Harry cumplía dos meses ingresado en la Clínica Cowell. No era consciente de cómo era posible que hubiera transcurrido tanto tiempo encerrado allí. Sin su padre. No quería aceptar el hecho de que hacía más de dos meses que su padre había fallecido. ¿Habría habido funeral? ¿Qué habría pasado con el testamento? ¿En qué condiciones estaría la casa? Todo eran incógnitas sin resolver, dejando un desagradable vacío en la boca del estómago del chico, quien tan solo pedía tener algo cerca que le recordase a su padre. Un olor, una foto, un simple trozo de tela. Necesitaba escuchar su risa, aunque fuese una última vez. Sentía que podía derrumbarse en cualquier momento, no sabía cuanto tiempo iba a aguantar sin el apoyo paterno, aquel que siempre había tenido. Era lo más preciado en su vida y se lo habían arrebatado. Se sentía una marioneta en aquel mundo, vagando de un lado a otro. Controlado por unos hilos que tiraban de él y le hacían heridas por todo el cuerpo. Sangraba en su interior. Había sufrido desgracia tras desgracia y no había tenido la capacidad de frenarlas. Anhelaba sentirse bien. Sin preocupaciones ni pensamientos intrusivos. Simplemente él respirando aire fresco y disfrutando de una buena compañía. Disfrutar de una maldita vez el simple hecho de estar vivo. Pero aquello lo sentía demasiado lejano.
- Tierra llamando a Harry, ¿hay alguien ahí?- escuchó que Zayn le hablaba, notando la voz distante.
Giró el rostro y le asintió, recuperando la compostura. El sol se alzaba alto en el cielo, obligándoles a refugiarse bajo la sombra de varios árboles frondosos. Una suave brisa les hacía más llevadero el calor húmedo de junio.
- Estaba diciendo que Alessandro me comentó antes que es probable que nos lleven a un pueblo cercano.- explicó el chico, apoyando la espalda sobre la de Liam.
- ¿Cómo que una excursión?- preguntó curioso Louis, frunciendo ligeramente el ceño.
- Eso mismo. De vez en cuando, eligen a residentes con buen comportamiento y organizan una pequeña excursión para sacarnos de la exhausta rutina. No suele ser gran cosa, pero algo es mejor que nada.- siguió con la explicación Ashton, quien había acudido a un par de ellas.
- Suena como el típico plan que te propone tu abuela un domingo.- bromeó Harry, manteniendo el semblante serio.
- Tú y tu envidiable entusiasmo, Styles. ¿Siempre le ves el lado negativo a todo?- le contestó Niall, habiendo sido testigo de las incontables quejas del chico.
- Creo que los golpes que todos hemos recibido son suficiente explicación para no verlo todo de color rosa.- añadió cabizbajo, jugando con sus propios dedos.
Louis no pudo evitar reparar en ello. Harry solía mantener una actitud cerrada y borde, que no era usual que resaltara a estas alturas. Sin embargo, lo de aquel día no era como la rutina que perduraba. Algo en concreto le ocurría y no podía quedarse de brazos cruzados sabiendo que se encontraba decaído. No quería.
Se levantó lentamente y caminó un par de metros, con soltura para que aquel gesto no se notara más de la cuenta. Harry le observó, fijándose en cada delicado movimiento que hacía hasta quedar sentado a su lado. Nadie comentó nada al respecto.
- ¿Y qué se suele hacer en esas excursiones?- preguntó el chico, con una fingida curiosidad.
Harry se descubrió a si mismo contemplándole, sin ningún reparo.
Fue sincero. No podía negar que el chico tenía un físico muy agraciado. El desordenado pelo castaño caía sobre su frente, bajo la que se encontraban dos azulados orbes, que cambiaban de color por la luz y se adaptaban al entorno que le envolvía. Tenía una nariz bien esculpida y unos finos y rojos labios. Pero lo que más le llamaba la atención a Harry eran las curvas que su cuerpo albergaban, a pesar de la delgadez causada por los dañinos hábitos de éste mismo. Parecía que había sido esculpido con la intención de levantar lujuria y ternura, todo a la vez. "¿Pero qué cojones?", pensó para sus adentros, negando levemente con la cabeza al darse cuenta sobre lo que estaba meditando.
- Nada especial en realidad, tan solo algo para no tenernos encerrados durante un periodo de tiempo tan largo. Nos llevan en autobús a algún pueblo cercano y pasamos el día allí. Visitamos algún sitio emblemático del lugar, hacemos una ruta por el campo o vamos a algún río.-
- Suena a típica excursión de colegio, en la cual solo te alegras de haber ido por faltar a clases- apuntó Josh, echando de menos por una vez su época escolar.
- Yo tengo una buena anécdota de esas.- dijo repentinamente Niall, intentando aguantarse la risa. - Si mal no recuerdo, tenía nueve años. Un día en el colegio nos avisaron de que habían decidido hacer una excursión para visitar el zoológico la siguiente semana. Nunca había sido muy fan de los zoos y menos del de Mullingar, que era pequeño y lo había visitado muchas veces. El caso era que yo esa semana tenía examen de matemáticas y por la excursión lo habían tenido que posponer, por lo que yo estaba eufórico por aquella visita. Pero lo que yo no sabía es lo nos iba a pasar allí. Estábamos tan tranquilos viendo la parte de los reptiles, cuando siento algo rozándome la pierna. Bajo la mirada y me encuentro una serpiente de dos metros pasando por detrás mía. Creo que mi grito se escuchó en Alaska. Salí corriendo como si fuese un velocista olímpico hasta que llegué a la entrada del zoo. Pero es que eso no es lo único. El compañero que había estado conmigo en el terrario se había meado encima. Mira que yo no quería reírme, porque me daba pena y porque seguía teniendo el susto en el cuerpo, pero no lo pude evitar. Me dio el mayor ataque de risa que yo recuerdo. La gente estaba alucinando. Entre la serpiente que se había escapado, mis carcajadas y el niño lleno de pis, el espectáculo era genial. Os juro que por mucha canas que tenga o por muchas arrugas que me cubran la cara, nunca olvidaré ese día.-
Como era de esperar, todos empezaron a reírse al instante. Nada más imaginar a Niall pegando aquel grito, la burla era necesaria. Y si tenemos en cuenta la soltura que tenía el chico para hablar con su público, como bien él decía, nadie se podía resistir a sus encantos. El chico siempre se había caracterizado por ser una persona muy gesticulosa y bromista, las relaciones nunca se le habían dado mal, justo al contrario, no se encontraba con nadie a quien desagradara. No obstante, aquello no era el reflejo mismo de un espejo: un arma de doble filo se encontraba tras ese encanto que tanto le caracterizaba. Nunca faltaba nadie a tu lado y eso te hacía sentir afortunado. Pero luego llegan los problemas y las malas rachas, donde te ves solo, sin nadie a tu alrededor a quien acudir. Y es cuando te das cuenta de que todo lo que te había rodeado era falso. Nadie era realmente tu amigo, nadie era quien había aparentado ser. Tan solo habían actuado a favor de su conveniencia, haciéndote creer que te apoyarían y que estarían para siempre. Todo era una puta mentira.
Siguieron hablando de temas banales, compartiendo risas y anécdotas de la infancia, donde creían que todo estaba bien. Donde pensaban que eran felices, sin saber el huracán que destrozaría su alma y pondría su mundo patas arriba. Louis encontró en ese receso el momento perfecto para hablar con Harry.
- ¿Te encuentras bien, Harry?- le preguntó sin rodeas, mirándole directamente a los ojos y manteniendo un semblante sereno.
Al chico le pareció una pregunta tan irreal que una lágrima amenazó con caer. Era consciente que su exterior, aquel día, mostraba demasiada similitud con su revuelto interior. Y al igual que sabía que Louis lo hacía con toda la buena intención del mundo, sabía que no se encontraba lo suficientemente estable como para hablar del tema. Sin embargo, su simple presencia le había dado un momento de frescor.
- No me apetece mucho hablar de ello.- contestó en un tono con deje de vergüenza, desviando la mirada.
Louis no quiso insistir, respetando su decisión. A él le ocurría en contadas ocasiones lo mismo, conociendo lo incómodo y desagradable que era que te obligaran a conversar sobre algo que no deseabas en absoluto. Se limitó a dedicarle una delicada sonrisa.
- Está bien. ¿Pero sabes que, en el momento en el que lo necesites, mis oídos te escucharan con plena atención?-
Harry asintió completamente sincero y consciente de ello. No supo en qué momento lo asimiló, pero era conocedor de la confianza que podía depositar en él. Podía poner la mano sobre el fuego con los ojos vendados.
El roce en sus brazos se mantuvo presente el resto de la velada.
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CLÍNICA COWELL (editada)
FanficHarry Styles es ingresado en la Clínica Cowell, un hospital psiquiátrico situado a las afueras de Bradford, una ciudad inglesa en el ecuador del país, tras un intento de suicidio. Entre paredes blancas y una exhaustiva vigilancia, intercambiará mira...