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Ningún enfermero les esperaba a la salida. Louis encontró el pasillo vacío, por lo que decidió esperar hasta que Harry saliera, sentado en unos de los sillones del pequeño hall. La nostalgia le recorrió la espalda como un latigazo, aguándole los ojos y encogiéndole el corazón. Se encontraba en un verdadero limbo, sin saber dónde era su sitio. Echaba de menos llegar a casa y tener un buen plato de comida encima de la mesa, algo que nunca esperó sentir. Al igual que la comodidad le invadía a veces estando en el comedor de un psiquiátrico. Pero en ambos lugares el vacío en su interior era simplemente aterrador, es por eso que quiso invadir la totalidad de su existencia del tono más oscuro del azabache aquel día. Y esa misma sensación seguía martilleando en su cabeza día tras día. 

Harry tardó al menos un cuarto de hora más en salir de la consulta, con el rostro pálido y arrastrando los pies. Se sentó al lado de Louis sin siquiera ser consciente de ello, apoyando la cabeza en la pared y cerrando los ojos. El chico a su lado se secó un par de lágrimas de los pómulos y resopló, esperando poder dormir y olvidar todo por una rato. 

- ¿Te encuentras bien?- le preguntó pasado un momento, mientras se incorporaba en el asiento. 

Ambos se sorprendieron por la pregunta, mas no dijeron nada al respecto. 

- Revivir desgracias familiares no es lo más divertido del mundo. Pero estoy bien, simplemente un poco cansado de esto.- 

- Es completamente normal sentirse así, después de tantos años intentando reprimir ciertos sentimientos y que, de un día para otro, te lo empiecen a sacar con sacacorchos. Es realmente jodido.- lo dijo en un tono sincero, tanto que Louis quedó desconcertado.

Y los dos supieron al instante que Harry quería asimilarlo él mismo a través de aquel falso consuelo. 

Las agujas del reloj seguían girando y los dos empezaron a extrañarse, ya que nadie aparecía para acompañarles de vuelta. Cuando la espera se hizo demasiado extensa, Louis se levantó y caminó por el pasillo, hasta girar la esquina y no escuchar ni un solo ruido. 

- Algo tiene que estar pasando.- avisó a Harry, quien decidió ir hacia él.- ¿Deberíamos avisarles?- le preguntó dubitativo, señalando ambas puertas. 

- No.- contestó rotundamente, dejando el hall atrás y caminando hasta perderse en la esquina. 

Louis miró hacia ambos lados y resopló, sabiendo que seguiría al chico. Corrió levemente hasta alcanzarle, encontrándole con el ceño fruncido y mirada seria. 

- No pensarás que sea algo grave, ¿no?- esta vez el tono era preocupado. 

- Louis, de un psiquiátrico me espero de todo menos algo bueno.- 

Y no tardaron en darse cuenta de que la gravedad de lo que estaba ocurriendo tenía cierta importancia. Louis se quedó completamente estático en cuanto empezó a escuchar sonido de forcejeo, sintiéndose presa del pánico. La última vez que había presenciado una pelea fue una par de años atrás, cuando Fizzy terminó con su novio y este empezó a hostigarle a la salida del instituto. Su hermana tenía mucho carisma y estaba claro que no se iba a quedar callada, por lo que los insultos no tardaron en aparecer, hasta que recibió un puñetazo en el rostro que la tumbó en un abrir y cerrar de ojos. Louis aún podía sentir el pavor recorriéndole las venas. Y Harry pareció darse cuenta de aquello, por lo que rectificó y tomó al chico del brazo, apartándole de la puerta del comedor, donde parecía estar disputándose una batalla campal. 

- No tienes que preocuparte de nada, Louis. No será grave y, además, los dos estamos aquí fuera y de una sola pieza.- intentó tranquilizarle, resoplando por el esfuerzo que estaba haciendo, pero no podía dejarlo pasar cuando parecía que el chico había visto un fantasma. 

- Ya, ya, si tienes razón... Sé que no es para tanto, pero el hecho de sentirme tan débil hace que me ponga tenso en cualquier situación.- 

Harry asintió, dándose cuenta al mismo tiempo de algo que le llegaba a irritar a veces: que todo el mundo allí dentro contase siempre sus problemas, inseguridades o frustraciones. Y es que en un sitio cómo era la clínica psiquiátrica en la que se encontraba ingresado, te daban la oportunidad de convivir con gente como tú, con experiencias parecidas a las tuyas y problemas tan duros como podían ser los tuyos propios. Harry aún no era capaz de abrirse de aquella manera, ni pensaba que fuera capaz de hacerlo algún día. Sin embargo, podría jurar que allí no tenías porqué sentirte jugado. 

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un enfermero, quien apareció frente a ellos en un abrir y cerrar de ojos. Tenía un gesto de preocupación en el rostro y la piel pálida, al igual que señales rojizas en ambos brazos. 

- ¿Vosotros dos qué hacéis aquí?- 

- Hemos salido de ver al psiquiatra y nadie nos esperaba fuera, así que hemos esperado hasta que el tiempo se nos ha hecho sospechoso y hemos venido hasta aquí.- explicó Harry seriamente. 

- De acuerdo. Ahora, si sois tan amables, seguidme hasta vuestras respectivas habitaciones, por favor.- les pidió en un tono cansado, a lo que ambos chicos asintieron y acataron. 

El caos se mantenía latente en el ambiente, mientras todo parecía ocurrir en cámara rápida. Enfermeros iban corriendo de un lado a otro, intentando atender al mayor número de residentes, mientras que miembros de seguridad de las instalaciones vigilaban que nadie saliera del ala o empezara algún que otro altercado. Finalmente divisaron un rostro conocido: Niall se encontraba sentado en el suelo junto a Zayn, quien tenía un par de manchas de sangre en el rostro y un ojo levemente hinchado. 

- De lo que os habéis librado...- comentó el chico, limpiándose la cara como podía.- Louis, estoy bien, no es nada del otro mundo, hermano. - le dijo, al verle la mueca en la cara nada más darse cuenta de su estado. 

- ¿Alguien me puede explicar qué cojones ha pasado?- casi exclamó Harry, mirando a su alrededor estupefacto.- No sabía que el comedor de un psiquiátrico podía convertirse en un rin de boxeo.- 

- Pues lo normal, Styles: Alex parecía que estaba aburrido y no ha tenido una mejor idea que tirarle a Steve toda la comida encima. Ya te puedes imaginar como pueden actuar la testosterona mezclada con puro estrés. Han empezado a volar las ostias al momento y es que no las veías venir, así que de esta manera hemos terminado. Eso sí, el aislamiento que se va a comer Alex va a ser gracioso.- le explicó brevemente Zayn, mientras buscaba a Liam con la mirada. 

No tardó en encontrarle y hacerle señas para que se acercara. Este se sentó a su lado y resopló profundamente, dejando a la vista un par de mordiscos en el brazo izquierdo y una parte de la camiseta completamente rota. 

La tensión fue disminuyendo poco a poco. Los enfermeros seguían sin parar un solo instante, curando las heridas más leves, trasladando a aislamiento a los principales responsables y a la enfermería a los heridos más graves. Los residentes empezaron a impacientarse, a causa de estar casi tirados en aquel pasillo, así que decidieron ir llevando a cada uno a su respectiva habitación, señalando que se quedarían, al menos, el resto del día allí y que les llevarían la cena  a la misma hora de siempre. Algunos se quejaron de que el almuerzo no iba a ser servido pero, al ver a loe enfermeros tan exhaustos, decidieron dejarlo estar. 

A veces, el más dolido, era el que más ayudaba al prójimo. Aún así, la empatía sigue siendo un gesto demasiado caro para algunos. 

CLÍNICA COWELL (editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora