El sábado Flavio se encargó de levantarme a mí y al pequeño sin despertar al resto. Desayunamos en la calle, pues el moreno nos había despertado con tiempo. Dejamos el coche en el aparcamiento de la estación y en cuanto subimos al tren Pol se quedó dormido sobre su padre.
- ¿Por qué no lo pones en su asiento? Irías más cómodo. - le pregunté, pero Flavio negó.
- No pesa apenas. ¿Estás bien? - me preguntó él preocupándose por mi como siempre.
- Algo nerviosa, no sé si estará mi hermana en la reunión y la verdad es que no tengo ganas de más discusiones. - le respondí sincera y él simplemente acarició mi mejilla con cariño.
Llegamos a Valencia a la hora prevista, el viaje al final se me hizo corto pues yo también me quedé dormida. Flavio fue a buscar el coche de alquiler y en cuanto estuvimos acomodados nos pusimos en marcha dirección a mi pueblo, el moreno no me dejó conducir, prefería hacerlo él y que yo descansara, sabía que había dormido poco por la noche, así que yo no me quejé.
Llegamos sobre la hora de la comida, mi abuela nos estaba esperando con la comida preparada, en cuanto abrió la puerta me abrazó con una enorme sonrisa en la cara. Después abrazó a Pol que se tiró a sus brazos, Flavio se quedó esperando su turno mientras que Luisa mimaba al pequeño.
- Anda dame un abrazo. - le dijo mi abuela al moreno cuando dejo a Pol en el suelo.
Tras los saludos nos hizo pasar y mientras Pol y Flavio subían el equipaje, el pequeño quería ayudar a su padre, aunque no lo necesitara, yo puse al día a mi abuela sobre el trabajo y mi vida desde la última vez que nos vimos.
- Me alegro mucho por vosotros y por Pol, que estará encantado con vuestra decisión de vivir juntos. - me comentó mi abuela feliz por nosotros.
Cuando bajaron los chicos mi abuela nos mandó a la mesa que ya estaba preparada para que comiéramos. La comida fue monopolizada por la charla entre Flavio y ella, pues yo estaba un poco en mi mundo, escuchaba como el moreno le contaba sus avances con la preparación de la gira, pero mi mente flotaba en algo que quería preguntar desde hacía rato.
-Abuela, en la comida de mañana ¿Estará Débora? - le pregunté finalmente interrumpiendo su conversación.
- Claro cariño, ella viene siempre que puede, sabe que Emma me da la vida igual que Pol. ¿Por qué me lo preguntas? - quiso saber tras contestarme.
Yo le conté la situación vivida con las reuniones en el despacho de Roberto y como cambié de trabajo por su culpa y la de mi padre nuevamente, mi abuela me escuchaba pacientemente y cuando terminé me respondió.
- Sami es tu hermana y ya he hablado con ella en anteriores ocasiones y creo que deberías escucharla, si ella quiere hablar contigo. De todas formas, estará toda la familia así que no creo que pase nada.
- No se abuela, nuestros últimos encuentros no han sido muy afortunados. - le repliqué con cara de pena.
- Bueno tú no fuerces nada, deja que todo vaya poco a poco. - me pidió mi abuela.
Flavio que hasta ahora había estado callado soltó una pequeña risa que hizo que ambas lo miramos sin entender nada.
- Ya sé de dónde has sacado tú esa frase. - me dijo con una sonrisa todavía en la cara y yo se la devolví, porque hasta ahora no me había dado cuenta que la había copiado de mi abuela.
Tras recoger todo lo del almuerzo Flavio ayudó a mi abuela con el fregado mientras que yo acostaba la siesta a Pol, después nos tomamos los tres unas infusiones mientras seguíamos charlando. La verdad es que mi abuela estaba muy feliz con nuestra llegada y se le notaba, las risas eran continuas y los comentarios eran siempre divertidos.
ESTÁS LEYENDO
Sobran las palabras
FanfictionElla abogada de éxito, con una familia adinerada y bien posicionada. Él luchando por salir adelante en una vida que no se lo ha puesto fácil. Ambos coincidirán en un momento importante de sus vidas, se entenderán o la diferencia de clases marcará su...