CLÍNICA COWELL (editada)

/treinta y siete/

Harry se llevó una mano al rostro inconscientemente. Aún manteniendo los ojos cerrados, la brillante luz procedente del techo le molestaba. Inspiró profundo un par de veces y finalmente los abrió, parpadeando molesto un par de veces. Se incorporó en la cama y observó su alrededor, confundido. Parecía no recordar nada de lo que había ocurrido en las últimas horas. No tardó más en darse cuenta de que se encontraba en lo que supuso que era la enfermería, Recorrió la habitación con la mirada, hasta vislumbrar lo que catalogó como una tierna imagen.

Un dormido Louis estaba acurrucado en un pequeño sillón. Tenía la boca ligeramente abierta y el pecho subía y bajaba en un lento compás. El pelo se desordenaba sobre su rostro, el cual estaba apoyado sobre sus delicadas manos. Harry no fue capaz de despertarle. Se quedó contemplándole hasta que el chico fue dejando el sueño atrás y consiguió abrir los ojos, que se encontraron con los del contrario. 

- Despertaste- dijo, mientras se rascaba los ojos.

Y Harry pudo jurar que se pondría de tono de llamada la voz de recién levantado de Louis.

- ¿Te encuentras bien?- le preguntó, mientras se acercaba a la camilla.

- Sí, creo que sí.- contestó inseguro, con el ceño ligeramente fruncido. 

- ¿Te acuerdas de lo que ocurrió?- 

Negó con la cabeza. Todo se encontraba hecho una maraña en su mente, sin poder ordenar los hechos ocurridos de ninguna manera. Estaba comenzando a agobiarse. Louis notó como se tensaba, por lo que intentó suavizar aquello lo máximo que fue capaz. 

- Simplemente te dio un ataque de ansiedad y te dieron un sedante. Pero no tienes que preocuparte de nada, ya está todo bien.- le explicó suavemente, con una sonrisa en el rostro. 

Harry se llevó las manos a la boca y desvió la mirada al suelo, concentrado en recordar. Vagas imágenes aparecían en su mente, como dibujos con la tinta corrida. Había una habitación blanca, un llanto irremediable y algo más. Un rostro. Una lámina de su pasado interrumpiendo si previo aviso. Soltó un leve sollozo. 

- Hey, hey. Está bien, Harry. Ya todo ha terminado, ¿verdad?- 

Se acercó a él y le tomó ambas manos, con intención de que no se alterara más de la cuenta. El ataque de ansiedad había sido bastante fuerte y no podía permitirse que algo ínfimamente parecido volviera a suceder. 

- ¿Ese hijo de puta vino a verme?- preguntó en un susurro. 

- No sé quien fue tu visita. Pero ya no importa, ¿de acuerdo? Ahora mismo solo somos nosotros dos, por lo que no hay de lo que preocuparse.- 

Harry asintió, cerrando los ojos por un instante y sintiendo el roce de Louis sobre sus manos. Respiró con profundidad antes de clavar su mirada en la del contrario. En ese momento vio con claridad lo que había ocurrido, enrojeciendo al momento. 

- ¿Te ocurre algo?- le preguntó confuso, soltando el agarre. 

- Tan solo estaba recordando.- logró articular.

- ¿El qué exactamente?-

No contestó nada al instante. Tragó saliva gruesamente y volvió a apartar la mirada. Louis se tensó al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Había estado dándole vueltas a la manera en la que iba a afrontar este momento pero, ahora que estaba en transcurso, no sabía qué responder.

- Eh...yo...sí...lo siento.- tartamudeó, en un tono de voz avergonzado. 

Harry sonrió ante el palpable nerviosismo de Louis. Se veía muy nervioso. Para ser sinceros, él también lo estaba.