19.- Todo sale a la luz.

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El viernes me levanté con ánimo renovado, hoy tras presentar la demanda Anajú y yo habíamos decidido tomarnos el día libre y aprovechar para ir de tiendas y algún tratamiento para sentirnos mejor. Ambas estábamos cansadas después de semanas de trabajo intenso en la demanda, sin descuidar además el resto de trabajo.

Llegamos a los juzgados y ya estaba Roberto esperándonos, nos saludó con una sonrisa y nos dirigimos al juzgado en el que presentaríamos la demanda. Tras algo más de media hora esperando nos atendió la oficial del juzgado. Después de un rato presentando toda documentación, quedó todo hecho.

- ¿Os apetece un café? - preguntó Roberto tras salir a la calle.

Aceptamos la invitación y nos dirigimos a una cafetería cercana, en ella tomamos asiento y mientras nosotras pedimos unos simples cafés el chico se pidió un desayuno completo.

- Es que me he venido sin desayunar, no quería llegar tarde. - dijo a modo de disculpa con una tierna sonrisa.

Ambas lo vimos comer con ganas y nos hizo gracia pues alguien de la familia que era se mostraba de una manera bastante natural y no como un estirado elitista. Estuvimos hablando de todo un poco hasta que yo le pregunté.

- ¿Qué te llevo a irte a Londres?

- Pues había terminado mi segundo master y me veía ya sentado en un despacho al lado de mi padre, pero no quería, tenía un sueño. Se lo conté a mi padre y él me permitió desarrollarlo con la condición que también me incorporara a la sucursal de Londres y armonizara ambos trabajos. - explicó dando un último bocado a su tostada.

- ¿Y cuál era ese sueño? - le preguntó Anajú.

- Soy un gran amante de la música, aunque sea un negado para ella. Mi sueño era crear un pequeño sello discográfico que sacara jóvenes talentos adelante. - respondió con una sonrisa.

- ¿Y lo conseguiste?

- Pues la verdad es que sí. De hecho, allí tengo a alguien de confianza al cargo. Y aquí llevamos unos seis meses en funcionamiento, de hecho, nuestro primer fichaje fue Chica Sobresalto. -dijo ante nuestro asombro.

- Entonces es tu sello el que ficho a Mai. - exclamó Anajú.

- Pues sí, además debo decir que Pancho me habló muy bien de vosotras cuando negoció el contrato. - confesó el chico con una sonrisa relajada.

- O sea que tú ya nos conocías. - le reproché sonriendo también.

- Perdonad que no dijera nada, pero no me gusta mezclar mis negocios con los de mi padre. - respondió el moreno y ambas asentí en señal de entendimiento.

- Entonces tú reconoces el talento. - le pregunté y él asintió.

- Eso creo, hasta ahora todos nuestros artistas están teniendo su mercado y su público. No serán los más escuchados, pero todos viven de la música.

- Roberto si te dijera que el sábado toca un amigo nuestro muy bueno, tú vendrías a escucharlo. - volví a preguntar con una sonrisa persuasiva.

- Claro iré encantado. Si no te importa iré con Pancho que es mi hombre de confianza aquí en España. - respondió y yo asentí encantada.

- Va a tocar de telonero de Mai, así que de paso ves a tu nueva estrella en directo. - le explicó Anajú y él sonrió sorprendido.

- ¡Vaya! Pues sí que es pequeño el mundo. Estaremos allí encantados, espero que podamos tomar una copa juntos. - dijo y ambas asentimos encantadas.

Pedimos la cuenta y Anajú se excusó un momento para ir al baño, momento en el que Roberto me preguntó.

- ¿Qué plan tenéis ahora?

Sobran las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora