- ¡Vivan los novios!- exclamó Niall en cuanto los vio llegar, levantándose del asiento.
La tarde había caído, haciendo que Louis y Harry se vieran en la obligación de abandonar la nube de cariño en la que estaban envueltos. Ambos caminaban sosegados, con sus manos rozándose y un sonriente rostro, al igual que sonrosadas mejillas. Una agradable brisa les dio la bienvenida. Louis se vio envuelto entre los brazos del rubio, correspondiendo al gesto en un solo instante.
Todos eran conscientes de lo cariñoso que Niall era con cada uno de ellos. Esos arranques de cariño que tenía con alguno de vez en cuando no era más que dicha para los chicos, quienes se olvidaban de todo por un efímero momento. Y cuando Shawn ingresó, Niall quiso hacer del chico una nueva víctima. No lo pilló al principio de la manera en la que lo tendría que haber hecho. Llegó un día en el que incluso le preguntó a Ashton si era posible que le estuviera coqueteando, haciendo que se carcajeara delante de un confundido Shawn. Y es que así era el chico. Inocencia en estado puro.
La rudeza y la sequedad en un persona que ha sufrido traumas es la respuesta más usual a tus vivencias, obligándote a madurar a una velocidad antinatural. Sin embargo, no todos los casos son así. La persona se puede quedar estancada en el momento en el que la desgracia ocurrió, como si se hubiese congelado allí, con el polvo del tiempo depositándose sobre su cabello. Shawn se encontraba encerrado en su adolescencia. El sentimiento de ansiedad, ingenuidad e inconsciencia seguían visitando al chico casi diariamente, recordándole el momento de su vida en el que se suponía que debía estar. Pero ya se encontraba lejos de allí.
- Más te vale que te haya gustado la sorpresita, porque el pesado llevaba una semana dándome por culo con esto.- fue lo primero que Niall le dijo al separarse de él.
- ¡No me jodas, Horan! Que no te engañe, Louis. Si estabas más emocionado tú que yo, además de que la idea de la cámara fue tuya, mamón.- le contestó Harry, dedicándole una intensa mirada.
Louis sonrió ligeramente, imaginando a ambos teniendo una conversación sobre aquello.
- Y ahora que he dicho lo de la cámara, voy a ir a devolverla. Dejo las fotos en tu habitación.- añadió repentinamente Harry, antes de irse y aguantarse las ganas de posar un beso sobre la mejilla del mayor.
No solían mostrar este tipo de gestos delante de los demás, además de no haber dicho absolutamente nada sobre la relación de ambos, la cual ni siquiera estaba definida. No era el hecho de no querer hacerlo, sino de no sentirse con suficiente seguridad como para manifestarse de esa manera. No les gustaba la idea de llamar la atención más allá de lo necesario.
- Quiero cada mínimo detalle, que lo sepas.- Liam se sentó a su lado, posando los codos sobre las rodillas y las manos sobre su barbilla, con plena atención sobre Louis.
Michael, Liam y Niall escucharon con interés el preciso relato del chico, quien expresaba cada palabra con una ilusión jamás mostrada. Ni la sonrisa en su rostro ni el brillo en sus ojos podían desvanecerse. Realmente había recuperado un parte de él mismo aquel día, teniendo la sensación al fin de pertenecer a algún lugar. Si sitio estaba junto a Harry.
El resto de la tarde El jardín de rosas se llenó de antiguas anécdotas navideñas. Pequeños copos de nieve caían sobre su cabello, mientras que el gélido aire daba una tregua. Louis escuchaba el relato de los demás con un semblante serio. Liam y Zayn habían compartido mesa desde que tiene uso de razón, rodeados de dos familias bondadosas y afectivas; Niall tenía una linda tradición donde varias familias del pueblo se juntaban todas, por lo que disfrutaba de las fiestas con sus mejores amigos; Josh iba cada año a un destino distinto, conociendo los festejos en distintas culturas.
Louis nunca había disfrutada nada parecido. Solía pasar la mayor parte del día llorando, tan solo con el deseo constante de despertar y que todo hubiera pasado. O quizás abrir de nuevo los ojos y tener una familia que no destruyera su ser. Todo era un constante recuerdo de las bonitas veladas que los demás disfrutaban, donde estaban unidos y en el ambiente se respiraba júbilo y afecto. Él no tenía nada de ello, tan solo un enorme vacía y ojeras en el rostro. Y no pudo evitar reír ante el pensamiento de pasar su mejor cumpleaños y Navidad en un hospital psiquiátrico. Había que admitir que era irónico.
- Al menos recibía buenos regalos, por partida doble además.- comentó Louis, tras compartir sus desdichadas fiestas.- No sé si lo harían con conciencia, pero parecían querer mi vacío emocional con regalos. Solía recibir un número elevado de obsequios cada año, normalmente relacionados primero con juguetes de coches o de superhéroes, con el paso de los años eran más videojuegos. Y, cada cinco años, eran los más importantes. A los cinco años me regalaron un coche, donde suben a los niños dentro y los puedes conducir con un mando a distancia; a los diez años me regalaron una bicicleta diseñada a mi gusto, además de una equipación del Chelsea; a los quince años me dejaron remodelar toda mi habitación y, a los veinte años, me regalaron un viaje de un fin de semana a Londres y una entrada para el concierto del grupo Oasis. Una sola cosa que les puedo agradecer.-
- ¿Vistes a Oasis en directo?- exclamó Zayn, girando el rostro hasta clavar una furiosa mirada en los ojos de su novio.
- El mejor día de mi vida. Son increíblemente talentosos, en directo es otro nivel.-
- Zee, ni se te ocurra volver a sacar esa conversación a relucir.- le contestó Liam, al mismo tiempo que le miraba con una expresión asustada.
- ¡Esa herida no está curada! ¿Pueden creer que yo podría haber ido a ese concierto sino hubiese sido por un simple antojo?- casi exclamó Zayn, señalando al chico que se resguardaba tras Louis.
- Tampoco lo pintes de esa manera.- intentó excusarse de alguna manera, sin éxito aparente.
- Liam, no me jodas. Habíamos mirado las fechas de Oasis y, cuando casi habíamos comprado las entradas, a ti se te metió en la cabeza ir a ver a Little Mix. Bastardo caprichoso.-
- Te informo de que te pregunté si importaba cambiar de planes y me dijiste que no, que ya los verías en otra ocasión. No me pude resistir a no llevarte la contraria.-
- Como si no supieses a la perfección lo que esa expresión significa. Se me veía en la cara Liam, te dije eso para que me respondieses que no pasaba nada, que tú ya irías a un concierto de esa estúpida girlband más adelante.-
- ¡Ni se te ocurra insultar a Little Mix! O ya sabes con quien la tomaré.-
- Ni te atrevas Payne o te las verás con mis puños.-
- Kanye West está sobrevalorado.- comentó de repente, haciendo que Zayn abriera los ojos de manera exagerada y se tirase al suelo, imitando un abatimiento.
El resto del grupo observaba la escena con atención y diversión, girando la cabeza de un lado a otro, fijándose en el enfado de ambos chicos. Era un simple sin sentido bastante entretenido.
- Tan solo es un machito con aires de superioridad, que ni siquiera es capaz de cantar bien.-
- Eso sí que no te lo permito, Liam Payne.- exclamó el chico, levantándose del suelo y arrastrando a su novio con él.
Todos estaban acostumbrados a las estúpidas peleas que el par de chicos solían protagonizar. Quizás nunca lo admitieran, pero les encantaba verlos de aquella manera. La sonrisa tan sincera que dibujaban ambos después de separarse y mirarse a los ojos, era simplemente una explosión de dicha.
La tarde dio paso a la noche y el comedor se llenó de jóvenes. Jóvenes que deseaban olvidar. Lo único que querían pensar en esos momentos era que estaban celebrando Nochebuena con un grupo de amigos, no que estaban ingresados en un maldito hospital psiquiátrico porque la vida les había dado la espalda y les había incitado a consumir drogas, alcohol, dolor, tristeza y rabia. Aquel era un sitio para olvidar quien realmente eras y convertirte en una persona nueva. Un hospital psiquiátrico es un puente entre una vida y otra. Y aquella noche los dioses les concedieron su deseo de emborracharse de felicidad y olvidarse de todo tipo de desdicha. Bailaron, rieron, cantaron y chillaron hasta olvidar su propio nombre. Porque tener la cabeza en su sitio es doloroso. Lo mejor era perderse en un mundo paralelo, viajar a través de galaxias, ayudados tal vez por música, libros, lujuria y personas.
Porque en eso se resume nuestra vida. En buscar otras.
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CLÍNICA COWELL (editada)
FanfictionHarry Styles es ingresado en la Clínica Cowell, un hospital psiquiátrico situado a las afueras de Bradford, una ciudad inglesa en el ecuador del país, tras un intento de suicidio. Entre paredes blancas y una exhaustiva vigilancia, intercambiará mira...