Capítulo 50: Lucidez Terminal

2.2K 82 166
                                    

27 de Marzo de 2021 11:00 am, Chicago, Estados Unidos.

Aysel Ferrara Ávila.

Dejaron la Ciudad de México en un vuelo a Chicago, Estados Unidos, donde se encontraba una de las propiedades de Velazco que acostumbraba frecuentar cada vez que los problemas en sus negocios aumentaban. Lilith dejó a Honey con Dmitry y se despidió de él antes de ir a su casa para prepararse para el viaje, empacó todo lo que pudo teniendo en cuenta que después del enfrentamiento con Victoria tendrían que huir por un tiempo.

Resignada ante esa idea, Aysel se despidió de su familia y sus amigos cercanos con la promesa de que volvería en cuanto todo regresara a la normalidad y fuera seguro tanto para ellos como para Ferrara. La chica de igual manera llevó consigo el suficiente equipaje para un largo tiempo fuera de casa y guardó sus pertenecías más significativas, dentro de las que destacaban varios regalos de su prometida, en una caja la cual dejó en el maletero de su Maserati. El auto se quedó estacionado en una pensión, pues antes de irse había tenido conflictos con el casero del edificio.

La llegada a Chicago no fue nada espectacular, al contrario, llegaron en calidad de turistas y fueron recogidos por Steven en el aeropuerto. Él les proporcionó una propiedad en la que se pusieron cómodos e instalaron un pequeño centro de mando con todo lo necesario para que Lorena e Inés pudieran guiarlas. Todavía faltaban minúsculos detalles que ajustar, sin embargo, Romanov la distrajo proponiendo que salieran y aprovecharan el tiempo libre que les quedaba.

La manera cariñosa e incluso tímida con la que Lilith le pidió salir, la llevó a aceptar de inmediato. Le parecía lindo el comportamiento de su prometida y no pudo negarse ante esa sonrisa inocente y su mirada ilusionada. Así fue como terminaron vagando con la ciudad, o eso creyó Ferrara, pues Romanov tenía todo más que planeado.

La pelinegra la llevó hasta Eli's Cheescake, un local conocido en Chicago por el mismo postre que le daba nombre y que deleitaba a cualquier paladar por lo delicioso que era. Romanov sabía que el Cheesecake era su postre favorito, por lo que investigó para llevarla a comer uno al que era considerado el mejor de la ciudad.

—Esto me recuerda a cuando estábamos en la etapa preliminar de salir, cuando recién nos conocíamos —habló Aysel con una sonrisa producto de los primeros bocados del postre frente a ella—. Recuerdo vagamente decirte que este era mi postre favorito, al día siguiente tú apareciste con uno entero cuando me recogiste de la Universidad.

—Quería sorprenderte —contestó Lilith con una sonrisa—. Me gusta ver tu expresión cuando disfrutas de algo y que yo pueda ser la causa de ese algo me hace mucho más feliz.

Aysel casi se ahoga al escuchar eso. A pesar de que los comentarios de Lilith de esa índole se volvían mucho más frecuentes, ella no lograba acostumbrarse a esa faceta linda de su prometida. Romanov se divertía con sus reacciones y también gozaba de sus ataques cariñosos esporádicos.

Después de terminar de comer, se dirigieron a otra parte de Chicago, más específicamente a Wabash Arts Corredor, un espacio urbano dónde se encontraba una colección de murales de los artistas callejeros más famosos e influyentes del mundo. Aysel se volvió la fotógrafa personal de Lilith, quería guardar algunos recuerdos de su prometida en el sitio y con lo bien que veía su prometida siempre, le fue imposible no tomar más de una foto. Se unió a ella en un par de fotos, pues deseaba hacer un álbum de fotos nuevas ahora que volvieron a estar juntas, así podrían mostrárselo a sus hijos, claro, cuando los adoptaran.

Pasar varias horas de un lado para otro, abrió su apetito. Optaron por un sándwich de res italiana en Al's Italian Beef que les quedó de paso cuando se dirigieron hacia la propiedad donde se estaban quedando. Tomaron un breve momento para degustar del sándwich mientras conversaban sobre muchos temas que no podían estar más alejados de su misión en Chicago. Romanov revisó las decenas de fotos que Ferrara tomó, contemplándose a sí misma en la mayoría.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora