[ 40. Una copa de vino]

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Cap. 40

El inicio de octubre se sintió diferente, todos los días eran nublados y fríos, en la ventana de la sala de estar veía todas las mañanas como las hojas del árbol de enfrente caían hasta que se convertía en nada. Afuera había un caos y adentro también.

Toda la mañana y parte de la tarde del jueves después de publicar el artículo, el teléfono fijo que acababa de instalar con Fred no paró de sonar a causa de Remus y otras personas de Hogwarts que decían que ese artículo sería el inicio y fin de mi carrera. Pero la cantidad de llamadas no era comparada con la cantidad de cartas que traía mi búho por parte de la orden. Sin duda podría causar otra guerra mágica en cualquier momento. Eso dijo Fred.

Después de colgar la doceava llamada, Fred cruzó el umbral de la puerta de la cocina con una taza en la mano y se cargó ahí mientras me veía lidiar con el nuevo teléfono. Acaba de despertar, así que su pelo rojo brillante era un caos al igual que todo él. Me estaba acostumbrando a verlo todas las mañanas y nuestra rutina trataba de despertar, correr a lavarnos los dientes juntos e ir a la cama de nuevo para pretender que acabamos de despertar y besarnos, igual teníamos que ajustar el tiempo porque siempre terminaba saliendo tarde de la casa para trabajar.

Todo el tiempo teníamos la incertidumbre de la guerra al igual que todos e iniciar mi vida de adulto resultaba a veces caótica y vacía, pero de alguna forma, el estar con él en ese momento de la mañana me hacía pensar que valía la pena.

- Te ves estresada - dijo él y luego tomó un poco del café de su taza.

- Van doce llamadas en lo que lleva de la mañana ¡DOCE!

- Bueno, no es tan malo, supongo que van a ser más después, pero no te preocupes. Lo estas haciendo genial. - dijo y se lanzó hacia a mi para abrazarme

- Eso espero - conteste casi igual de entusiasta que él.

- Qué te parece si preparamos una cena, para festejar que publicaste el artículo.

- ¿Un artículo que todos odian?

- No es tan malo.

- Fred, hoy no puedo, tengo mucho que hacer en el profeta

- ¿Mañana?

- Tenemos que estar en la orden temprano, debemos tener nuevas noticias

- Bueno tal vez lo que resta del fin de semana

- Por ahora no podemos, Fred. Seguimos en guerra y no nos podemos distraer más de lo que lo hacemos ahora.

- El jueves de la siguiente semana - dijo con esa mirada que hacía todo el tiempo esperando a que hiciera lo que él quería. Todos pensaría que era tierno y después de tanto verla, era cansado, pero a mi solo me daba risa.

- De acuerdo - acepté y él gritó de alegría.

- No podemos reservar, prefiero que sea aquí la cena, le pediré a George que me ayude y todo.

- Lúcete - dije y le di una palmadita para irme después

El resto del día en la pequeña oficina en la que estaba en el profeta también resultó un desastre, con miles de libros flotando a los lados, varías plumas con tinta escribiendo sin parar y chorros de tinta en hojas tiradas, personas entrando y saliendo con nueva información pero nada que pudiera aportar algo bueno. De alguna forma el trabajar y escribir todo el tiempo en esto era lo que me gustaba y resultaba bueno que todo saliera relativamente bien cuando apenas cumpli 18.

Cuando llegué a casa Fred no estaba y supuse que había sido un día pesado en la tienda o en el radio, no sabía dónde estaría hoy, así que busque mensajes en el teléfono.

Quédate... Te Quiero || Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora