Colgué la llamada con Mai y salí de mi despacho, pasé por el de Roberto que estaba con Pancho reunido, ellos al verme se quedaron callados.
- Has hablado con Flavio. ¿Qué Tal? - me preguntó el moreno ahora más calmado.
- Ha ido muy mal, pero esto lo pienso arreglar, aunque tenga que dejar mi puesto para que él se quede. - le respondí con seguridad.
Tras esto me despedí de ellos explicándoles por encima a donde iba y ambos asintieron con seriedad.
Salí a la calle y me encaminé al bar donde me esperaba Mai, el bar donde había pasado tanto tiempo y había vivido tantas cosas, deseaba que no hubiera cambiado nada. Cuando entré me encontré con caras nuevas tras la barra y entre las mesas, al único que pude reconocer fue a Marcos que se me quedó mirando.
- Buenas tardes Marcos venía buscando a Mai. - saludé al chico cuando ya estaba cerca de la barra.
- Hola Samantha cuanto tiempo. Están allí. - me respondió de modo amable señalando hacia un rincón que no se veía desde la entrada.
En ese momento se asomó Hugo, había escuchado mi voz y a Marcos nombrarme, su cara era seria y no dijo nada, simplemente me miró y volvió a entrar a la cocina. Yo me dirigí a la zona señalada y desde lejos vi que Mai no estaba sola, la acompañaban Anajú y Eva, cosa que me sorprendió pues no sabía que la gallega estuviera en Madrid ni que las tres fueran tan buenas amigas.
Fue Mai la que se levantó y vino a buscarme al verme parada a mitad de camino. Me dio un abrazo y cogiéndome del brazo nos dirigió hasta la mesa. Eva se levantó y también me abrazó dejando un beso en mi mejilla.
- ¡Qué guapa estas Sam! - me dijo con una amplia sonrisa.
Anajú miró la escena sin decir nada. Así que cuando tomé asiento frente a ella la saludé de forma amable.
- Hola Anajú.
- Hola Sam, cuanto tiempo. Veo que al menos te acuerdas de mi nombre. - me replicó ella con ironía.
- Cuéntanos Sam, que problema tienes. - me preguntó Mai rompiendo el momento incómodo entre nosotras.
Tomé aire intentando aguantar el chaparrón y empecé a explicarles lo ocurrido en la reunión de Pancho con el moreno y mi posterior intento fallido de hablar con Flavio para arreglarlo.
- Después de todo este tiempo sin saber nada de ti es normal que no quiera hablar contigo, le hiciste mucho daño con tu marcha. Y no sólo a él. - dijo Anajú visiblemente dolida, tras escuchar el relato.
- Anajú, tú mejor que nadie sabes lo que me hizo pasar mi padre. Tuve que irme de esa manera para que nadie sufriera por mí. Amenazó a todos los que me importaban. - le recordé molesta por su actitud.
- Si Sam sé todo lo que pasaste, pero podrías haber llamado hace mucho y dejarnos tranquilas, sobre todo a Flavio que no ha parado de buscarte todo este tiempo. - me contestó y en ese momento me sentí desarmada.
- Pasaron cosas que me impidieron hacerlo. - intenté explicarles con un hilo de voz y un nudo en la garganta.
- Espero que en otro momento nos puedas explicar eso que te impidió llamarnos antes. Ahora vamos a centrarnos en no dejar que Flavio tire su carrera a la basura. - terció Maialen para evitar que siguieran volando los reproches.
- Voy a llamarlo. - dijo Anajú levantándose de la mesa.
El resto nos quedamos en un silencio incómodo, yo bajé mi mirada pues quería evitar cualquier pregunta de mis acompañantes. Cuando volvió Anajú su cara era sería.
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Sobran las palabras
FanfictionElla abogada de éxito, con una familia adinerada y bien posicionada. Él luchando por salir adelante en una vida que no se lo ha puesto fácil. Ambos coincidirán en un momento importante de sus vidas, se entenderán o la diferencia de clases marcará su...