/sesenta/

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No pudo dar más de dos pasos en aquel pasillo sin ser golpeado por un cálido cuerpo que tan al detalle conocía. La cabeza de Louis reposaba sobre su hombro derecho, dejando un suave camino de besos en su cuello. Sus brazos le envolvían el torso, proporcionándole seguridad en aquel momento. Las manos las tenía apoyadas sobre la cintura del chico, agarrándole con fuerza. No fueron conscientes de cuánto tiempo transcurrió hasta que ambos se separaron, haciendo que el verde y el azul se reencontrasen una vez más. Tal vez aquellos dos colores estaban destinados a estar combinados incondicionalmente, iluminando la vida del contrario. Pero unidos de la mano siempre, sin importar los obstáculos que estuvieran dispuestos en el camino, las personas que les lanzasen piedras o que una Parca jugase alrededor suya. Siempre volvían a casa, porque de eso trata estar destinado con alguien, en cuerpo, mente y alma. Incondicionalmente volvías a ser uno. 

- ¿Estás bien? ¿Cómo ha ido? ¿Necesitas algo?- comenzó a hablar Louis, mientras pasaba sus manos por el rostro de Harry.

Aquello era uno de los gestos favoritos del chico, cuando sentía su suave piel rozando la suya. Cada centímetro de ella era recorrida con unos finos dedos, como pequeñas pinceladas. Él tan solo cerraba los ojos y dejaba que miles de sentimientos inundasen su ser. 

- Lou, no vuelvo de una guerra.- le contestó estupefacto, notando su nerviosismo.  

- Cualquier cosa que sea separarme de ti por más de tres horas se siente como una. ¿Sabes la de variables que mi mente ha formado el tiempo que has estado fuera? Podría haberte arrollado un camión, morderte un perro, que una maceta se hubiese caído encima tuya o que hubieses comido algo en mal estado.- exclamó, haciendo reír a Harry.- No es gracioso, Styles. Estaba preocupado por ti.-

- Y es una de las cosas que más me fascinan de ti. Pero es gracioso lo histérico que puedes llegar a ponerte.- respondió, mientras le pegaba contra su propio cuerpo.

Louis enrolló sus brazos en su cintura y recostó su cabeza contra su pecho, sintiendo la respiración regular y pausada de Harry. Este le alejó y dejó un casto beso sobre sus labios, haciendo erizar la piel del mayor.

- Tengo que ir a hablar un segundo con Alex, ahora vuelvo y os cuento las novedades.-

- ¿No puedes hacerlo al revés? Creí que yo era más importante que él.- contestó, con un tono que mezclaba celos y burla.

- El problema es que si me quedo contigo, después no voy a poder separarme de ti, bonito.-

Y cuando Louis pensó que no podía caer más por Harry, lo volvió a hacer. Porque siempre había algo que él hacía que no esperaba, siempre había tacto entre ellos en un sitio nuevo, siempre había palabras nuevas. Harry seguía evolucionando como persona y quería hacer partícipe a Louis de esta misma. Y el mayor no podía estar más orgulloso de él. Sonrió y volvió a besarle, sin pudor ni vergüenza. Nada importaba cuando estaba con Harry, nada más que ellos dos.

Finalmente se alejó de él y fue caminando en dirección a la cancha de baloncesto, donde observó a lo lejos a Josh, Michael y Alex corriendo de un lado al otro. Respiró aire profundamente y se encaminó firmemente hacia ellos, sintiendo la mirada de Alex clavada sobre la suya. Este dejó la pelota en el suelo y trotó hasta llegar a su altura. 

- ¿Cómo ha ido todo?- articuló en cuanto estuvo enfrente suya, con un visible nerviosismo a través del movimiento de sus manos. 

- Todo está en orden, Alex.- le contestó Harry sonriendo, viendo como el chico soltaba un suspiro de alivio. 

- Maggie Turner se encuentra en el pasillo doce de está sección a la derecha, justo al fondo.- les explicó aquella mujer detrás de un mostrador. 

CLÍNICA COWELL (editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora