Capítulo 42: Sentimientos Recíprocos

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21 de Febrero de 2021 9:21 am, Ciudad de México.

Carina Robbins.

Un retraso en su periodo hubiera sido normal por el estrés del trabajo o incluso otras causas que en ese preciso instante no tenían mucho que ver. Carina realizó nuevamente las cuentas calculando un retraso de semana y media, un tiempo razonable que podía significar dos cosas, su acostumbrada irregularidad o un embarazo. Robbins lamentaba su mente olvidadiza en situaciones como esa dónde las cuentas no le salían y no recordaba cuándo había sido la última vez que tuvo intimidad con Dmitry sin usar protección. Era innegable que a veces la calentura le ganaba a la conciencia, pero la modelo creía que tenía demasiada suerte por no haber tenido un susto de embarazo a esas alturas de su vida.

Tomó su celular para escribir un mensaje de emergencia al grupo de sus mejores amigos, pero ni siquiera terminó de escribirlo cuando escuchó el auto de su novio estacionándose a afuera. Dejó el aparato sobre el mueble junto a su cama y se acercó a la ventana que daba hacia la entrada de la residencia para verlo bajar de su Ford Mustang GT de color rojo.

Kozlov siempre se veía espectacular cuando pasaba a recogerla, pues no había ni una sola ocasión donde no preguntara sobre su outfit para ir combinados a cualquier parte a la que fueran. La cita programada para ese día iba a ser algo tranquilo donde tendrían que asistir a un evento de caridad juntos, por lo que sus atuendos estaban entre lo casual y lo formal haciéndolos ver increíbles como la pareja que eran.

Carina olvidó lo que hacía para bajar a saludarlo. Prácticamente se adelantó a una de las empleadas de su casa para ser ella quien abriera la puerta y recibiera al chico con un abrazo fuerte y un beso corto, pero profundo que logró sacarles a ambos una sonrisa en cuanto se separaron.

Al verlo a los ojos, pensó en que podría decirle sobre el retraso en su periodo para intentar recordar juntos si el susto de un embarazo era posible, sin embargo, no dijo nada al ver el reloj ubicado en la pared que marcaba que llegarían tarde si no se marchaban en ese instante. Dmitry notó un poco de preocupación en Carina que se desvaneció en los minutos en los que subieron a su auto con dirección al evento de caridad.

Carina tenía la libertad de hablar con él de lo que fuera en cuanto quisiera, pero el tema de un retraso en su periodo, cuando se consideraba a sí misma irregular, no tenía por qué darle demasiado en qué pensar pues, según ella, no iba a pasar de un pequeño susto que probablemente luego platicaría con alguno de sus amigos.

—¿Todo bien? —preguntó Dmitry con la vista fija en el camino.

—Sí, ¿Por qué?

—Estás muy callada.

—Ah, es que estaba pensando en otra cosa —respondió ligeramente nerviosa.

—¿En qué? —cuestionó Kozlov mirándola durante un instante.

—En que se me olvidó preguntarte sobre lo que estaba planeando Lilith con Aysel —dijo Carina sacando el tema a flote huyendo de su verdadero punto de interés—. ¿Va a proponerle matrimonio, no es así?

Dmitry sonrió al recordar eso.

—Sí. Aprovechará su viaje a Tailandia por trabajo para hacerlo. Vaya que fue difícil que el joyero se apresurara con el diseño del anillo y su elaboración, pero por lo menos quedó listo antes de que se fueran —explicó Kozlov a grandes rasgos sin dejar de conducir—. Por cierto, gracias por ayudarme con sus preferencias, eso facilitó el trabajo.

—En comparación con lo mucho que nos costó conseguir el de Lilith, créeme que eso fue muy fácil —afirmó Carina recordando toda la travesía que tuvieron que pasar para comprar un anillo.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora