Harry y Niall se sentaron en el suelo, bajo la ventana de su habitación. Les habían dicho que lo más probable era que deberían permanecer en sus respectivas habitaciones un mínimo de cuarenta y ocho horas, esperando que el ambiente se calmara hasta que volvieran a congregarse todos los residentes juntos de nuevo. Así que solo les quedaba una cosa: esperar. La cantidad de pacientes que clamaban que solo querían estar solos era elevada, quienes debían de agradecer este pequeño punto de inflexión. No obstante, aquello no era así. Los demonios que te persiguen sin descanso, en el momento en el que la vida se torna oscura y fría, son apaciguados con el simple sonido de la voz de alguien. Un simple compañero al lado tuya tenía la capacidad de salvarte de los pensamientos más intrusivos, oscuros o desapacibles. Y Harry estaba agradecido de tener a Niall a su lado en aquel momento, calmando a la bestia que rondaba su mente.
- Te suena el estómago.- le comentó el chico, pasado un rato.
- ¡No jodas, Horan!- le contestó, poniéndole una mueca de desagrado.- ¿Tú no tienes hambre? Estoy por comerme un pie tuyo.- bromeó, haciendo que los dos sonrieran.
- Estoy acostumbrado a pasar hambre.-
- Joder, pareces mi abuela diciéndolo de esa manera.- se burló, girando el rostro hacia él.
Ambos se miraron a los ojos y Harry se arrepintió de haber sido tan poco cuidadoso con sus palabras, viendo como los ojos de Niall se tornaban apagados e imperturbables. Y aquello fue un momento de gran reflexión para el chico, dándose cuenta de que no se quedaba impasible ante el sufrimiento o malestar de los demás, sino que empatizaba con ellos y llegaba a arrepentirse. Eso era algo que no había sido capaz de permitirse en un pasado, por culpa del tipo de entorno, concluyó. Esa gente le entendía. Realmente le entendían. Y fue un gran paso en el resto de la estancia del chico, porque se vio en un espacio donde no iba a ser juzgados por su dolor ni por su pasado. Estaban todos bañados de la misma mierda.
- Perdón, no quería bromear con un tema así.-
- No era tu intención, ni lo sabías. Está bien, Styles. Además, es algo que tengo totalmente superado a día de hoy.-
- Entonces, ¿sí era un trastorno alimenticio?-
- Por desgracia, así es. Me detectaron bulimia hace cinco años.-
- ¿Quieres hablar de ello, o te molesta?- preguntó muy cuidadoso, fijándose en la reacción de Niall.
- Si quieres un poco de chisme, solo tienes que decirlo.- bromeó, intentando aminorar la tensión. No te preocupes, sabes que hablar no es un problema que tenga que ver mucho conmigo.-
- Eso si que no me ha llevado poco tiempo darme cuenta...-
Ambos sonrieron, dejando un breve y cómodo silencio entre ellos.
- La enfermedad está completamente tratada y curada, ya que en todo momento tuve el apoyo de mi familia y de buenos profesionales a mi lado. No obstante, aún sigo teniendo pesadillas sobre aquel abismo que me atrapaba cada vez con más fuerzas. Y nunca te recuperas cien por cien de un trastorno así, siempre te van a acompañar borrosos fantasmas detrás del oído.-
- Nunca he sido capaz de entender esos tipos de trastornos, pero tampoco lograba comprender a una persona suicida. Y mírame ahora, así que está claro que todo se basa en la experiencia. ¿Y cómo te lo detectaron?-
- En eso no te falta nada de razón. Ya te cuento todo desde el principio, para que lo entiendas un poco mejor. Durante el tiempo que estuve en el instituto, logré hacer una relación muy estrecha con un chico, quien no tardó en convertirse en mi mejor amigo y alguien imprescindible para mí. Roman y yo éramos uña y carne, nada en todos nuestros años de amistad nos había separado. Cuando empezamos a cursar el cuarto año, llegó a nuestra clase una chica nueva, Camila. E hicieron falta tan solo dos días para que Roman me animara a intentar intimar con ella, ya que llevaba dos años sin pareja y no dejaba de quejarme de ello, las cosas como son. Así que me fié de él y comencé a acercarme a la chica, formando una linda amistad al principio. Roman también cogió confianza con ella, pero como no paraba de alentarme, nunca se me pasó por la cabeza sospechar de él. Tan solo el tiempo me dio la ostia con la triste realidad. Cuando me envalentoné a pedirle salir, simplemente se echó a reír y me contó la verdad de todo aquel circo: Roman y ella llevaban saliendo casi un mes, que todo lo que él me había animado era una simple broma entre ellos dos.-
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CLÍNICA COWELL (editada)
FanfictionHarry Styles es ingresado en la Clínica Cowell, un hospital psiquiátrico situado a las afueras de Bradford, una ciudad inglesa en el ecuador del país, tras un intento de suicidio. Entre paredes blancas y una exhaustiva vigilancia, intercambiará mira...