Extra.

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JENNIE KIM.

Miré a Lisa la cual estaba entrenida con Caleb. Jugaba con sus deditos, aquel simplemente movía su cabeza con esfuerzo, era un bebé de tan sólo cuatro meses y Lisa no podía parar de acariciar su cabecita por detrás, haciéndole caras divertidas.

Sonreí. Me gustaba ver a Lisa tan involucrada con Caleb, después de todo, estuvo en todo mi embarazo realmente preocupada y ahora que tenía a ese pequeño en sus brazos, no existía nada más para ella.

Era una madre amorosa, y le dedicaba todo el tiempo que era requerido, pero el tiempo no hizo que Lisa cambiara conmigo. Sino que, todo lo contrario. Mientras más pasaba el tiempo, más parecía querer, era cuidadosa conmigo.

Me trataba como si fuese un cristal. Lisa seguía siendo la misma de antes.

—Mira, Nini, saca su pequeña lengua —Lisa acarició la mejilla de Caleb—. Es perfecto. El bebé más perfecto de este mundo, obvio, tenías que ser hijo de Jennie Kim y de Lalisa Manobal.

Reí, —Estás rebajando a los otros niños, ¿eh?

—No, no, no —negó—. Para nada. Pero mira esta carita, y esos ojos, es perfecto. ¿Quién es un niño perfecto?, sí, tú lo eres, mi amor —lo cargó elevándolo, y este soltó una pequeña sonrisa—. Tú lo eres.

—Lalisa Manobal, ¿no se te olvidó que tienes que sacar la basura? —aquella dejó a Caleb en la cama y soltó un puchero—. Ya, Lisa, despégate un poco de él.

—Huele muy bien —dejó besitos en la mejilla de Caleb—. Eres un precioso.

Lisa las primeras semanas en las que Caleb nació, no se despegó ni un segundo de la Cuna, en todo momento y en todo lugar se podía ver a Lisa, pegada a esa cuna, esperando que Caleb hiciese algún movimiento. Durmió tres noches en el hospital.

Debido a que mi parto tuvo problemas, y lloraba cuando se tenía que despedir de mí para irse a trabajar, debido a que no podía faltar por tanto tiempo.

Despertaba a eso de la madrugada, asegurándose de que Caleb estuviese respirando y todas las mañanas, me esperaba con todo preparado. El desayuno, la casa limpia y los pañales de Caleb.

Llamaba más de cinco y seis veces en menos de media hora, pidiéndome que cualquier cosa la llamara y si no necesitaba nada... que de igual forma la llamara.

Lisa era atenta, y esos meses fueron especiales, y bonitos. Y lo siguen siendo, es la madre más amorosa, hermosa, increíble... Lisa es todo lo que yo quise una vez en mi vida para mí hijo o para mí.

Cuando me sentía muy cansada, a ella no le molestaba quedarse cuidándolo por horas, se sentaba en aquella mecedora y empezara a acariciar las mejillas de Caleb, cuidadosamente, para que no sufriera ningun rasguño.

Caleb era un niño vigoroso. Cabello oscuro cual azabache, unos ojos grandes y muy parecidos a los de Lisa, junto con unas mejillas rosadas y llena de vida.

Me moría de ternura con tan sólo mirarlo. Ambas le dedicabamos el tiempo necesario, pero Lisa sin duda, era atenta de manera excesiva.

—Ya voy a sacar la basura, ¿me puedo llevar a Caleb? —preguntó, poniéndose de pie—. Así como mamá canguro.

Claro, se me había olvidado por completo. Caleb nació con algunos problemas, y el pediatra recomendó el que sus madres <<Lisa y Yo>>, siempre estemos unidos a él, no sólo para que desarrolle una conexión más íntima con nosotras, sino también para que a Caleb le diera ese calor fraternla. Y Lisa se comprometió totalmente.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora