[ 13. Amortentia ]

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Cap. 13 

La noche anterior había sido una locura, le negué todo a Angelina porque hablar de Fred no era lo mejor, aunque insistía en que Fred tenía sentimientos hacia mi.

Sentía demasiadas emociones porque Fred es mi amigo y lo quiero demasiado, y si él está enamorado de Angelina, el que termine no le haría bien, sin embargo, el hecho de que Angelina me dijera que Fred estaba enamorado de mí me provocaba cierta emoción.

Era el último día de la semana y mi último día de castigo, me dirigí a la oficina de Umbridge y subí las escaleras sin ganas, cuando llegué toqué la puerta, pero solo escuché que algo se cayó al piso adentro y sin recibir respuesta alguna volví un tocar.

- ¿Hola?

Como respuesta se escucharon unos susurros y apenas se distinguía lo que decían "Es Vio" "No, no creo que sea" "¿Abrimos?" "Umbridge nos va a ver" "Ya déjala entrar". Al escuchar esas frases, supe de inmediato que eran los gemelos y abrí la puerta haciendo que los dos saltaran del susto. George tenía agarrada la taza de té de Umbridge y Fred tenía en las manos algo parecido a dulces, los dos miraron al mismo tiempo.

- ¿Qué hacen? - pregunté.

- ¡Cierra la puerta! - expresó George y cerré la puerta detrás de mí.

- Esto es por todo lo que te ha hecho - dijo Fred aventando las pastillas al té, una pequeña burbuja se escuchó explotar de la taza. George dejó la taza en el escritorio y se fueron no sin antes desordenar mi cabello al mismo tiempo.

Me quedé quieta unos segundos pensando en lo que podía pasar mientras ellos se alejaban de la puerta. Espere a que llegara Umbridge, estar en esa habitación era demasiado incómodo porque los gatos colgados en las paredes parecían que me observaban todo el tiempo, me asomé a la taza y me di cuenta que la pastilla ya se había disuelto, en ese momento Umbridge entró a la oficina.

- Hola querida. ¿Ya habrás aprendido tu lección? - dijo y tomó su taza, la miré con disgusto - ¿Pasa algo? - negué con la cabeza - Entonces empieza - dijo y le tomó un gran trago a la taza.

Después de un rato se veía demasiado acalorada, abrió las ventanas y su abanico revoloteaba lado a lado 

- Hace demasiado calor aquí adentro - tenía las mejillas rojas - ¡Por Merlín, estoy hirviendo! - la señora estaba como loca, y yo me estaba aguantando mis ganas de reír, solo veía cómo corría de un lado a otro.

- Tal vez deba ir a la enfermería - aconsejé fingiendo estar preocupada.

- ¡Tú quédate ahí! - dijo enojada y abrió la puerta de la oficina, en ese momento los gemelos cayeron. - ¡Ustedes dos, fueron ustedes dos! ¡Y tú fuiste su cómplice! - dijo señalándome con su dedo, no se podía diferenciar si estaba roja por lo enojada o por la fiebre que le había causado el té.

- ¡Violet corre! - dijo Fred tomándome de la mano para correr detrás de ellos mientras la profesora nos perseguía.

George, Fred y yo corriamos lo más rápido que podíamos por los pasillos, evitando que Umbridge nos alcanzara. La adrenalina se apoderaba de nuestros cuerpos, el aire fresco nos pegaba en el rostro,mi cabello se oleaba hacia atrás y casi nos cansabamos. Todo mientras los tres reíamos al mismo tiempo y Fred y yo estábamos tomados de la mano, lo cuál provocaba que mi corazón se acelerara aún más.

Corrimos hasta estar seguros que Umbridge ya no nos perseguía, pero McGonagall nos encontró en uno de los pasillos y los tres nos detuvimos con la respiración agitada.

- ¿Ustedes no deberían estar en clase? - los tres abrimos los ojos al ver que Umbridge estaba detrás de ella y casi escapábamos de nuevo.

- Van a ser castigados el resto de sus vidas - dijo Umbridge con su aguda e irritante voz. La profesora McGonagall se giró a ver a Umbridge y se escuchó como si evitara sacar una risita.

Quédate... Te Quiero || Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora