[ 44. Ojos oceánicos ]

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Cap 44. 

Las semanas siguientes, Fleur y Bill nos dieron hospedaje, su casa era acogedora y tuvimos un momento de descanso. Harry, Ron y Hermione tenían un plan en el que yo los había ayudado preparando poción multijugos. Hermione sabía que algo no estaba bien conmigo. Estábamos dando toques finales a la poción cuando decidió preguntarme.

—¿Qué sucede, Violet? No te he visto bien, y comprendo que sea por la guerra, pero se que algo pasó con Fred porque cada vez que se ven sus miradas son distintas.

—Ammm, no le he contado a nadie aparte de Cedric y mas o menos a Remus. Es una historia larga, pero Fred y yo terminamos la relación porque... él me pidió que me casara con él—dije intentando sonar normal, pero era claro que esa herida aún no sanaba. Hermione me miro sorprendida—y le dije que no, pero no porque no lo amara, si no porque tengo otras cosas en mi cabeza, y el también. Después, fui a la fiesta de Cedric porque me sentía muy mal y necesitaba hablar con alguien y tu no estabas, y... ¡dios mío! Bese a Blaise. Ya se, soy una tonta no se porqué lo hice.

—Oye, no es tu culpa, solo fue algo que pasó, no estabas en tu mejor estado, pronto estaremos bien todos, y posiblemente en un futuro Fred y tu estén bien y las cosas vuelvan a como lo eran.

La puerta se abrió, era Harry y Ron.

—¿Estas lista?—preguntó Ron y ella asintió.

—Buena suerte. Tengan cuidado por favor —les dije y ellos dejaron la habitación.

—Vas a estar bien. ¿Por qué no hablas con él? No necesariamente del tema, solo una plática normal, como cualquier otra, como si eso no hubiera sucedido.

Le di una sonrisa, ella la devolvió y después se fue. Me quede en la habitación acompañada de la luz solar de la tarde.me recargué en la pared y respire hondo. Quizás hablar con Fred alivianaría las cosas, y haría que estar juntos en un mismo lugar fuera menos pesado y tenso. Hace mucho no hablamos y había tanto que contar. Me levanté y miré a la ventana. Él estaba sentado en la arena, frente al mar, mojando sus manos, con los rayos de sol hacia su piel.

Salí de la casa, tomé valentía y me senté junto a él.

Fred

—Hace mucho no tenemos una conversación — la linda voz de Vio me hizo voltear a mi derecha. Estaba sentada junto a mi con un vestido largo blanco, con mangas que parecían tener aire que cubrían sus brazos.

—Lindo vestido—le dije. Ella lo miró y luego sonrió. Podría verla sonreír todo el tiempo y no cansarme de ello.

—Fleur me lo regaló, dijo que ya no le gustaba y que se vería mejor en mi. — su voz se combinaba con las olas del mar y las aves que volaban alrededor.

—Bueno, no mintió.

Vio bajo su rostro conteniendo una risa, como cuando algo la hace tímida, cuando le dan un cumplido y le encanta.

—Gracias, creo—dijo—Supongo que tu historia de héroe es más interesante que la de un vestido.

—Recibí ayuda, tampoco es la gran cosa.

—¿Ayuda de quién?

—Blaise Zabini, el insoportable Zabini, el tonto Blaise—Vio se rió.

—¿Qué no lo detestabas?

—Era mi única forma de entrar a la mansión Malfoy. No quería ayudarme pero le dije que era para ti y no dudo en hacerlo. ¿Puedes creer el poder que tienes sobre nosotros? Ese idiota podría matar a alguien si se lo pidieras.

—Jamás le pediría a nadie matar a alguien más. Zabini siempre esperó a que lo perdonara, pero es estúpido, es decir, yo tenía catorce y él trece, al final me engañó con una chica ¿Hufflepuff? ¿Ravenclaw? ¿Tal vez Gryffindor o Slytherin?—Los dos reímos—No puedo creer que ya hayan pasado casi cinco años y aún recuerde todo. Yo apenas y tengo vagos recuerdos—lo dijo riéndose, tomándolo como un recuerdo viejo de más de diez años.

—Él es aún un niño.

—En unos meses tiene dieciocho, ¿qué puedes hacer a los dieciocho? Yo solo leo libros viejos que Remus guarda en su pequeño librero y que mantiene en la ventana de la sala, escribía en el Profeta, escapé a un bosque a una cabaña muggle y fui secuestrada por mortífagos meses después.

No podía imaginar cómo pasaba esos días en la mansión Malfoy, estaba claro que ellos no eran buenas personas, y eso hacía que yo me sintiera preocupado por ella. No quera que le hicieran daño.

—A mis dieciocho me salí de la escuela, abrí una tienda de bromas con mi gemelo, entré a la orden del fénix, ¿qué más?

No recuerdo qué más hice, y no creí que la parte más linda fuera apropiada mencionar ahora.

—Y pasaba casi todos los días de verano e invierno con alguien.

Violet me miró, me giré a verla a los ojos, el sol alumbraba sus ojos avellana y su cabello marrón casi rojizo.

—Esa era la parte más bonita de todas—dije.

—Sí, sí lo era.

—Todo termina en algún momento.

—Algunos somos afortunados de ser un punto y seguido en este momento, mientras que otros llegaron a ser el punto final de la historia.

Quería que se recostara en mis piernas, mientras yo acariciaba su cabello, su cuerpo se relajaba y sus ojos se cerraban lentamente. Quería contemplar esta imagen de la puesta del sol sobre nosotros y el mar por el resto de mi vida . Quería que fuéramos dos puntos y seguido.

—Siempre he pensado que deberías escribir algún libro de poemas.

—Te dije en el bosque que no me considero una poeta.

—Tus palabras son lindas.

—Consideraré el cumplido, Fred—se detuvo—Freddy.

Entonces vino una ola más intensas a las anteriores que mojaron el final de su vestido.

—Quizás algún día veas un libro que tenga el nombre Violet L. Potter.

—Estoy seguro que lo encontraré.

Ninguno de los dos dijo nada, solo el sonido del mar y las gaviotas. Vio estaba distraída mirando la vista, bajé mis ojos y vi nuestros dedos meñiques cerca, casi tocándose. Hice un pequeño movimiento y puse mi meñique sobre el de ella, Vio no se dio cuenta de lo que hice, o tal vez si, pero fue buena simulando lo contrario.

—Se siente bien. ¿Puedes sentir el aire fresco? ¿La brisa? ¿Los pocos rayos del sol? —dijo levantando la voz ante el sonido de las olas.—asentí con la cabeza.

—Se siente bien esta tarde contigo.

—Muchas gracias, Freddy.

—De nada, Vio.

—Entonces—se levantó de la arena y me extendió su mano, el viento movía su cabello y su vestido hacia los lados de una forma que hcia todo en ella se viera hermoso. Su ojos, que brillaban más que estrellas, sus mejillas y labios colorados de un rojo tenue, sus manos delicadas y suaves —¿Quieres nadar en el mar antes del tsunami?

Le di una sonrisa, tomé su mano, me levanté y ella me llevó dentro del mar, dejando nuestras huellas marcadas en la arena que nadie podía deshacer más que el mar.

Quédate... Te Quiero || Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora