Capítulo 9.

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"Personas guapas, no guapas de cuerpo bonito y ojos grandes sino guapas de mente extraña y alma oscura".

Elena Poe

NARRADOR OMNISCIENTE.

Todos los sábados como era de costumbre, se iba a la iglesia, y este no iba a ser la excepción. Jennie estaba perfectamente parada al lado de su padre, dando el frente hacia la gran puerta de aquella hermosa catedral. Era tímida, no le gustaba estar a la vista de todo el mundo.

Pero así tenía que ser. Aparte de eso, a su padre le gustaba que conocieran a su hija; en serio se llenaba la boca hablando de ella. Su orgullo crecía más a medida que la castaña lo obedecía en todo.

Era alguien muy obstinado y reglamentario. Le gustaba que todo saliera como el ordenaba y quería.

Rara vez la gente no lo respetaba por las calles, era el gran Kim. Nadie se atrevía a llevarle la contraria ni mucho menos a meterse con uno de sus hijos.

Jaemin estaba sentado en la primera fila junto a su madre como era de costumbre, su padre se preparaba para hablar. En el fondo se encontraba uno de los chicos que mejor le caía al Señor Kim, y que definitivamente quería para su hija.

Kai la tenía en la mira, no dejaba de mirarla o más bien, de observarla. Jennie no se preocupaba mucho por eso; porque inconscientemente no buscaba la mirada de Kai, sino la de otra persona. Para ser más exactos, la de una pelinegra.

<<¿No vendrá?>>

Es obvio que no, Jennie. Ella no cree en la iglesia.

No quería lucir desesperada, porque para ella no lo estaba, Pero su hermano notó que algo no iba bien, por lo mismo tanto se acercó a ella.

—¿Ocurre algo? —le susurró.

—No —dijo una Jennie un poco algo espantada—. ¿Por qué?

—No dejas de mirar hacia la puerta. ¿Esperas a alguien?

—Que no, Jaemin, no espero a nadie —espetó.

—Hey, tranquila. Traes un genio, hermanita...

—¿Qué sucede y por qué estás al lado de tu hermana sabiendo que es de mala educación antes de comenzar? —graznó Tom, a su hijo.

Jaemin suspiró, agotado e irritado.

—Ya me sentaré, papá. Ni que fuera a lastimar a tu hija perfecta —dejó un beso en la mejilla de Jennie—. Lo harás bien, como siempre —le sonrió.

Se devolvió a su asiento, bajo la pesada mirada de su padre. Jennie por otro lado, trató de disimularlo más. Tanto Jisoo como Doyeon estaban sentadas junto a sus padres; y de algo se reían, porque no dejaban de mirar a Jennie con ojos complices.

Al momento de que estaba por comenzar, las puertas de la iglesia se volvieron a abrir, mostrando a una familia de cuatro integrantes, tres de ellos con la vestimenta mas formal, y una de ellas, valiendole lo que digan o piensen y caminando como modelo.

Porque en serio, no tenía ni idea de lo que comía Lisa; pero alto tenía para mantener ese cuerpo, portar esa figura, y caminar de esa manera. No era ni medio normal. El pensamiento de Jennie se estaba desviando por otro lado.

Enterró los labios entre sus dientes, y juntó sus manos por delante. Manteniendo la mirada fija en aquella pelinegra. La familia Manoban desprendía unos aires de poder. No hubo persona en la iglesia que no volteara a mirarlos como cámaras.

Miradas de chicas -que saben disimular muy poco- suspiraron por la integrante de los tatuajes, y otros -como padres y personas ya de mayor edad- simplemente aborrecieron lo que estaban mirando. Así como el padre de Jennie, el cual a pesar de no poder echarlos, era lo que más quería.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora