Me senté en el piano, acaricié las teclas, pero sin hacerlo sonar, no estaba de humor, la forma de actuar cuando había gente delante me mataba, segundos antes estaba cariñosa y justo después nerviosa y distante.
Noté que Anajú se sentaba a mi lado, me dio un pequeño empujón con su cadera para que le hiciera sitio y llamó mi atención para que la mirara.
- ¿Me tocas algo? - me pidió.
- ¿Eso es una propuesta? - le pregunté con sorna provocando su carcajada.
- Ya quisieras chaval. Me refiero al piano. - insistió, pero yo negué.
- No estoy de humor, además esto no debería estar aquí. Eva no es tonta y hará preguntas. - le respondí con hastío.
- Eso no es problema mío ni tuyo, es de la dueña de la casa, así que sea ella la que busque las respuestas. ¿Qué te pasa Fla? - me preguntó con dulzura.
- ¡Vaya! Eso de Fla era cosa de mis hermanos, pero veo que se va extendiendo. - le espeté cambiando de tema.
- Flavio, ayer Sam me contó vuestro pequeño encontronazo, ¿quieres hablar? - me volvió a preguntar con paciencia.
- Puedes seguir llamándome Fla si te apetece. - le dije evitando contestar y ella me dio un codazo en los riñones a modo de advertencia.
- Eres un poco bruta. - le espeté acariciándome la zona del codazo.
- Pues contesta y no te vayas por las ramas. - me pidió seria.
- Anajú me pasa que veo que ella y yo no queremos lo mismo de esta relación y eso me duele. Ya has visto hoy sus motivos para que me quede, le ha faltado decir que era el informático. - le contesté con tristeza.
- Fla creo que eso no es del todo como lo piensas, ella está muy bien contigo, pero...
En ese momento sonó el timbre interrumpiendo la conversación, ambos nos miramos y nos levantamos yendo hacía la puerta para abrir. Tras ella estaba una alegre Eva que al ver a Anajú la abrazó con ganas, después me miró algo extrañada, pero también me abrazó con cariño.
- No te hacía aquí, pero me alegro porque no tenía ganas de esperar para verte. - me dijo sincera y yo le sonreí dejando un beso en su mejilla.
Pasamos al salón y comenzamos a charlar sobre todo un poco sin entrar en el motivo de su viaje. Cuando salió Samantha con el pelo mojado y ropa cómoda se alegró de ver a la gallega a la que abrazó con ganas, se sentó con ella y Anajú en el sofá grande mientras yo las observaba desde el sillón que estaba al lado.
- Eva gracias por venir, espero que no te cree problemas con Albert. - le dijo la rubia agradecida.
- No te preocupes, Albert me debe muchos días de vacaciones, le he dicho que venía a ver a unos amigos y le comenté que quizás me pasará a veros, por si necesito ir al despacho. - le respondió con un guiño.
Siguieron hablando de todo lo planeado por Samantha, yo intervenía cuando era interpelado por alguna de ellas. Tras un rato fue Anajú la que decidió que era hora para pedir la cena, mientras ella lo hacía Samantha me preguntó.
- ¿Cómo puede Eva trabajar en el sistema sin ir al despacho?
- Le puedo dejar mi portátil que tiene acceso y yo usar uno de los de repuesto para las tareas diarias. - respondí y Eva asintió.
- Por cierto, Sam ese teclado ¿tú tocas? - le preguntó a la rubia que puso cara de verse pillada.
- Estoy aprendiendo, muy poco a poco. - le respondió provocando que Anajú y yo nos miráramos.
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Sobran las palabras
FanfictionElla abogada de éxito, con una familia adinerada y bien posicionada. Él luchando por salir adelante en una vida que no se lo ha puesto fácil. Ambos coincidirán en un momento importante de sus vidas, se entenderán o la diferencia de clases marcará su...