"Si te emociona pensarlo, imagínate hacerlo".
✟Daniela Galofre Yepes✟
NARRADOR OMNISCIENTE.
Jennie estaba en su cuarto, después de un largo día en la iglesia y muy cansado, optó por sencillamente acostarse en su cama y descansar su cuerpo, la cena todavía no era servida, solo podía escuchar las voces que venían de la parte de abajo. Algo que era común, dado que antes de cada cena venían personas a su casa. Era algo habitual.
Para Jennie ya era algo normal acostarse, y no hacer nada, aun más común un sabado, solía llegar de dar la misa en la famosa iglesia de aquel pueblo, Uno no tan famoso ni tan cerca de la ciudad.
Shangri-la.
Un pueblo que en realidad era muy tranquilo y todo se comentaba, muy rara vez se quedaba algo sin decir, sin dejar de mencionar que todas las calles tenían cámaras. Era muy extraño hacer algo y que la iglesia al final del día no se enterara.
Ahí estaba Jennie, hija del famoso pastor Kim, el cual era el hombre más ejemplar junto a su esposa e hijos, juntos eran considerados la familia perfecta, y es que jamás se escuchó pelea de aquella familia.
Tom Kim siempre se encargó de que todo fuese impecable. Sus hijos iban con él a la hora de la misa, incluso, Jennie era parte del coro de la iglesia. Era todo muy tranquilo y vibraba paz.
Las luces se apagaban temprano, y aunque no todos eran expresamente religiosos, no se podía negar que la mayoría sí.
Se levantaban temprano para ir a la universidad y regresaban a su hora correcta. No se saltaban comidas, rara vez la dejaban y todo era perfecto, por el momento.
—¡Jennie! —la castaña al escuchar la molesta voz de su hermano, se sentó en la cama rodando los ojos.
—¿Qué quieres, Jaemin? —preguntó aquella.
Su hermano entró a la habitación sindo común que interrumpiera las horas de Jennie, por su mente nunca pasó algo «Pecaminoso» como tantas veces lo llamó su padre o la misma iglesia, por lo tanto, la puerta solo se cerraba a la hora de darse una ducha o vestirse.
Jaemin no solo era más alto que Jennie, sino que también era mayor, por lo mismo, era considerado el «Hombre» de la casa cuando su padre se iba a la ciudad a dar misas a otras iglesias. Jaemin a diferencia de Jennie, era un poco más descontrolado, no le importaba mucho lo que dijera la iglesia ni sus padres, pero lamentablemente, tenía que seguir un orden.
—Papá dice que bajes para cenar, ah... ¿Viste a los nuevos vecinos? —Jennie frunció el ceño ante la noticia.
Sí, había llegado a escuchar que se mudaría alguien en la casa de al lado, escuchó hablar que era una familia de dinero, por ende, aquella casa había estado siendo reparada, tenía años sin ser ni siquiera alquilada a nadie, pero era hermosa y no fue sorpresa para nadie que la compraran.
Nunca logró ver cuantos eran, pero se comentaba que era una familia de cuatro; los rumores variaban a medida que habían pasado los meses. En total, fueron cinco meses de espera, Jaemin comentó que solo veía a una Señora, la cual era muy guapa y a un hombre, pero muy pocas veces fue visto.
Eso era todo lo que se sabía, no sabían si era una familia religiosa, atea, o algo relacionado con algún tipo de religión, pero tampoco estaban muy intranquilos por aquello.
Jennie bajó de la cama y fue en busca de sus zapatos.
—¿Papá comentó algo sobre aquello?
—No, sabes como es papá, hasta no ver ni siquiera piensa en eso, pero han venido más de dos camiones, parecen gente importante, Jenjen —Jaemin se cruzó de brazos, apoyándose en el marco de la puerta—. ¿Qué opinas?
ESTÁS LEYENDO
Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)
RomanceJennie Kim era la famosa y muy recatada hija del pastor, claro, famosa por lo hermosa y recatada porque nadie se podía acercar con malas intenciones. Siempre ha sido muy cuidadosa y ordenada, tanto así, que sabe lo que quiere hacer en diez años a fu...