Cuando al fin me quedé sola en el despacho volví a coger mi móvil y comprobé que no hacía nada, lo dejé a un lado y llamé a Ari, que rápidamente entró al despacho.
- ¿Todo bien? - me preguntó con cara de preocupación.
- Si tranquila. Necesito que llames a nuestro proveedor de telefonía y que te mande urgente un terminal para mí, el mismo modelo. Una vez llegué avisas a Flavio para que instale los anti virus y demás sistemas necesarios.- le pedí y ella asintió tras apuntarlo todo.
Me puse a trabajar, temiendo la llamada que tendría que hacer a mi padre para contarle lo nuevo, sabía que esa llamada tendría consecuencias, así que decidí no hacerla hasta tener mi nuevo móvil.
No sé cuánto tiempo pasó cuando Anajú apareció con dos cafés, se sentó en frente de mí tras dejar una de las tazas delante mía. Me miró y alzó una ceja a modo de pregunta silenciosa.
- ¿Qué? - le espeté sin saber que quería.
- ¿Puedo saber porque has mentido antes a Carlos? ¿Dónde has pasado la noche? Y ¿Con quién?- terminó de formular con una sonrisa pícara.
- No te montes películas Anajú. Te digo lo mismo que a Carlos, si hubieras tenido el móvil operativo no tendría que haber dormido fuera de mi casa.- respondí seca y con algo de mal genio.
- Sami ya te he pedido perdón antes, no tenía cobertura. Además tenía a un chico rubio encima haciéndome diabluras.- me contestó cerrando los ojos y poniendo una expresión de placer que provocó mi risa.
- ¡Eres lo peor! - exclamé entre risas.
- Pero me amas.- contestó mi amiga con una sonrisa sincera.
- Bueno Sam cuéntame que pasó anoche.
- Pues lo que te he dicho esta mañana, el pobre Flavio se le veía preocupado tras llamaros y no contestar me ofreció su casa, porque no tenía una tarjeta que dejarme.- le expliqué rápidamente.
- ¿Cómo que no tiene tarjeta?- preguntó asombrada Anajú.
- Es una historia larga, la verdad que el muchacho tiene una historia detrás bastante dura y creo que no me corresponde a mi contártela. Lo que si te voy a contar es que vive con su hermana mayor que es ingeniera industrial y busca trabajo, me gustaría que hablaras con alguno de nuestros clientes del sector para echarle una mano, se llama Beatriz.- le pedí y Anajú asintió encantada.
- ¿Y con Flavio que tal? - volvió a insistir con la misma sonrisilla pícara.
- Eres muy pesada, ya te lo he dicho bien, además me contó su historia y la verdad que me dejó algo angustiada, pero de lo que tú insinúas no hay nada, así que no insistas.- le pedí y ella se encogió de hombros.
- Por cierto, cuéntame tu noche, que no sé nada. - le pedí para romper el silencio incómodo instalado entre las dos.
- La verdad que Huguito se lo montó bien anoche, me llevó a cenar a un sitio muy bonito, sencillo y por la carta sé que no era caro, pero era adorable. Después me llevó a un antro que nunca en mi sano juicio hubiera entrado, pero al entrar me encantó, había música flamenca en directo, ya te digo una maravilla. Y como sabes la noche la terminamos juntos.
- ¿En su casa o en la tuya?
- En la suya, quería conocer donde vive y ver como es de ordenado. Ya me conoces. - dijo riendo y yo empecé a reírme también con ganas.
En ese momento la puerta se abrió y Ari entró con Flavio detrás con gesto serio, ambas nos miramos y paramos de reír.
- Samantha ya esta aquí el nuevo móvil y Flavio para ponerlo en funcionamiento. - explicó y tras eso se marchó dejando el móvil en manos del moreno.
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Sobran las palabras
FanfictionElla abogada de éxito, con una familia adinerada y bien posicionada. Él luchando por salir adelante en una vida que no se lo ha puesto fácil. Ambos coincidirán en un momento importante de sus vidas, se entenderán o la diferencia de clases marcará su...