Unos suaves besos, repartidos por todo su rostro, despertaron a Louis. Sonrió, sin siquiera abrir los ojos, y cuando lo hizo, se encontró con un par de orbes verdes atravesando su cuerpo, hasta llegar a lo más profundo de su alma. Y es que ese era el efecto que la mirada de Harry provocaba en él. Sentía que podía desnudar cada fina capa de su ser hasta llegar a descifrarlo por completo. Louis estiró la cabeza hasta atrapar los finos labios de Harry entre los suyos, dejando un casto beso, de esos que volvían loco al menor. Las manos del mayor viajaron lentamente hasta la cintura de Harry, quien profundizó el beso y se sentó sobre las rodillas de Louis. El primero empezó a acariciar el suave cabello del contrario, mientras este dibujaba círculos sobre la piel en su cadera.
- Buenos días, amor.- susurró Louis, al separarse buscando aire.
Harry respondió con una tímida sonrisa, aquellas que el mayor pensaba que podrían iluminar una ciudad entera, y dejó un beso en su frente. Ambos se levantaron de la cama y empezaron a vestirse, sintiendo como la tensión en la habitación crecía cada vez más. Louis paró por un momento y se acercó a Harry, envolviéndole en sus brazos y dejando que éste sollozase sobre su hombro.
- Está bien, Hazz. Vas a ir a esa maldita comisaría y haréis lo que tenéis que hacer. Y después volveréis y yo te estaré esperando. Estaré aquí para ti, ¿lo entiendes? Siempre estaré a tu lado, pasa lo que pase. Porque estaría dispuesto a perder lo que me queda de vida por un solo instante más contigo. Te quiero.-
Harry se separó, encontrándose con la mirada azul de Louis. Tomó sus mejillas entre sus manos y le volvió a besar suavemente.
- Yo también te quiero.-
El chico estaba nervioso, un nudo en la boca del estómago le comprimía todo el cuerpo. El tan simple pero complejo pensamiento de salir de aquella institución, por corto que fuera el periodo de tiempo, le producía nauseas. El mundo exterior aterraba desde su perspectiva.
Logró calmarse con el tacto de Louis tras un rato de mimos y fue capaz de vestirse lentamente. La ropa usual de calle le parecía extraña en su piel, notando el peso del ingreso sobre su cuerpo. El mayor terminó de colocarle una chaqueta y besó su frente, poniéndose de puntillas. Se sonrieron y encaminaron hacia el comedor, donde el desayuno estaba siendo servido. En cuanto tomaron sus asientos, Alex pasó a su lado y les sonrió con un gesto amable. Ambos se miraron y marcaron una mueca de rareza.
- ¿A qué coño ha venido eso?- preguntó Harry, engullendo su desayuno a causa de la ansiedad.
- Eso es seguro porque quiere pediros algo.- comentó Niall, mirándole de reojo.
- ¿Y qué coño querría de nosotros?- añadió Louis, confundido.
Al terminar la hora del desayuno, el chico se acercó a la pareja. Niall volvía a acertar.
- Styles, ¿es verdad que vas a la ciudad?-
- Parece ser que sí.-
Alex asintió lentamente. Parecía estar reflexionando sobre la manera de poner sobre la mesa su deseo. Dudaba de él mismo.
- Me gustaría pedirte un favor, aún sin saber con certidumbre si siquiera querrías ayudarme. Mi comportamiento no ha sido excelente y no me extrañaría que te rieras en mi cara. Sin embargo, cada monstruo esconde su talón de Aquiles, ¿no? El mío siempre ha sido mi abuela.- el chico hablaba con cuidado al articular cada palabra, moviendo manos y pies nervioso, lo que era algo completamente inusual en él, tan soberbio siempre. Quizás una máscara estaba en el suelo en aquel momento.- Ella murió poco después de yo ingresar, por lo que no me dejaron ir siquiera al funeral. Tan solo te pediría que fueses a dejarles flores o, si es demasiado pedir eso, comprobar que el nicho esté simplemente limpio. Es un gesto que llevo años queriendo hacer y mis manos tan solo están manchadas de sangre.-
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CLÍNICA COWELL (editada)
FanfictionHarry Styles es ingresado en la Clínica Cowell, un hospital psiquiátrico situado a las afueras de Bradford, una ciudad inglesa en el ecuador del país, tras un intento de suicidio. Entre paredes blancas y una exhaustiva vigilancia, intercambiará mira...