15.- Quiero verte feliz.

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El domingo lo pasamos entre arrumacos y caricias, Flavio me volvió a preparar el desayuno y después estuvimos holgazaneando en el sofá. El único roce que tuvimos fue cuando pregunté por su música.

- Fla ¿Cuándo me vas a cantar y a tocar el piano en directo? Estoy cansada de ver tus videos. - le pedí y él me sonrió.

- Hace mucho que no toco, además no tengo instrumentos ni tiempo para practicar. - me contestó sincero.

- ¿Por qué no vuelves al conservatorio? Me dijo Bea que te quedaban pocas asignaturas para terminar el grado. Podrías hacerlas poco a poco. - le sugerí, pero el rechazó con la cabeza.

- No tengo tiempo ni dinero. - volvió a repetir llenándose de paciencia.

- Dinero tenéis, que Bea me ha dicho lo que gana y en cuanto a tiempo, podrías dejar el bar y tener un poco de vida propia, no sólo trabajo. - le sugerí y su cara se tornó más sería.

- Como bien me recordó Carlos en dos semanas vuelve Gerard y yo sobraré en la empresa. De hecho, me aconsejó que aprendiera a poner copas más rápido no fuera a perder también ese trabajo. - me contestó y mi cara cambió al momento.

- ¡Qué gilipollas! Espero que no le hayas hecho caso. Cuando vuelva Gerard os quedaréis los dos, ya lo tengo previsto. Después de todo lo ocurrido no puedo estar con un solo informático en el despacho. - le respondí segura, pero él no parecía muy seguro.

- No sé Sam, seguro que tu amigo hará lo posible porque desaparezca del despacho. - dijo con tristeza.

- Fla no seas así. - le pedí mientras lo abrazaba y besaba intentando que cambiara su actitud negativa.

El resto del domingo lo pasé sola, cuando él se fue al bar me dediqué a realizar cosas en casa y a ver la tele.

El lunes empezó con noticias que no esperaba. Llegué a mi despacho y Flavio estaba liado con el pc me acerqué y sin previo aviso lo besé en los labios, le sorprendió, pero me siguió rápidamente y con ganas. Nos vimos interrumpidos por alguien llamando a la puerta, nos separamos y di paso a Ari que venía acompañada de Eva.

- Buenos días chicos, te cojo en buen momento Sam.- me preguntó la gallega con esa cordialidad y cercanía que siempre mostraba.

- Claro, Flavio está acabando con los protocolos, si no te importa que él lo escuche adelante. - le respondí indicando que se sentara y yo me senté a su lado pues el moreno seguía en mi sitio.

- Decirte que mañana terminaré aquí mi trabajo y me vuelvo a Barcelona. Albert me reclama allí. - explicó mirándome a mí y a Flavio que se quedó mirándola.

- Que pena Eva que te vayas, pero eso es señal que todo el trabajo está hecho. - le respondí y ella asintió con una sonrisa.

- ¿Quería invitaros esta noche a cenar? Para agradeceros lo bien que me habéis acogido. - nos propuso y ambos aceptamos al momento.

- He invitado también a Anajú, Ari y Anne si no os importa. - no informó y ambos negamos.

- No hay problemas Eva nos vemos esta noche. - le respondí y ella salió del despacho.

- ¿Tú lo sabias? - le pregunté a Flavio que negó con la cabeza.

- Primera noticia. Sé que íbamos muy avanzados con todos los protocolos, pero como también tenía que supervisar su correcto funcionamiento no pensaba que se fuera a ir tan pronto.

Flavio terminó su trabajo y se despidió dejando un dulce beso en mis labios, haciendo que tardara un poco en ponerme a trabajar, este chico conseguía hacerme flotar y cada vez era más incapaz de ocultarlo.

Sobran las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora