Sobran las palabras

33.- Errores que no debemos cometer.

Cuando llegué a casa me encontré a Flavio, Mati y Pol jugando a la oca con grandes risas del pequeño. Saludé a todos y Flavio quiso irse.

- Quédate a cenar que a Pol le apetece. - le pedí con la ayuda del pequeño que se enganchó a su cuello.

- Bueno, pero después me voy. - insistió el moreno.

- Mañana voy a conocer a Alba Reche, Pancho quiere ficharla a ella y a su hermana para la compañía. - le comenté a Flavio mientras me ayudaba con el baño de Pol.

- Las conozco y son muy buenas niñas, espero que a Marina le den una oportunidad, porque tiene mucho talento igual que Alba. - me respondió Flavio más hablador conmigo.

La verdad que nuestra relación parecía que había mejorado desde el fin de semana o más bien desde que apareció mi hermana, al final tendría algo que agradecerle, pensé con ironía.

- Sam que me voy. - me dijo Flavio con cara de haberlo repetido varias veces.

- Perdona estaba en mi mundo. - le respondí algo cortada.

- Ya me he dado cuenta. Esta semana la tengo algo liada con la promoción del álbum, no sé cuándo podré venir, se lo he explicado y espero que Pol lo entienda. - me explicó y yo asentí.

- Tranquilo que se lo recordaré. - le contesté acompañándolo a la puerta.

El martes dejé todo preparado para ausentarme durante la tarde de la oficina, terminé las propuestas para las hermanas y antes de que Roberto llegará a recogerme ya estaba preparada para salir, dejé las últimas instrucciones a mi ayudante y busqué a Pancho para esperar juntos.

Llegamos los tres al restaurante donde habíamos quedado con las hermanas Reche y su representante, que era amigo de Pancho. Tras las oportunas presentaciones, nos sentamos quedando con Roberto a un lado y con Alba al otro. Empezamos una conversación sobre la carrera de Alba y de los inicios de Marina, ambas chicas eran encantadoras y rápidamente conecté con ellas.

La comida transcurrió muy divertida, con anécdotas de Alba y de Pancho. El caro vino que pidió Roberto también ayudó mucho al buen transcurrir. Tras los postres Pancho fue el que explicó la propuesta a las chicas, yo les entregué las propuestas por escrito que revisaron y después se la dieron a su manager que si las revisó con más detenimiento.

- Una cosa que quería comentaros, sí firmo con vosotros me encantaría hacer una colaboración con Flavio. ¿Sería posible? - preguntó Alba tras escuchar a Pancho.

La cara de Roberto y de Pancho fue estar totalmente descolocados, ninguno supo que decir y se miraban totalmente fuera de juego. Finalmente fui yo la que decidió sacarlos del apuro

- Claro Alba, hablaremos con Flavio. De hecho, ayer mismo me dijo que os conocía y que le encantaba tu música. - le respondí y ella sonrió complacida.

Noté la mano de Roberto bajo la mesa dándome un apretón y echándome una mirada de alivio por haberlos sacado del apuro. Pancho respondió algunas preguntas más de las dos hermanas hasta que al fin Marina, la pequeña dijo con una gran sonrisa.

- Esto habría que celebrarlo con una copa.

- Claro. - respondió Roberto con una sonrisa de satisfacción y llamando al camarero.

Todos pedimos una copa, yo estuve reticente, pero la insistencia de las hermanas me hizo claudicar y pedir una copa con alcohol. Cuando trajeron la ronda y la probé un pequeño repelús recorrió todo mi cuerpo.

- Roberto hace mucho que no bebo nada. - le confesé al oído y me sonrió.

- Tranquila que yo cuido de ti. - me respondió con ternura y yo sólo pude devolverle la sonrisa.