Eran casi las diez de la noche cuando por fin la llave giró en la cerradura. Luego los acostumbrados sonidos en la entrada. Dos breves golpes de los zapatos, que volaron por el pasillo y fueron a parar pesadamente en distintos rincones. Unos segundos más tarde, Iris estaba en la puerta del cuarto de estar.
- Tuve un día increíble - dijo.
- ¡Y yo, ya verás! -
- Moción rechazada, empiezo yo. ¿Trajiste algo de cenar? ¿Pizza, quiche, ostras? -
- No, Madame. Tendremos que contentarnos con un resto de lasaña y sopa de verduras. Tome asiento - Bastian la sentó en sus rodillas, enredó los dedos entre sus cabellos y escondió la cara en su nuca. Allí olía a hierba y sal y un poquito a lumbre de carbón.
- Vi a Sandra - comenzó Iris - . En la feria. Busca a Paul y está tan desesperada que hasta me preguntó por él - Iris se apartó lo suficiente de Bastian para poder mirarlo a la cara - .
No me sorprendería si apareciera ahora por la puerta y te friera a preguntas.
- Sería mejor que viniera al restaurante, allí tendría más posibilidades de encontrarlo - .
Iris abrió la boca.
- ¿Quieres decir que...? -
- Exacto. Esta tarde. Primero me llamo diez minutos antes, y luego apareció en persona - Bastian se apoyó en la butaca.
- ¿Qué quería? -
- Firmar la paz, creo - y plantarme la prueba de paternidad frente a los ojos.
- ¿Y? ¿Firmaron la paz? -
- No lo sé - esa era la pura verdad. No le gustaba Paul. Tampoco lo odiaba, por lo menos ya no - . Tal vez algo parecido a una tregua. Si la distancia entre nosotros es lo bastante grande.
Iris le quitó los lentes, se los puso sobre su propia nariz y levantó un dedo en plan profesora.
- Por mi parte, no tienes por qué ser el ángel vengador, ¿lo sabes, no? -
Él la estrechó entre sus brazos. La besó, respiró hondo.
- Así que Paul tenía razón otra vez —concluyó cuando se separaron - .
- Y eso lo dices... ¿por? -
- Dijo que tú lo entenderías mejor que yo. Porque tú sabes lo dura que puede ser la vida, por el contrario que yo - .
Ella reflexionó.
- Algo entiendo. Sí - le hizo un guiño, se quitó los lentes y los dejó sobre la mesa - . Haz las paces con él - dijo, pasándole un dedo por encima de la ceja - . Pero no confíes en él. Él tampoco lo hará - se levantó de un salto - . Qué hambre. Voy a meter tu botín en el microondas. ¿Quieres algo más?
Él negó con la cabeza; bostezando, echó una mirada a la torre de libros apilada sobre la mesa, y, por una vez, decidió tomarse la noche libre.
- También me encontré a Doro - gritó Iris desde la cocina.
- Dios mío - .
- Esa también fue mi primera reacción. Me dijo que podía darle las gracias - .
- ¿Cómo? -
La oyó reír.
- A mí también me pareció descabellado - siguió Iris - . Además, dijo que mi destino había cambiado. Que ahora estaba a mi favor.
Bastian fue con ella a la cocina y la abrazó por detrás.
- Podría ser. Paul me contó otra cosa - .
Ella se dio la vuelta entre sus brazos.
- ¿Sí? -
- Simon está internado en un manicomio. Atacó a una enfermera, así que no lo van a dejar salir tan rápido - .
Iris no dio muestras de alegrarse tanto como había imaginado.
- El día menos pensado puede aparecer en la puerta - dijo - . Lo sabes, ¿no? Incluso si los médicos llegan a creer que está curado, podría ser una equivocación.
Claro que lo sabía. Tenía en la cabeza la imagen del calabozo de nuevo. La imagen de una posibilidad.
- ¿Te arrepientes? - le preguntó a Iris.
En la encimera el microondas sonó tres veces.
- ¿De qué? -
- De que no dejáramos que se desangrara - .
Iris se dio la vuelta, asió un paño de cocina y sacó el plato caliente con la lasaña humeante. Lo llevó al cuarto de estar y lo puso sobre la mesa, sin decir una palabra.
- No - respondió por fin - . A pesar de que en estas últimas semanas haya tenido dudas. Pero si se puede escoger entre la vida y la muerte, en caso de duda hay que decantarse por la vida. Creo yo. Fin del discurso. Buen provecho.
Cortó la lasaña con el tenedor en trozos pequeños y sopló el vapor.
Después de cenar, fue a buscar el arpa.
- ¿Vas a ensayar a estas horas? - protestó Bastian.
- No, no te preocupes. Siéntate y escucha - .
Se puso el instrumento en el regazo, hizo unas cuantas escalas y comenzó con una pieza nueva. Una melodía que era a veces alegre y a veces melancólica, rápida y sostenida, que iba del modo mayor al menor y volvía a cambiar.
Cuando terminó, miró a Bastian esperanzada.
- Es bonita - dijo él - . Preciosa. Nunca la habías tocado antes.
Ella sonrió críptica.
- No podía, acabo de escribirla - .
Eso le sorprendió.
- ¿De verdad? ¿Tú compones? -
- Si algo me inspira mucho..., entonces sí - .
Ajá. Bastian levantó las cejas a la expectativa, pero no recibió ninguna explicación minuciosa.
- Pues inspírate todo lo que quieras - dijo al final - . Tu melodía nueva podría convertirse en mi canción preferida.
- Es lo que más deseo. Al fin y al cabo, es tuya - .
- ¿Mía? -
Iris dejó el arpa a un lado, sonrió muy cerca de su cara. Acarició su pelo, aproximó la boca a su oído.
- Planxty Bastian - murmuró.
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Saeculum
Misteri / ThrillerSaeculum promete ser un emocionante juego de roll, un inofensivo viaje al pasado. Cinco días en un paraje remoto sin estudios, sin trabajo y sin tecnología de ningún tipo. La aventura perfecta para desconectar y quizás conquistar a esa persona que r...