CAPITULO 1

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Bastian oyó el tintineo de las espadas a lo lejos. Procedía de la fortaleza, allí donde el gentío era mayor. Sandra debía de haberse evaporado entre la muchedumbre mientras el se distraía viendo hierbas medicinales.

Se subió los lentes a la cabeza y se froto los ojos. La noche anterior tendría que haber dormido en lugar de estudiar. Y en aquel mercado medieval no había café por ningún sitio. Solo hidromiel, cerveza y jugos de frutas. Ah, y no había que olvidar las pociones de amor. Hizo una mueca irónica. En el puesto de accesorios para brujas Sandra le había puesto un frasco debajo de la nariz, tenia un penetrante aroma a vainilla.

- un sorbito y te tendré a mis pies por el resto de los días - le susurro mirándolo de reojo. Poco después se volatilizo sumergida en la riada de visitantes que acudían a la demostración de lucha medieval.

Bastian se puso los lentes sobre la nariz y trato de descubrir los rizos rubios de Sandra entre las masas.

- ¿buscas algo? - una chica gruesa, de pelo oscuro, se cruzo en su camino; su vestido largo, negro, resplandecía al sol. Bastian pensó que tendría veintidós o veintitrés años, pero la linea negra que bordeaba sus ojos era como de un dedo de ancha y la hacia parecer mayor de lo que probablemente era. 

-  ¿quieres saber lo que te depara el destino y el futuro? - tomo su mano sin demasiados miramientos y la giro con la palma hacia arriba.

- no, quiero saber donde se ha metido mi amiga - respondió mientras la chica recorría las lineas de su mano con una uña corta y quebrada.

- ¿como se ve? -

- mas o menos como tu de alta, delgada, lleva un vestido medieval, con corpiño. Rojo y marrón - 

- ah. Espera....veo algo....tienes las lineas del corazón muy marcadas...la persona que buscas tiene el pelo rizado, rubio oscuro, ¿me equivoco? ojos verdes, y.....se llama Sandra.

Bastian retiro la mano, desconcertado.

- ¿como lo supiste? -

La chica lo miro con seriedad.

- nada de magia. La conozco. Estuvo aquí y luego se fue a la explanada del torneo, las luchas ya han empezados. Cuando llegues al murete de ahí enfrente, tienes que ir a la izquierda - le tomo la mano de nuevo y la examino minuciosamente.

Bastian descubrió en sus nudillos signos azul oscuro, pintados o tatuados.

- algo nuevo avanza hacia a ti, algo grande - murmuro ella - si no te andas con cuidado, acabara desestabilizandote y sepultandote.

El retiro la mano y sonrió.

-  mi examen de fisio, la palabra adecuada no es precisamente grande -

La chica no le devolvió la sonrisa.

- no es broma, cuando digo algo grande es lo que creo, tendrías que andarte con cuidado, si quieres te echo las runas, aclaran cosas. -

Si, seguro.    

- gracias, pero creo que ya tengo las cosas bastante claras. -

- como quieras, en el caso de que te lo pienses mejor, pregunta por mi; aquí me conocen todos - volvió a tomar su mano, pero esta ves para saludarlo - soy Doro -

- bastian -

- ya lo se -

El chico sonrió por dentro. Doro era una bruja de feria perfectamente con su voz ronca, sus ojos profundos y las cejas que se curvaban sobre ellos como orugas demasiado alimentadas. De todas formas, aparto la mano; el apretón había sido algo fuerte para resultar agradable. Ella asintió como si no hubiera esperado otra cosa.

SaeculumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora