/cincuenta y seis/

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Aquel día fue una tregua para la mayor parte de los habitantes de Inglaterra. El fuerte temporal, que llevaba azotando el país durante semanas, había remitido en la zona, dejando el sol finalmente visible tras días de oscuridad. Y quizás todo aquello fuese una simple metáfora para describir lo que le ocurriría a Louis horas después, tras la apertura de una gruesa puerta. 

Él y Harry salieron tomados de la mano de su habitación, encontrándose con Luke nada más salir al pasillo. 

- Vaya ojeras que tienes, amigo- comentó Harry, observando su cara de cansancio. 

- Cortesía de tu amigo Niall Horan.- resopló el chico, con una mueca de desagrado en el rostro. 

- No jodas, ¿acabas de sufrir "Noche de insomnio con el puto irlandés"?- exclamó su amigo, tapándose la boca con su mano derecha. 

- No sabía que descubrir lo pesado que puede ser Niall a deshoras estaba bautizado.- 

- Lo he sufrido demasiadas veces como para no hacerlo. Si él no puede dormir, está claro que tú tampoco vas a poder. - 

- Sabéis que os estoy escuchando, ¿no?- interrumpió el rubio, plantándose de brazos cruzados 

- Ese es el objetivo.- contestaron ambos chicos a la vez, riendo ante el gesto de molestia en su cara. 

- No me soportáis por el simple hecho de que soy mucho para vosotros.- añadió Niall en tono sarcástico, sin poder evitar sonreír. 

- Esa frase es muy típica de Zayn.- comentó repentinamente Harry, con tono de añoranza.

Todos voltearon la cabeza hacia el suelo y volvieron a sentir el peso de la pérdida sobre sus hombros. Recordarle, sin importar en el ámbito en el que fuera, seguía doliendo como el primer día. Tan solo era una herida que no era capaz de cicatrizar. Cada uno de ellos había querido a Zayn, en mayor o menor medida. Porque el chico realmente dejaba huella en los demás. Siempre estaba atento a los demás, dando la bienvenida a los nuevos y despidiendo como se merecen a los que se van, intentando sacar una sonrisa donde no hay más que un pozo de dolor. Cada baldosa, cada azulejo, cada silla y cada porción de césped tenía el nombre del chico grabado. Aquello era visible, ya que todo le seguía manteniendo en la mente de todos ellos. 

Una mesa del comedor.

- Me gustaría viajar a Tailandia.- comentó, mientras tomaba un trozo de pan.

- ¿No hay nada más cerca para ir?- preguntó Liam, tras sorber lo que quedaba en su vaso de agua.

- Como haberlos, los hay tonto. Pero quiero ir allí. Hacer un viaje de mochileros. Recorrer el país a pie, durmiendo en tiendas de campaña, con nada más que una mochila a la espalda y el espíritu aventurero.-

- Espíritu aventurero mis cojones. Ya te estoy viendo llorando el segundo día porque te duelen los pies.- le contestó su novio, haciendo enojar al contrario. 

- ¡Eso no es verdad!-

- Zayn, recuerda cuando decidimos hacer una pequeña ruta durante aquellas vacaciones de navidad. No andamos ni dos kilómetros y ya rogabas por volver.- apuntó Liam, mientras se reía de la cara de furia del moreno.- Mejor nos vamos a Bali.-

- Lo tomo, pero me ofende muchísimo.-

Una cancha de baloncesto.

- ¡Pasa la puta pelota Josh!-

-Lo haría si no estuvieses detrás de dos chavales de metro noventa imbécil- exclamó su amigo, mientras se movía ágil por la cancha y encestaba limpiamente en la canasta.

CLÍNICA COWELL (editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora