25 de Septiembre de 2020 4:50 pm, Ciudad de México.
Aysel Ferrara Ávila.
Las lluvias ligeras no eran comparables con sus tormentas internas que le robaron el sueño desde noches atrás, dejando evidencias de su tortura, bajó sus ojos que lucían más que cansados. Soltó un suspiro pesado antes de abrir su laptop y sentarse frente a ella cuando llegó la hora de la reunión virtual.
Arrastró el mouse sobre la mesa para presionar en la pantalla el Link que venía adjunto al mensaje de su terapeuta. Relajó sus nervios y observó su propia cámara asegurándose de que se veía presentable. Sin embargo, su rostro no mentía y mucho menos la fatiga presente sobre ella resultado de haber pasado los últimos días lidiando con las pesadillas que su mente creaba y las alucinaciones que comenzaba a tener antes de dormir.
Aunque, aquel no era su peor estado, era apenas una vista superficial de lo mal que podía estar. Mientras pensaba en ello, la reunión se conectó y la cámara del hospedador se encendió al igual que su micrófono. Aysel visualizó a la mujer de pelo rizado pelirrojo a la altura de sus hombros, anteojos redondos y un rostro gentil que ya poseía algunas arrugas por el paso del tiempo.
—Buenas tardes, señorita Ferrara —saludó la mujer con cordialidad.
—Buenas tardes, doctora Reid —contestó Ferrara.
—Me disculpo por no darle una cita presencial, me encuentro fuera de México por ahora —explicó Reid.
—No se preocupe. De todas maneras, agradezco que haya aceptado esta reunión.
—Dígame. ¿Qué es lo que quería contarme? —preguntó Reid yendo directo al punto—. Escuché sus audios y leí sus mensajes, pero me gustaría que relatara los hechos usted misma.
Aysel tomó el valor necesario para responder a su petición después de juguetear con el anillo en su índice y bajar la mirada un par de segundos para admirarlo. Relató uno a uno los sucesos que la llevaron al punto en el que se encontraba en ese momento, caminando por el borde de sus temores y tratando de mantener el equilibrio de su inestabilidad.
Abandonó las apariencias y dejó que una de las personas en las que más confiaba viera cada una de las dolencias que la acongojaban desde meses atrás, con los problemas con Alejandra, el retorno de Lilith y su relación con Elena. No dejó de lado la presión de su trabajo obligado en el cual no omitió muchos detalles y también habló sobre su relación conflictiva con su padre.
—¿Su ansiedad aumentó?
—Sí —confirmó Ferrara.
—¿Consumió drogas, alcohol o tabaco últimamente? —preguntó Reid a lo que Aysel asintió.
—Únicamente los dos últimos. No consumo drogas, nunca lo he hecho —respondió.
—¿Fueron cantidades muy importantes?
—Alcohol sí, aunque no hubo ningún tipo de reacción a eso. Estoy fumando lo normal. Evito hacerlo porque a mi pareja no le gusta el olor.
Reid analizó la situación mientras tomaba algunas anotaciones en la libreta que tenía junto a ella.
—Te estás llevando al límite, Aysel —habló—. No es algo malo porque lo haces conscientemente, pero presionarte no es la forma de superar un trauma en su totalidad. Además, por lo que dijiste, he notado que tu necesidad de control está aumentando y eso puede conducirte a un mayor nivel de frustración y ansiedad.
—Honestamente, no quiero perder el control sobre mi vida. Sé que soy capaz de mantener todo manejado y funcional —dijo Ferrara.
—Mantener todo bajo control no siempre evitará los problemas —habló Reid—. Hay situaciones que no están a nuestra disposición y tenemos que encontrar la manera de afrontarlas. Lo estás haciendo bien, pero al mismo tiempo te pones en riesgo físicamente y emocionalmente. ¿Puedes moderarlo?
ESTÁS LEYENDO
SOUFFRANCE | Primer Libro
Ficción GeneralAysel Ferrara Ávila es una asesora mexicana cuya vida está afectada por dos cosas, la primera de ellas, un trauma que dificulta su manera de relacionarse con otras personas, y la segunda, una vida criminal la cual debe de mantener oculta por el bien...