Capítulo 19: Celosa Delicadeza

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07 de Septiembre de 2020 5:00 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

El dolor de esfuerzo físico que Lilith la hizo pasar, era casi comparable con el circuito de obstáculos que puso a trabajar la fuerza de sus brazos, piernas y abdomen al desplazarse rápidamente por lugares complicados, poniendo atención a cada movimiento de su oponente contra quien competía.

Su sudor humedeció su playera negra y sus manos sudaron en el interior de sus guantes, mientras que seguía cuidadosamente saltando sobre algunos pilares, temiendo caer y ser descalificada. La mirada de su entrenadora estaba sobre ella, podía sentir sus ojos analizando cada uno de sus movimientos mientras avanzaba. Del otro lado, estaba su oponente, una joven con menos años que ella, acostumbrada al entrenamiento de largas jornadas en aquel circuito que, para ese punto, ya había llenado sus piernas de arena, su frente de sudor y su corazón de adrenalina.

Tocó la alarma al mismo tiempo que la otra chica, superando la primera de las pruebas impuestas para ese día, sin embargo, no tuvo ni un segundo para respirar cuando se dirigió al próximo segmento, donde tuvo que tomar un arma de asalto cargada con balines y adentrarse a una construcción vacía en plena oscuridad. Sus sentidos se agudizaron y su pulso se volvió firme para no fallar en ningún tiro.

Recordó con exactitud cada una de las enseñanzas de Lilith y de sus consejos que podrían aplicarse en la situación. Romanov la alentó antes de que comenzara la prueba, asegurando que todo saldría bien porque era lo suficientemente competente para superar cualquier cosa que le pusieran enfrente. Respiro hondo y calmó su pánico, tal y como se lo enseñó Lilith, procedió cautelosamente despejando pasillo a pasillo, asegurándose de que no hubieran sorpresas.

Las luces comenzaron a parpadear y los sonidos intensamente confusos imperaron el ambiente, creando una sensación de intranquilidad dentro de ella. Con los sentidos confundidos afectados por las reacciones del escenario que no podía controlar, siguió avanzando buscando con la mirada a sus oponentes, quienes aprovecharon para salir de sus escondites y comenzar con una lluvia de disparos que afortunadamente logró corresponder mientras se cubría detrás de una pared.

Los balines de su arma hicieron sonar las alarmas que invalidaban a sus oponentes cuando hicieron contacto con los chalecos. Aysel sintió un ardor proveniente de su brazo, revisó la zona encontrando una pequeña herida producto de haber recibido un disparo en su práctica.

Le sorprendió que la complejidad de la prueba no hubiera sido mucha, sin embargo, lo entendía ya qué Romanov le explicó lo que vio al visitar el campo de entrenamiento días atrás. Si bien, eso instauró una mejor confianza en ella, seguía nerviosa por la posibilidad de fallar.

Dejó el arma sobre la mesa cuando salió del circuito y se le permitió beber un poco de agua. A los pocos minutos se le unió Lilith.

—Lo siguiente va a ser lo más difícil —le susurró—. Puede haber una trampa, así que ten mucho cuidado.

Aysel asintió en silencio y suspiró para liberar la tensión en su cuerpo. Acomodó su pelo con una mano y fue al cuadrilátero después de ponerse los guantes de artes marciales mixtas que le entregó Lilith. Nadie la esperaba sobre la lona o al menos eso creyó cuando un joven de 17 años subió dispuesto a enfrentársele. Volteó a ver a Lilith, al ver sus ojos comprendió que no tenía opción. Era algo que ninguna podía cambiar.

Se puso en posición, ambos oponentes comenzaron a asecharse de frente, calculando cada movimiento que haría el otro. Ferrara no tuvo la iniciativa de atacar, pero el joven sí. Dirigió un golpe directo a su rostro, el cual esquivó, luego a algunos cuantos, a su torso y piernas con el objetivo de derribarla, pero Aysel esquivó o recibió los golpes sin dar ni uno solo.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora