Capítulo 28: Nuevos Ciclos

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29 de Noviembre de 2020 1:30 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

El ambiente se sentía frío por el cielo nublado, a pesar de que no estaba lloviendo como en otras ocasiones, el rostro de Elena se veía neutral esperando a que tomara asiento frente a ella. Aysel se sentó en silencio en la zona privada de la cafetería, la mesera se acercó para tomar su orden, Ferrara ordenó un té y Elena un café americano. Cuando su orden llegó, pudieron dar comienzo a su conversación pendiente.

—Ni siquiera pudiste decírmelo a la cara —habló Elena con rencor.

—Lo intenté. Quería que fuera así, pero ni siquiera te tomaste la molestia de responder mis mensajes o contestar mis llamadas. Fui a tu casa y no estabas, así que dejé lo que encontraste en la puerta.

—¿Tan desesperada estás por deshacerte de mí? —preguntó Morel con una mirada seria.

—Estoy cansada, Elena —contestó Aysel—. Cansada y frustrada de ser yo quien tenga que pedir disculpas siempre, quien cargue con la responsabilidad de arreglar los problemas que ambas tenemos. Es desgastante y ya no quise continuar con eso.

—De seguro fue por esa perra, te alejas de mí para ir tras ella como si yo fuera un estorbo para ti. ¿Cómo te convenció para que me dejaras? —Elena soltó su veneno haciendo enojar a Aysel en cuestión de segundos—. Ella te hizo olvidar que yo te amo y que haría cualquier cosa por ti. Incluso ahora estoy dispuesta a perdonarte si te alejas de ella definitivamente.

—¿Solo te estás enfocando en ella? —cuestionó Aysel—. Eres incapaz de ver que esto está destinado a fallar sin importar cuántas veces lo intentemos. Nuestro error fue creer que podíamos funcionar juntas cuando solo nos hicimos daño.

—¿En qué momento te hice daño? —Elena alzó la voz molesta—. Eres tú quien jamás pudo alejarse de ella y te dejaste llevar, sabiendo cuanto me lastimaba.

—Sí, acepto que me dejé llevar y que nunca pude alejarme de ella, esa responsabilidad recae sobre mí, la acepto, así como tú deberías de aceptar la tuya. Me ocultaste y me usaste, ¿Y sabes que es lo peor? Que yo lo permití por convencerme de que te quería y de que podía hacer que funcionara contigo —contestó Aysel.

—Eres tan egoísta al decir eso —habló Elena juzgándola desde su posición.

—Sí. Ahora quiero ser egoísta después de haber dejado mis preocupaciones de lado durante mucho tiempo.

—¡Si ella no hubiera aparecido nada de esto hubiera pasado! —gritó Elena.

Morel se exaltó de tal manera que llamó la atención de los clientes que estaban alrededor.

—Si tú no hubieras aparecido, nada de esto hubiera pasado —respondió—. Puedes culpar a quien tú quieras para convencerte de que no fue tu culpa, puedes odiarme una y otra por esto, pero nada de eso cambiará que tú y yo tuvimos la responsabilidad de que esto acabara de la manera en que lo hizo. Y sinceramente, a estas alturas, ya no me importa una mierda.

Aysel se levantó de su sitio dispuesta a irse, pero Elena la tomó del brazo jalándola para que no se fuera.

—¡Acéptalo! Acepta que me traicionaste —gritó histérica.

Ferrara la miró, tan alterada e impulsiva, sin que le importara estar llamando la atención de todo el local. Se deshizo de su agarre y la miró a los ojos.

—¿Y tú vas a aceptar que te acostaste con Daniel? —preguntó en un tono moderado para que las demás personas no escucharan—. Porque si es así, acepto que estuve con ella y que te fui infiel.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora