CAPITULO 16

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El sol se había portado bien, la ropa de Bastian estaba seca y templada. Cuando comenzó a esconderse, aparecieron Paul, Mona y Carina, los tres con caras afligidas. El sol transformó el cabello rojo de Carina en una cascada llameante.

- ¿Apareció Verruga? -

Bastian y Piedrecita negaron a la vez con la cabeza. Se habían sentado al fuego, sobre una de las mantas de Piedrecita. En la olla se cocían unos ejotes, que esparcían un olor agradable.

- ¿Está Lars con ustedes? -

La pregunta de Bastian los sorprendió.

- ¿Y eso? -

- Porque nosotros no lo hemos visto desde esta mañana - .

- ¿Qué? - Paul casi gritó - . Pero... ¡estaba en el lago! ¿No regreso después con ustedes?

- Sí. Pero solo hasta una de esas rocas grandes que están en el camino, la rodeamos por ambos lados. Él se salió de mi campo de visión y luego no apareció más - Bastian se sentía responsable del asunto.

- Está a punto de oscurecer - murmuró Paul. Bastian se fijó en que su mirada recorría el campamento y se volvía sombría.

La llegada del equipo de la organización completo congregó a los demás jugadores junto al fuego. Sandra se sentó lejos de Bastian y volvió la cabeza a un lado. Iris llegó con Lisbeth y el chico deseó que se sentara cerca de él, pero ella se limitó a hacerle un gesto con la cabeza y permaneció de pie.

Paul esperó a que estuvieran todos. Luego dijo:

- Desde esta mañana hemos estado buscando a Verruga por el bosque, pero no hemos logrado encontrarlo. Hay infinitas posibilidades - se mordió el labio inferior - . Y ahora ha desaparecido Lars también. Es una auténtica catástrofe. No pueden ni imaginar los reproches que me hago.

- Es lo suficientemente mayor para cuidar de sí mismo - dijo Sandra. Paul sacudió la cabeza.

- Soy responsable de lo que ocurra aquí. En realidad, todo el equipo, pero sobre todo yo. ¿Han pensado lo que sucederá si no encontramos a esos dos? Entiendo que todos disfrutaran del juego... yo también. Pero a partir de ahora no haremos otra cosa que buscar a Lars y a Verruga, desde la salida del sol hasta el ocaso. Lo comprenden, ¿verdad?

Todos asintieron con la cabeza, hasta Ralf, a pesar de que daba la sensación de que estaba próximo a las lágrimas ante la decepción.

Paul se frotó los ojos y la frente con ambas manos antes de echarle una mirada de socorro a Carina. Ella torció la cabeza levemente y comentó:

- Por desgracia tenemos más malas noticias - .

- Déjalo, Carina. Primero buscaré mejor - .

- Ya lo hemos hecho - .

La perplejidad que Bastian vio en el rostro de Paul era un rasgo nuevo para él... y no le gustó, tal como estaban las cosas.

- ¿Qué ocurre? - preguntó.

A Paul le resultaba difícil responder. Estaba como petrificado y, cuando

habló por fin, lo hizo con la vista clavada en la olla.

- Nuestro teléfono vía satélite ha desaparecido. No logramos entender cómo, lo teníamos guardado en un lugar seguro.

- Era responsabilidad de Mona - dijo Carina sin poder evitar un cierto tono de enfado en la voz- . Ella era la responsable del aparato.

Las mejillas de Mona se sonrojaron.

- Lo puse en el lugar de siempre y no pensé que tenía que estar vigilándolo todo el rato... Solo nosotros estamos aquí y ¿por qué íbamos a robárnoslo a nosotros mismos? - se calló de golpe, como si de pronto comprendiera el verdadero significado de sus palabras.

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