 pm, Ciudad de México.

Elena Morel Garza.

El ambiente estaba inundado por el olor a pintura proveniente del cuadro recién elaborado que se secaba lentamente a la mitad de la sala del departamento. La suave melodía reproducida en un volumen moderado por los altavoces del aparato de música, era el sonido acompañante de esos ojos azules perdidos en la nada y esos labios húmedos por el café que Elena sostenía en sus manos. Una tranquila noche sin demasiadas preocupaciones para Morel, vacía de pensamientos, llena de inspiración y falta de cansancio.

Escuchó el toque de los nudillos sobre la madera al golpear su puerta, se giró en dirección a ella extrañada de que no tocaran el timbre, se levantó de su lugar y caminó hacia la entrada para verificar de quien se trataba. Pero no encontró a nadie del otro lado, únicamente una caja de cartón en el suelo completamente sellada con una etiqueta que portaba su nombre.

La levantó del piso, cerró la puerta tras de sí y admiró más de cerca la caja. La colocó sobre el mármol de la encimera y con precaución rompió con la punta de unas tijeras la cinta que sellaba el paquete. Al revelar su contenido se percató de una pequeña nota en una hoja blanca dirigida a ella.

—La investigación ha dado resultados, aunque no fueron los que esperábamos —leyó en voz alta y apartó la nota para sacar el contenido de la caja.

Sacó las múltiples carpetas llenas de documentos maltratados, borrados e incluso amarillentos que explicaban a grandes rasgos informes médicos, sospechas de anomalías físicas y contemplaban posibles causas a las consecuencias que evidenciaban el deterioro grave de la salud de una mujer joven. El avance del tumor maligno en su cerebro mostraba el acortamiento de su vida y el inicio de su muerte a la edad 29 años.

Sus ojos azulados se rompieron cuando las emociones la sumergieron en sus recuerdos perdidos y asfixiantes de una infancia marcada por la muerte de su madre y el dolor de verla sufrir. Su mano cubrió su boca intentando acallar sus sollozos acompañados por el llanto imparable que se deslizaba por sus mejillas y humedecía los documentos frente a ella.

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02 de Abril de 2020 10:30 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

La elegante vajilla de porcelana blanca hacía resaltar el color verde de la pasta proporcionado por la albahaca en la receta. El ajo y el queso le dieron un toque potente, mientras que la albahaca le proporcionó un sabor anisado al platillo. La combinación de ingredientes fue degustada por Alejandra bajo la atenta mirada de Ferrara, quien esperaba pacientemente por su reacción ante sus habilidades culinarias. La respuesta que Aysel estaba esperando, no pudo ser concretada debido a que su acompañante se encontraba seducida por el sabor del Spaghetti al Pesto y la voz de Sam Smith en One Last Song For You que acompañaba la velada.

Ferrara tomó asiento al otro lado de la mesa del comedor para probar la pasta sin quitarse el mandil oscuro de concina que poseía pequeñas salpicaduras del proceso de preparación. Alejandra limpió sus labios con una servilleta antes hablar.

—Honestamente —dijo Bernal—. Cocinas mejor de lo que esperaba.

—¿Debería de tomar eso como un halago o como una ofensa?

—Un halago, por supuesto —la mirada de Alejandra se volvió pícara antes de volver a hablar—. Sabía que eras muy talentosa con las manos.

—Entonces no deberías de estar tan sorprendida —contestó tomando su copa para beber un poco de Sauvignon Blanc.

—Estoy más sorprendida por verte cocinar que por el sabor de lo que cocinaste —Alejandra hizo una pequeña pausa—. Pero sabemos que la cena no es el principal motivo por el que estoy aquí.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora