[ 42. Los desaparecidos ]

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Cap. 42

Fred

Violet es esa persona que mamá solía decir que algún día llegaría a mi vida. Siempre va a serlo. Aunque ahora estemos tan destruidos y no seamos capaces de hablarnos, siempre voy a estar pensando en ella, aunque quisiera que todo dejara de tener su nombre.

Ya ha pasado mucho tiempo desde que le pedí matrimonio y terminamos la relación. Se que fui un total idiota, nunca había sido de esa forma con ella, no se que pasaba conmigo. Me equivoqué al pedirle matrimonio, debí saber que no aceptaría porque ella tiene tantas cosas en mente para hacer que no tendría tiempo para una boda.

"Fred, sabes que te amo, pero no creo que sea el mejor momento..."

Siempre estaré dispuesto a tener una vida con ella, así tenga que esperar una década, un siglo, incluso tres vidas, porque sé que Vio es la persona correcta.

Todavía tengo el anillo, está dentro de la caja, pero no sé exactamente en donde lo dejé, antes lo llevaba en los bolsillos, como si la fuera a ver y cambiara toda su respuesta. También tengo la sudadera roja que tanto le gustaba a ella, con la que se veía mejor que yo.

Hace poco leí su artículo de nuevo, no tuvo miedo de los riesgos que podría provocar publicarlo. Ella es muy valiente y sincera, el Profeta hubiera sido increíblemente estúpido si la sacaban.

Después de que George se fue a la misión con Violet, bajé a abrir la tienda. Los clientes a veces eran pocos, porque ya nadie quería salir. Pero los pocos que venían compraban productos que tenían buen precio, y eso me alegraba de cierta forma porque George y yo nos hacíamos más ricos.

Después de que un hombre tomara los productos, fue a la caja y le empecé a cobrar, bombas explosivas, pastillas vomitiva, dulces, y cosas para cumpleaños.

Cuando pase el último producto se escuchó la campana de la tienda. No volteé a mirar.

– Son 10 galeones y un sickle – el hombre comenzó a buscar en su cartera, levante mi vista a la persona que había entrado.

Era una chica, con un suéter grande, y su cabello era rojizo casi marrón, con unos libros en los brazos.

Muy parecida a Vio.

Basta Fred, ella está en una misión.

– ¿Vas a tomar el dinero? - dijo el hombre y le quite atención a la chica.

– Si, lo siento. Gracias por la compra en sortilegios Weasley, tenga un buen día.

El hombre se fue de la tienda y volví a mirarla de espaldas. Después vino a pagar.

– 10 galeones.

Su rostro era completamente distinto.

– ¿La tienda es toda tuya? – preguntó con un tono tranquilo.

– No, también es de mi gemelo.

– Claro. Debo felicitarlos, es una gran tienda, de las mejores en el callejón Diagon.

– Gracias, eres muy amable.

– ¿Cuál es tu nombre?

– Frederick Weasley – dije guardando los productos en las bolsas de la tienda, sin mirarlo de nuevo.

– Gracias, Fred. – tomó la bolsa y luego se dio la vuelta para irse.

– ¡Gracias por comprar!

°°°

El reloj que estaba en mi pared no dejaba de sonar y estaba muy desesperado para que se callara, lo silencie con un hechizo y volví a acomodarme en la cama. Estaba muy aburrido, no me gustaba mucho leer pero podía intentarlo. Busqué en los cajones, tenía un libro de recetas de cocina que olvidé que había comprado hace mucho tiempo y un libro que Ginny me había prestado.

Quédate... Te Quiero || Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora