SOUFFRANCE | Primer Libro

Capítulo 26: Susurros de Medianoche

18 de Noviembre de 2020 11:05 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

Salió del edificio después de intentar por más de una hora reconciliarse con Morel. Ya estaba cansada de las peleas, de tener que soportar todo y de igual manera de buscar una comprensión que no recibía. Elena permanecía distante, juzgando todo lo que salía de sus labios y cada una de sus acciones que, si bien sí era consciente de la mayoría, había algunas otras sobre las que no lo era. Harta de las discusiones se marchó, subió a su auto y comenzó a conducir sin un rumbo fijo.

Encendió la radio para no estar en silencio con los pensamientos que no paraban de acosarla, haciéndola sentir culpable hasta por sentirse mal y no poder controlar eso. Aysel se sentía frustrada y encadenada, Morel lo sabía, pues Ferrara quería terminar en ese momento con ella, pero Elena se negó y eso hizo que la discusión escalara a los gritos de su parte.

Circles de Post Malone sonaba en el interior del auto. Aysel mantuvo una de sus manos en el volante, mientras que con la otra revisó su teléfono cuando escuchó la notificación de un nuevo mensaje. Lorena lo mandó para que se reunieran con el equipo en poco tiempo, pues tenían algo pendiente que hacer. Aysel cambió el rumbo sin sentido que llevaba y manejó en dirección a la casa de Lilith para pasar a recogerla y llevarla al punto de reunión donde se verían, sin embargo, cuando llegó, Lilith no estaba.

En su lugar, estaba Dmitry quien salía con las correas de Boris y Honey para llevarlos a pasear. El rubio la saludó amablemente y le dijo que Romanov estaba fuera de la ciudad y que no tenía comunicación con ella, ya que se encontraba en una misión individual, Ferrara le avisó a su equipo y ellos decidieron que era mejor programar todo para otro día porque la jefa de unidad no estaba. Aysel les dio la razón porque lo que menos quería era llenar su cabeza con trabajo después de haber tenido un día así de agitado.

Kozlov le dio la correa de Honey y ambos caminaron por los alrededores paseando a los perros mientras conversaban, Dmitry supo escuchar cuando ella se desahogó con él acerca de cómo se sentía, contó lo que pasó el día anterior y como su relación estaba en un ciclo sin fin que involucraba una pelea, después una reconciliación y finalmente otra pelea. A los ojos del chico ruso, Aysel era o muy paciente o muy tonta, porque sabía que sufría, pero se mantenía en esa situación.

La comprendió mejor cuando explicó cómo comenzó su relación, con muchas personas diciéndole que se vería bien con Elena y que valía la pena intentarlo si Morel estaba dispuesta a aceptar las dificultades que Aysel tenía al relacionarse, sin embargo, contrario a lo que casi todos percibían, su relación era infeliz.

—¿No crees que te dejaste llevar por lo que los demás decían y creían que era bueno para ti? —habló Dmitry cuando se sentaron en una banca de un parque cercano—. Como yo lo veo, te convenciste de que tenía que funcionar con ella y te sentiste obligada a seguir intentándolo cuando Elena aceptó sus responsabilidades y consecuencias de lo que conlleva estar contigo, pero, tú aceptaste también los efectos, pero ella no demuestra empatía por ti.

Aysel se quedó inerte al escuchar las palabras tan precisas de su amigo, como si él supiera exactamente qué decir y cómo decirlo con las palabras que estaban bloqueadas en su mente, aunque supiera que ahí estaban.

—Toda relación va a un lado, siempre hay que tener una dirección si se quiere llegar lejos. ¿A dónde va tu relación con ella? ¿A una vida complaciendo lo que quieren los demás por la sensación de que tienes una obligación con ellos por hacerse cargo de las consecuencias que te involucran? —habló Kozlov—. ¿Crees que puedas soportar hacer esto mucho más tiempo?

—No —contestó—. Ya no puedo hacerlo. Ya no funciona para mí. Fue una relación que desde el inicio estaba destinada a fallar. Y sólo empeoré las cosas cuando me convencí de que podía enamorarme de ella.