39.- Se solucionan los problemas.

356 22 4
                                    

El domingo por la mañana llamé a Anajú para contarle la llamada de Roberto también llamé a Iván y ambos me apoyaron con la decisión de tener una reunión con él. Quise reunirme con ellos para preparar la reunión, pero fue mi amiga la que me paró.

- Sam tranquila, mañana revisamos lo que quieras antes de ir, pero lo tenemos todo bastante claro. Además, debemos de ir a escuchar que quiere Roberto. - dijo intentando calmar mis nervios

Así que intenté pasar el domingo lo mejor que pude, Flavio se dio cuenta que estaba bastante nerviosa y con la mente puesta en la maldita reunión, así que se dedicó a mantener a los pequeños entretenidos jugando con ellos y dejándome espacio para que yo no me sintiera agobiada.

Esa noche dormí intranquila, me desperté incluso antes de que sonará el despertador, me levanté y me arreglé intentando no hacer ruido, cuando llegué a la cocina me encontré a Flavio con un par de tazas y el desayuno listo.

- Tranquila cariño todo saldrá bien. - me dijo dejando un beso en mi frente.

- Gracias bebé.

- Cuando salgas de la reunión, si quieres, me llamas para contármelo. - me pidió y yo asentí con una sonrisa pues me encantaba como se preocupaba de mí.

Llegué al despacho la primera y me puse a preparar la documentación para la reunión, cuando llegó Anajú se puso a ayudarme para dejar todo listo, en cuanto Iván apareció por la puerta yo le eché una mirada recriminatoria.

- Sami cariño no te enfades conmigo, pero tenía una cita antes, además con la documentación poco os puedo ayudar vosotras sois más eficientes que nadie. - dijo al ver mi cara, provocando la sonrisa de mi amiga.

- Te libras porque me caes bien. - le respondí señalándolo con el dedo haciéndome la molesta, aunque no lo estaba.

Tras un rato repasando la posible estrategia salimos en dirección a la oficina de Roberto, yo iba algo nerviosa pues no sabía lo que iba a encontrarme allí. Llegamos y la recepcionista nos atendió mirándome raro pues me había reconocido, avisó por el teléfono interno y al poco apareció Pancho que al verme me abrazó con una sonrisa de alivio en la cara.

- Me alegro mucho de verte Sam, espero que podamos al fin poner remedio a toda esta situación. - me soltó con sinceridad para pasar a saludar a Iván y a Anajú.

Tras los saludos el mismo Pancho nos dirigió hasta la sala de reuniones donde estaba Roberto con sus abogados. Abrió la puerta para dejarnos pasar y fui yo la que decidí entrar primera, la imagen fue muy parecida a la que dejé cuando me fui de allí hacía ya una semana, la diferencia es que ahora volvía con mis compañeros de mi nuevo trabajo y con las ideas muy claras. Roberto se levantó para saludarnos y estrechó la mano de Iván y la de Anajú a mi al ver mi mirada evitó acercarse. Mi padre, Carlos y mi hermana se mantuvieron en silencio sin decir nada simplemente saludaron de manera cortés, pero sin acercarse.

Nos sentamos en frente de ellos, noté la mirada de mi hermana y de mi padre sobre mí, Carlos repasaba la documentación que tenía delante. Finalmente, como nadie hablaba fue el propio Carlos el que habló.

- Bueno Samantha aquí estamos, tú dirás para que querías esta reunión.

- Te equivocas, es tu cliente el que quería esta reunión, el que me llamó para tenerla, por eso estamos aquí. - le rebatí de forma despectiva y mirando al interpelado que tenía la mirada baja.

- Llamé a Samantha porque quiero buscar una solución a esta situación sin tener que llegar a juicio. - dijo Roberto saliendo de su mutismo.

- Además hemos revisado todos los contratos de todos los artistas y no hay ningún resquicio legal por el que podáis intentar cambiar la duración de los contratos o lo que se os haya ocurrido intentar. - añadí a la explicación breve de Roberto.

Sobran las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora