Capítulo 14: Anomalías Entre Líneas

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17 de Julio de 2020 9:30 am, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

Su teléfono sonando un sábado por la mañana no era algo inusual para ella, estaba acostumbrada a las llamadas de los socios de la empresa, las de sus clientes, sus amigos e incluso las de Lilith cuando tenían trabajo por hacer, sin embargo, cuando observó la pantalla del aparato al sostenerlo en sus manos, dio un pequeño salto. No demoró en tomar la llamada al leer el remitente.

—¡Buenos días! —habló Morel de manera entusiasta.

—Buenos días —respondió cordialmente—. Me alegra escucharte tan alegre, al parecer ya te sientes mejor.

—Sí, Brigette cuidó de mí hasta que se fue del país ayer en la noche. Me ayudó tener algo de compañía —contestó—. Hablando del tema, por eso te llamé.

—¿Para qué te haga compañía? —preguntó Aysel con una sonrisa.

—Para que pasemos el día juntas —habló segura de sus palabras.

—¿Qué tienes en mente? —Ferrara denotó preocupación.

—Nada en específico. Podríamos solo salir y pasar el tiempo juntas sin planearlo demasiado. Los mejores planes son aquellos en los que no se necesita una planeación —respondió Elena—. Entonces... ¿Estás libre hoy?

Aysel miró la montaña de documentos sobre el escritorio de su estudio que tenía pereza de revisar, dudó en aceptar la invitación de Elena, pero optó por aceptar después de convencerse a sí misma de que le vendría bien un descanso después de haber pasado varios días metida en su oficina ocupada.

—¿Es una cita?

—Sí —dijo Elena—. Es un buen momento para tener la primera de muchas, ¿No es así?

.

Los nervios se apoderaron de ella cuando la vio cruzar la calle con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro mientras la miraba fijamente. A pesar de querer apartar la mirada por su timidez, mantuvo sus ojos en cada uno de sus pasos por sentirse atraída por la radiante imagen que proyectaba la diseñadora esa mañana.

Se acercó y besó su mejilla, Aysel creyó que el tacto de sus labios sobre su mejilla se sintió diferente a las veces anteriores o tal vez estaba siendo más receptiva a todo el tipo de contacto que tenía con ella. Prestó más atención al olor de su perfume, al brillo de su cabello y el ligero rubor de sus mejillas.

Ambas se dirigieron hacia el restaurante cercano, caminando una con la otra, teniendo una conversación simple, sin ahondar en detalles o sin tener otro tipo de contacto físico. En los pensamientos de Ferrara, surgían múltiples pensamientos que vagaban entre Morel y todo lo que podía pasar en ese día junto a ella.

Cuando entraron al local y tomaron asiento en una mesa libre de la terraza, se dispusieron a observar la carta para ordenar. Aysel fue incapaz de ignorar ese leve golpeteo de los dedos de Elena contra la mesa. Su mirada pasaba en una rápida lectura y movía sus labios sin hacer ningún sonido, probablemente leyendo para sí misma cada una de las opciones disponibles.

La mesera llegó a tomar su orden, Morel fue la primera en ordenar y luego le siguió Aysel quién no tomó su elección todavía debido a estar perdida en los pequeños detalles que estaba aprendiendo de Elena. Ferrara tomó una elección rápida y despejó su mente.

—¿Tengo algo en el rostro? —preguntó Morel.

—No, únicamente estaba observándote —respondió.

—¿Observándome? —preguntó con una sonrisa nerviosa.

—Hay mucho que no había notado de ti —habló—. Es algo nuevo para mí, así que es como aprenderlo. Ahora puedo entenderte un poco mejor.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora