Capítulo 47: Primer Contacto

1.1K 63 77
                                    

16 de Marzo de 2021 3:23 am, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

Irrumpir en la casa de una agente federal para hablar con ella no fue el más preparado de sus planes, sin embargo, resultó mejor de lo que esperaba. La detective tardó en llegar varias horas en las que Aysel aprovechó para recorrer el pequeño departamento de soltera de arriba abajo identificando los puntos de oportunidad de la detective en caso de que quisiera atacarla.

Ferrara detectó en cuestión de minutos sus posibles escondites, una navaja debajo de la mesa de la lámpara de la entrada, un arma cargada debajo del sofá y una alarma en uno de los cajones de la cómoda junto a la televisión que Aysel desconectó sin esfuerzo. Su convivencia con Lilith la llevó a aprender varias cosas, entre ellas, como meterte a un lugar sin ser descubierta.

Recordar a su prometida le sacó una sonrisa de oreja a oreja en la cara, pues no podía olvidar la forma tan linda en la que la trató el resto de la tarde y también su faceta protectora que por poco le prohibió volver a salir esa noche para hacerse cargo del asunto de la detective. Lilith aceptó dejarla ir con la condición de que pasaría por ella en la mañana para que la acompañara a recoger a Honey al veterinario.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de las llaves abriendo la cerradura de la puerta. Aysel se ocultó en la oscuridad detrás de la pared que dividía la cocina del recibidor y preparó su arma por si tenía que disparar en un caso desesperado.

Maya, la detective, llegó a su departamento cansada, dejó caer al suelo las cosas que llevaba consigo y puso su abrigo en el perchero. Desde su posición Ferrara notaba que no había sido un buen día para la detective, pues no solo llegó 3 horas tarde a dormir, también se escuchaba agotada.

Maya intentó encender la luz, pero se dio cuenta de que algo andaba mal cuando esta no encendió. En una rápida mirada por su departamento a oscuras, su sentido de alerta se encendió obligándola a tomar su arma de su pantalón y quitar el seguro.

—No es muy inteligente meterse a la casa de una agente federal —habló la mujer tratando de llegar a pasos cortos hasta donde se ubicaba la alarma—. Podrías meterte en problemas serios.

—No cuando solo estás aquí para hablar —contestó Aysel desde su posición indecisa de sí alguien como Maya podría reconocer su voz a pesar de que únicamente hablaron en una ocasión.

La detective maldijo en su interior al darse cuenta de que la alarma estaba desconectada. Al parecer no reconoció la voz de Ferrara cuando la escuchó.

—Entonces no había necesidad de desconectar la alarma —pronunció apuntando a todas partes para localizarla.

—Usted tomó sus medidas, yo las mías —contestó Aysel—. Aunque las suyas fueron muy fáciles de encontrar.

—¿Quién es y qué es lo que quiere? —Maya fue directo al grano—. Le dispararé dependiendo de Su respuesta.

—Tranquila, nadie le está apuntando a usted —Aysel se asomó ligeramente dejando a la vista su perfil—. Como dije antes, solamente estoy aquí para hablar de algo que usted y yo tenemos en común. ¿Por qué no baja el arma, se sienta un rato y me escuchas?

—¿Qué me da la garantía de que no me matará en cuanto lo haga? Ni siquiera sé quién es —habló Maya—. ¿Por qué debería de confiar en usted?

—Porque estoy aquí en nombre de Hermes —Aysel se cansó de tontear.

La expresión defensiva de Gómez cambió al escuchar aquello.

—¿Él la envió? —preguntó bajando el arma.

—No, en realidad —contestó—. Murió. Hace un par de días.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora