CLÍNICA COWELL (editada)

/dieciocho/

- ¿Estás de coña?-

Harry seguía con un gesto de sorpresa en el rostro, mirando a Zayn, observando la cancha y de nuevo al moreno. En realidad, tampoco era algo tan descabellado, pero no llegó a pensar que aquellos dos polos opuestos, que parecían más una madre y un hijo a veces, pudieran llegar a ser algo más que amigos. O hermanos, como él mismo había indicado hacía un momento.

- Entonces, ¿os dais besos y esas cosas?- bromeó, para asegurarse de que sabía que no era un problema para él.

- No te puedes hacer tú una idea...- contestó picarón, riendo al ver la reacción de Harry.

- ¡Zayn, los detalles para otro!- esta vez puso una mueca de desagrado.

El ambiente estaba finalmente tranquilo. Liam estaba en la enfermería, el resto de chicos retomó el juego y Steve estaría probablemente en aislamiento. Ellos dos estaban resguardados bajo la sombra de un árbol, mientras veían a otro grupo de residentes jugar al voleyball.

- ¿Por qué cojones Steve ha ido a por Liam?- preguntó tras un breve momento, sin desviar la mirada.

- No ha sido algo personal, sino más sistemático. Steve, al igual que Alex, han crecido entre violencia. No conozco muy bien la historia de Steve, pero sé que Alex lo ha pasado bastante chungo desde que era pequeño. Si mal no recuerdo, sus padres murieron en un accidente cuando él era un niño y lo crió su abuela. Vivían en lo más parecido a un barrio marginal y creció en la calle. Recién entrado en la adolescencia, empezó con el boxeo. Llegó a ser el mejor del país. Violencia, fama, dinero, peleas, mujeres... Y drogas. Eso fue su perdición. Una vida de excesos que le llevaron hasta aquí, donde el pasado no se olvida con tanta facilidad.-

- Tiene sentido. En algún tiempo y lugar fueron alguien, por lo que quieren hacer lo mismo aquí. Y es la única forma que conocen.-

- Lo has captado rápido, Styles. Aunque después siempre se arrepienten. Lo más seguro es que en cuanto que salga de aislamiento, le pida perdón a Liam.-

Se volvieron a quedar en silencio, cada uno perdido en su propia mente. Harry observaba la cancha de baloncesto a lo lejos, escudriñando cada movimiento. No lograba entender de dónde encontraban las ganas o las fuerzas para hacer absolutamente nada, algo más allá que abrir los ojos y resoplar de pura frustración. Él andaba día tras día con el dolor físico de una mortal paliza y el psicológico del más duro de los duelos. Caminaba como un fantasma con cadenas en los tobillos. Zayn pensaba en Liam. La preocupación aún era palpable en su mente, provocando una molesta intranquilidad en la boca de su estómago. Sabía con cierta certeza que estaba bien, que había sido un mediocre incidente pero, aún así, cuando se trataba de él, todo era diferente. Solo quería acomodarlo dentro de una caja de cristal, resguardarlo de cualquier peligro y admirarlo el resto de su existencia. Pero era consciente de que el mundo estaba lleno de hijos de puta, así que le bastaba con estar a su lado incondicionalmente. Y esperaba que aquello durase mucho.

- ¿Por qué me lo has contado?- preguntó al rato, dándole vueltas a aquello.

- ¿Cómo?-

- Zayn, está claro que no lo sabe todo el mundo. Puede que sea un capullo de cojones, pero tengo ojos en la cara. Y sé que tu relación de bonito amor pasa desapercibida por la gran mayoría.-

- Sí que es listo nuestro querido Styles. Como tú has dicho, no lo sabe todo el mundo. De hecho, prácticamente nadie, solo Niall, que lo sabe absolutamente todo, y tú. Aunque me he dado cuenta de que Louis se huele algo. Es como si tuviese un radar o algo parecido. Seguro que es queer.-

- ¿Tú crees?- prácticamente exclamó, haciendo reír a Zayn.

- ¿Tanto te interesa?- contestó en un tono burlón, viendo como el chico rodaba los ojos.