23.- No puede terminar así.

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Han pasado dos días y todo sigue igual o peor. Hoy es viernes y desde el lunes no he podido ver a Flavio. Si,  hemos hablado por teléfono y nos hemos mandado mensajes, pero mi padre me ha mantenido alejada de él todo el tiempo. Mi relación con mi padre ha ido incluso a peor si puede ser. Lo último fue recriminarme mi actitud con mi hermana.

- Tu hermana está embarazada y tú la tratas fatal. Ella se preocupa por ti y tú se lo pagas con desprecio.

Hoy teníamos reunión con el Sr. Aguirre para la firma del acuerdo que pondría punto y final a la demanda con una millonaria indemnización. Se celebraría en las oficinas del Sr. Aguirre y además de Anajú mi padre también nos acompañaría, algo en lo que yo no estaba de acuerdo, pero yo ya no tenía ni voz ni voto.

En estos días mi padre me ha relegado a tareas administrativas, me ha apartado incluso de la atención a los clientes. Yo mi por mi parte he estado armando un plan en mi cabeza porque no le veo salida a esta situación.

También en estos días he limado asperezas con Anajú, a ella se la ve incómoda en la situación que mi padre la ha colocado. Además, le duele que yo haya sido relegada de mis tareas, pero lo que más le duele es haber perdido a su amiga del alma, pues las dos llevábamos juntas más de diez años como dos hermanas y ahora estábamos distanciadas.

El plan que tenía en mente requería de la ayuda de dos personas, a ambas tendría que exponerles mi situación y esperar que quieran colaborar. Iba a llamar a la primera de esas personas, pasaban apenas las nueve de la mañana, pero sabía que madrugaba y me tenía que dar tiempo para prepararlo todo, así que tomé aire antes de marcar su número.

- ¡Hola Titi! cuanto tiempo sin hablar. - respondió Mai al otro lado de la linea.

- Si Mai desde el martes. Hemos estado un poco liadas. - respondí con amabilidad.

- Bueno pues tú dirás, espero que no me llames para más papeleo que me muero. - dijo con su alegría característica.

- Te llamo porque necesito un favor. - le respondí con simpleza.

- Claro titi, lo que necesites, cuéntame. - contestó rápidamente.

- Por teléfono no es muy recomendable, puedes acercarte al despacho. Diré que tenemos que repasar unos documentos, no creo que haya problemas. - le propuse.

- Vale, dame una hora y allí estoy. - respondió y se despidió de mí.

Todo bien con la primera llamada, ahora venía la segunda la que más me preocupaba, pues la relación no era tan cercana y no sabía por dónde podía salir al escuchar mi propuesta. Hice la llamada tras un suspiro para insuflarme calma.

- Buenos días Samantha, que alegría escucharte tan temprano. Aunque imagino que será por temas de trabajo. - soltó Roberto tras descolgar la llamada con su característico entusiasmo.

- Buenos días a ti también Roberto. La verdad es que mi llamada no tiene que ver con trabajo, necesito un favor. - le respondí con calma.

- Vaya, esto es una novedad. Cuéntame que me tienes en ascuas. - respondió y me lo imagine sonriendo en su despacho.

- ¿Sabes si tu padre dirá de comer todos juntos después de la firma? - le pregunté directa.

- No, mi padre tiene ya una comida en la agenda. ¿Por qué?

- Necesito que hoy cuando terminemos la firma me invites a comer, los dos solos. - respondí nuevamente directa, pues no quería perder el tiempo.

- ¡Vaya! Sam creo que el favor me lo haces tú a mí. - expresó Roberto adulador.

Sobran las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora