Capítulo 25: Mentiras Hechas Polvo

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10 de Noviembre de 2020 6:40 pm, Ciudad de México.

Marco Ferrara Ávila.

El calor de su café se desvaneció al pasar el tiempo sentado en el sofá de Aysel, con esa sensación helada en el ambiente que de igual manera era algo atemorizante para él, pues su ritmo cardiaco se sentía muy presente y su cuerpo tuvo pequeños escalofríos constantes durante toda la conversación que tuvo con su hermana. Ante sus ojos, Aysel ya no era su hermana pequeña a la cual Marco se esforzaba en defender frente a su padre, ahora era una mujer adulta que tuvo el valor de hacer lo que ni siquiera Leonardo pudo, cuidar y salvar a su familia.

Sus manos temblaban, Ferrara esperaba un comentario de su parte que Marco no sabía poner en palabras. El hombre la miró ahí, sentada a unos centímetros de él, temblando con una expresión calmada en el rostro, aunque su lenguaje corporal demostrara todo lo contrario.

No podía imaginarse a su hermana haciendo las cosas moralmente incorrectas a su juicio, que Aysel dijo haber hecho, pero sabía que ella podía cumplir perfectamente con las tareas que le encomendaron, sin importar que eso implicara llevarse a sí misma a sus límites físicos y mentales. Marco sintió alivio al escuchar que Lilith estuvo cerca de ella apoyándola y cuidándola durante un buen tiempo, además de que descubrió que ellas tuvieron una relación antes de que todo pasara.

Leonardo quedó como un irresponsable egoísta a los ojos de Marco, quien ahora pensaba que su padre era un mentiroso que no le importaba nada más que el dinero y él mismo, pues su familia le importó poco cuando se involucró en negocios ilegales y cuando le fue infiel a Ana María. Marco consideró que no estaba en la posición de juzgarlo, sin embargo, le era imposible no sentir rabia al conocer a través de las vivencias de su hermana, el verdadero rostro de su padre.

—¿Le diremos a mamá? —preguntó Marco.

—No es nuestra responsabilidad —contestó Aysel—. Ella tendrá que darse cuenta por sí misma.

—¿Entonces vamos a dejar que nuestro padre le siga viendo la cara? —reclamó Marco con el ceño fruncido.

—No quise decir eso, me refería a que ella tiene que darse cuenta sin que nosotros le digamos —explicó Aysel—. Y ya sé cómo hacerlo.

—¿Qué es lo que planeas? —cuestionó con interés.

—Reunir a mi papá, mi mamá y su amante en un mismo lugar, así Leonardo se evidenciará solo —respondió tranquila—. Déjamelo a mí, me haré cargo.

Escuchó las últimas palabras de Aysel y volvieron a estar en silencio sin saber exactamente qué decir. A pesar de que Ferrara se convirtió en una criminal para cuidar de su familia y de ella misma, seguía siendo su hermana, seguía siendo la chica con la que creció durante toda su vida y eso nada podría cambiarlo. Marco se levantó de su sitio y se paró ante ella.

—¿Qué? —preguntó Aysel cuando él se le quedó mirando fijamente.

—Déjame darte un abrazo.

Ferrara se levantó y abrazó a su hermano con fuerza, sintiendo su protección fraternal y su cariño que no había cambiado a pesar de conocer las circunstancias en las que se encontraba. Él la envolvió en ese apoyo incondicional que Aysel necesitó y necesitaba en los tiempos difíciles.

—No importa lo que seas y lo que hagas con tu vida, siempre vas a hacer mi pequeña hermanita —susurró el chico en voz baja.

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11 de Noviembre de 2020 5:40 pm, Ciudad de México.

Carina Robbins.

La pelirroja alternaba su vista de los movimientos de su amigo a Dmitry quien lo estaba tatuando en la zona del brazo, dibujando con exactitud en su piel mariposas medianas cuyo colorido era llamativo, además de que parecían seguir a la que estaba al inicio de su hombro. El diseño era completamente original y cada una de las cinco mariposas representaba a alguien importante en la vida de Julio. Ocultas en el diseño, estaban las iniciales de las personas que representaban cada mariposa.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora