43.- Una gira distinta.

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Finalmente pasamos todo el sábado con los pequeños en Ikea eligiendo los muebles para sus cuartos, también compramos otras cosas que nos gustaron. La verdad es que finalmente Flavio disfrutó incluso más que los niños y eso que tras las compras los llevamos a comer hamburguesas y a jugar donde quisieron.

El domingo lo pasamos tranquilos en casa hasta que llegó Bea momento que aprovechamos para acercarnos a nuestro nuevo piso y empezar a llevar algunas cosas y no dejarlo todo para el final, también aprovechamos la soledad para divertirnos un rato con bastante sexo de calidad.

El lunes volvimos de nuevo al trabajo, yo tuve una reunión con Iván para que me explicara todo lo referente a la gira, el catalán ya había acompañado a muchos artistas en giras y tenía mucha experiencia, la misma que me faltaba a mí en esos menesteres.

- ¡Uff Iván! No sé si voy a poder con todo esto. - exclamé algo agobiada.

- Sam tranquila, claro que puedes con esto y con mucho más. Te he visto hacer cosas más difíciles, además Flavio te va a echar una mano si hace falta. - me contestó el catalán con una sonrisa comprensiva ante mis miedos.

- No sé yo. - volví a decir no muy convencida.

- ¿Qué pasa Sam? - me preguntó directamente el catalán al ver mi negatividad.

- Que no quiero fallarle, ni que tenga que estar pendiente de mí. - respondí con sinceridad mirándolo directamente a los ojos.

- Sam de verdad tú crees que Flavio no va a estar pendiente de ti. Además, no creo que le moleste tener que ayudarte con alguna cosa. Ambos conocemos como es Flavio y tú tienes ventaja, él está enamorado de ti. - razonó conmigo de forma tranquila.

Yo le dediqué una sonrisa que él respondió con otra y tras un corto silencio volví a hablar.

- Gracias Iván, sé que es cierto todo lo que me dices, pero no quita que agobie un poco, no quiero defraudarle. - le dije y mi jefe y amigo tomó mi mano.

- Creo que es muy difícil que tú puedas defraudar a Flavio, lo tienes muy pillado de ti. Ahora vete a terminar tu trabajo y déjame a mí con el mío. - me pidió en un intento de echarme de su despacho.

- Ya me voy, pero antes decirte que esta tarde trabajo en casa, bueno más bien me quedo en la casa nueva que me traen muebles. Si necesitas algo me llamas al móvil. - le dije antes de salir lanzándole un beso al aire.

Volví a mi despacho para salir con Anajú a comer, antes de salir decidí llamar a Bea, pues había quedado con ella para la tarde para que me acompañara a esperar a los muebles.

- Bea voy a comer con Anajú y voy para allá. - le indiqué en cuanto descolgó.

- Si no os importa almuerzo con vosotras y nos vamos juntas. - me propuso ella.

- Claro vente. - respondí y me despedí de ella dándole la dirección del sitio donde solíamos comer.

Comimos las tres juntas con charla amena y me di cuenta que las echaría de menos durante la gira, a Anajú en el trabajo y en todo en general, había vuelto a ser mi gran apoyo en Madrid y Bea con la que ahora convivía y que hacía muy fácil esa convivencia.

- ¿Qué te pasa Sam? Te veo triste. - me preguntó mi amiga al ver que me había quedado callada.

- Nada Anajú, simplemente me he dado cuenta que os voy a echar de menos, a ti ahora te veré entre poco y nada durante la gira y a Bea dejaré de verla en cuanto nos mudemos los tres al nuevo piso. - respondí con tristeza.

- Pero Sam si vamos a vernos a diario, o te crees que los mellizos no van a querer ir todos los días a tu casa. - me contestó la de rizos con una sonrisa enorme en su cara.

Sobran las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora