[ Epílogo ]

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Epílogo.

19 años después.

—Profesora, ¿Qué tan peligrosa es esta poción?—preguntó James a Violet curioso con su brazo levantado.

—No es tan peligrosa, pero no es muy divertido usarla con personas, ya que pueden ser tan pequeñas como hadas—James sonreía, como teniendo un plan—Por lo tanto, no puedes usarla en Albus, ni en él ni en ninguna otra persona.

Violet pasó entre los lugares de los alumnos, revisando sus calderos y que sus pociones estuvieran en buen estado.

—Aparte si quisieras usarla en Albus o en alguien más primero tiene que estar bien elaborada y eso no se ve muy bien—James miró el caldero con su poción color azul—Si la poción tiene un color que no sea verde entonces algo anda mal. Puedes probar agregando más higo seco.

—Yo tengo higo seco—dijo amablemente un compañero de Ravenclaw, que hacía equipo con su mejor amiga de la misma casa. Ella no volteaba a ver a James, pues no eran muy buenos el uno con el otro—¿Quieres un poco?

—Si no le molesta a Emily—dijo mirándola, haciendo énfasis—claro que los acepto—le respondió James sonriendo.

—Pero claro que no le molesta, ¿verdad, Milly?—Milly alzó sus brazos, mientras revolvía su poción apunto de tener el color perfecto.

—Gracias, que amable eres. —James tomó el higo seco con cuidado de no romperlos.—Espero no le haya molestado a Emily—dijo casi gritando, y al notar que Emily no le hacia caso volvió a su caldero.

Violet a lo lejos se veía a ella misma a los trece años preparando la misma poción. Miró su reloj, faltaban pocos minutos para que la clase terminara y para que la cena comenzara.

—Se acaba el tiempo de clase. Antes de que se vayan, tengo que dar dos anuncios. Pueden ir recogiendo sus cosas y dejar sus calderos allí.—dijo y todos los niños comenzaron a guardar sus cosas en sus mochilas—La siguiente semana tendrán un examen—los alumnos la miraron preocupados—No es un exámen difícil, si es que pusieron atención a sus clases de pociones el curso anterior. Y la profesora McGonagall, como saben, está en enfermería con Madame Pomfrey, ya saben, un resfriado; y me pidió que me dieran sus permisos para Hogsmeade firmados.

—¡Por fin!—dijo James emocionado—Mi papá me contó sobre la tienda de dulces y la cerveza de mantequilla.

—No beban mucha cerveza de mantequilla. Cuando tenía dieciséis mis amigos bebieron demasiada y al día siguiente vomitaron. —los alumnos hicieron un rostro de desagrado, diciendo "agh" al unísono, mientras que Violet reía—Muy bien, ya pueden irse.

Los alumnos salieron del salón, y como era costumbre, Violet los acompañó a la puerta, en los pasillos James y su primo Fred estaban jugando con objetos de bromas. La memoria de Violet aún no estaba borrada. Tenía muchos recuerdos que eran difíciles de borrar, y más cuando muchas cosas en el presente se parecían al pasado. Eran como déjá vu.

Cerró la puerta del salón y se sentó en el escritorio. Encendió la radio y un par de versos de una canción la obligó a abrir aquel diario celeste después de muchos años.

"Diciembre 25, 2002.

Querido Diario...

Estaba terminando de preparar la cena navideña. Los últimos años hemos dejado que la magia escoja la casa donde pasaremos la noche, y este año ha sido mi turno.

Luego de meter el pavo al horno, me quité los guantes y subí el volumen de la radio, y entonces comenzó a sonar una canción.

Never thought that you would be

Quédate... Te Quiero || Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora