Capítulo 5: Un Respiro de Aire Fresco

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20 de Abril de 2020 6:30 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

El sabor de su propia sangre estaba presente en su paladar, la sensación metálica y el dolor de su cuerpo opacado por sus sentidos alerta, la mantuvieron consiente a pesar de la pesadez de sus ojos y de su debilidad. Escupió la sangre de su boca y tosió al casi ahogarse. Intentó desatar sus manos, pero falló en el intento de hacerlo.

A lo lejos, escuchó cadenas cayendo al suelo y bastantes pisadas aproximándose. No tardaron en aparecer las detonaciones de armas de fuego arremetiendo contra sus captores. Una explosión ensordeció sus oídos y la hizo contraer fuerte su cuerpo temiendo lo peor.

Sentada en una pequeña habitación asegurada, con las manos y piernas atadas y los ojos cubiertos, empezó sentir que le faltaba el aire y a experimentar un fuerte mareo. Supo que forzaron la puerta cuando escuchó dos balas arruinar la cerradura. Descubrieron sus ojos, pero su vista estaba demasiado nublada para distinguir la silueta oscura frente a ella.

—Traigan al equipo médico —dijo una voz familiar—. Los demás, busquen y maten a todos los que encuentren, sin prisioneros.

.

Despertó adolorida en una camilla en el hospital. Sus ojos no enfocaban las imágenes de su entorno y se sentía asfixiada por la mascarilla de oxígeno. Miró sus manos, notó sus nudillos rojos con pequeñas heridas producto de sus intentos por defenderse. Quitó la mascarilla de su rostro y comenzó a analizar su alrededor. Cuando miró a la puerta, una mujer alta de pelo oscuro rizado entró. Ferrara se quedó petrificada al reconocerla. Su rostro fino y sus ojos apagados lucían más hermosos que la última vez que los vio.

Lo único que pudo hacer al verla, después de seis largos años, fue enmudecer.

—Les diste buena pelea Ferrara —le dijo con una expresión seria—. Hubieras podido escapar si no te hubiesen inyectado un tranquilizante para animal.

—Lilith —pronunció su nombre con una sensación extraña en su interior—. ¿Cómo llegué aquí?

—Te trajimos al hospital después de rescatarte del secuestro. La droga está fuera de tu sistema, sin embargo, tus heridas tardarán algunos días en sanar —respondió con simpleza.

—Entonces fueron ustedes quienes me rescataron.

—Sí —dijo sin expresiones—. No debía ser una misión de rescate, pero mis hombres me notificaron que desapareciste cuando los envié a protegerte por órdenes de Velazco.

—¿Por qué me secuestraron? No estoy en servicio activo para ser tan importante —comentó Aysel.

—La situación está tensa, Ferrara. El negociador principal de Victoria se fue después de dos décadas de servicio. Los enemigos de Velazco están capturando y asesinando a sus posibles sucesores para debilitar su posición y ganar terreno —explicó parándose frente a ella.

—¿El negociador murió? —preguntó.

—No. Se retiró.

Aysel comprendió lo que dijo y guardó silencio un momento. Lilith avanzó unos pasos hasta la ventana dónde comenzó a observar hacia afuera.

—Supongo que Victoria ya tiene varias opciones para suplirlo.

—No tiene opciones —volteó a verla—. Ya tomó una decisión. Tú eres la sucesora, por eso la urgencia de rescatarte antes de que te mataran.

—¿Qué? —dijo completamente preocupada por sus palabras—. Eso no puede ser posible.

—Lo es. No olvides que eres hábil y útil para ella. Era de esperarse que eso sucediera —Lilith se dio la vuelta para encararla—. Eres importante pero también peligrosa, así que asegúrate de tomar las decisiones que te mantengan viva.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora