Capítulo 39: Alianza

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01 de Febrero de 2021 4:02 pm, Moscú Rusia.

Aysel Ferrara Ávila.

Aysel no sabía por cuánto tiempo más tendría que soportar esa mirada juiciosa de los padres de Lilith que convivían en absoluto silencio, transformando la atmósfera en algo mucho más incómodo de lo que por sí ya era. Lilith intentaba iniciar una conversación entre todos, pero fallaba en cada uno de los intentos.

Ferrara podía escuchar el sonido de las manecillas del reloj de la esquina mientras admiraba por doceava vez el cuadro de la familia ubicado encima de la chimenea. Romanov era preciosa en todos los sentidos, pero era cierto que lucia bastante diferente a como era antes. Retornó su contacto visual con Gavrel, el hombre que la vio de manera seria e intimidante desde que Lilith la presentó como su novia, era más que obvio que sus padres no estaban de acuerdo con su relación, pero evitaban hacer un escándalo por el reciente reencuentro de su hija.

Liubov empezó a conversar con su hija de algo que apenas Aysel pudo entender por su básico manejo del idioma, sin embargo, eso relajó la tensión entre los cuatro durante un momento, aunque Gavrel no dejaba de mirarla con esa pizca de desprecio en su rostro. Lilith sabía que estaba más que tensa, por lo que disimuladamente tomó su mano, lo que captó mucho más la atención de su padre.

Los Romanov eran muy reservados con sus muestras de afecto en público, las restringían si no estaban en privado, por eso la acción de su novia resultó tan notoria para sus padres. A pesar del áspero comienzo que estaban teniendo, Ferrara encontró consuelo en los planes que tenía al regresar a la Ciudad de México, sin importar lo que sus suegros opinaran, estaba decidida a casarse con Lilith.

Después de 20 minutos más de incomodidad, todo terminó. La pareja se levantó y se despidió de ambos con la excusa de que llegarían tarde a su vuelo si no se marchaban. Liubov se despidió amablemente, mientras que Gavrel ni siquiera la miró. Lilith y él se apartaron unos metros en lo que Aysel esperaba el auto en la entrada.

(Conversación en ruso).

—Tenemos que hablar, no puedes hacer esto —escuchó a Gavrel decir.

Ya sé lo que quieres decirme y la respuesta es un no —contestó Lilith apartándose de su padre notoriamente molesta.

La tomó del brazo y ambas subieron al auto rápidamente. Una vez en el interior, Romanov dejó salir un suspiro aliviado mientras se recargaba sobre el asiento. Giró su cabeza en su dirección y la observó.

—Eso no salió tan mal como esperaba —habló Lilith.

—Fue bastante incómodo todo —respondió Aysel.

—Si bueno, eres una chica, desde ahí iba a haber oposición. Probablemente, ahora estén hablando sobre mi decisión de estar contigo y que probablemente tú eres un capricho inmaduro que tengo —habló Romanov—. Quiero a mis padres y a Rusia, pero agradezco que estar lejos de sus limitaciones me permita vivir más libremente.

—Creo que tu padre me quiere matar y usar como alimento para sus perros —soltó Aysel. Su comentario hizo reír a Lilith, pero Ferrara no lo había dicho en broma.

—No va a matarte —contestó Romanov—. Además, los perros comen otro tipo de alimentos con una mejor calidad.

—Me sentí un poco ofendida por eso último —frunció el ceño.

Romanov acortó la distancia entre ambas apegándose a ella. Recargó su cabeza sobre su hombro mientras veía por la ventana. Era un día ligeramente nublado, pero aun así era agradable.

—No hay que descartar la idea de que te odie más cuando nos casemos —susurró Lilith.

Eso borró todo rastro de preocupación e incomodidad en Aysel quien aligeró su expresión al escuchar aquello. El compromiso llegaría pronto y Ferrara no sabía por cuánto más podría contener su emoción.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora