Aysel Ferrara Ávila es una asesora mexicana cuya vida está afectada por dos cosas, la primera de ellas, un trauma que dificulta su manera de relacionarse con otras personas, y la segunda, una vida criminal la cual debe de mantener oculta por el bien...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
29 de Abril de 2020 3:00 pm, Ciudad de México.
Aysel Ferrara Ávila.
Llamó por teléfono al número directo de la oficina de Morel. Fue atendida por un recepcionista, quien no pudo comunicarla con la diseñadora debido a que esta se encontraba ocupada en una reunión importante.
—¿Desea dejar un mensaje, señorita Ferrara? —preguntó el chico amablemente.
—Sí. Dígale por favor que la espero en unas dos horas en mi oficina para checar los detalles de la nueva campaña de publicidad.
—De acuerdo —contestó—. Que tenga una buena tarde señorita Ferrara.
—Igualmente —dijo para después colgar el teléfono.
En el tiempo restante, terminó de organizar y elaborar sus pendientes antes de la hora programada para su reunión con Elena. Durante la espera, optó por beber una taza de té que disfrutó calmadamente en su oficina sin que nadie la molestara. Sentada de espaldas a la puerta recargada sobre el sofá, sintió la presencia de alguien detrás de ella y escuchó claramente el rechinido de la puerta. Ferrara se levantó para recibir a quien creyó que sería Elena.
—Elena no esperaba que llegaras tan —al darse la vuelta se encontró con esos ojos apagados— rápido.
—No tomaré mucho de tu tiempo —dijo con un tono neutral tomando asiento frente a ella.
—No esperaba una visita tuya tan pronto, Lilith —comentó Aysel.
—Quería asegurarme de que estuvieras recuperándote bien después de la golpiza que te dieron el otro día —dijo.
—Muy considerado de tu parte. Las heridas están sanando bien, aunque mi rostro sigue viéndose horrible.
—Victoria quiere verte —la pelinegra cambió el tema—. Mañana, es urgente que vayas.
—No sé si eso será posible —habló Aysel.
—Haz que lo sea. Velazco ha estado más tensa últimamente y eso solo se traduce en muchos más impulsos que pueden afectarte a ti o a otros —contestó en un tono firme.
—Quiere que analice el entorno después de la salida de su negociador principal, ¿Cierto? —la miró fijo.
—No hagas preguntas cuya respuesta ya conoces.
Ambas callaron. En el interior de Ferrara existían múltiples preguntas que pedían ser expresadas por sus labios, pero la tensión de tener a la chica imponente frente a ella, atoró todas sus dudas en su garganta.
—Me voy —Lilith se levantó y caminó hacia la puerta.
—Espera —Aysel habló—. No te agradecí la vez pasada por haberme rescatado, así que gracias, Lilith.