Epílogo.

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"Me estás enseñando a amar. Yo no sabía. Amar es no pedir, es dar".

LALISA MANOBAN.

CINCO MESES DESPUÉS.

—¿No creen que estoy muy ajustado? —Le preguntó a las chicas que son las que me están ayudando a arreglarme.

—No, Lis, estás perfecta —dice Rosé dándome un golpe en la mejilla, me quejo.

—No así no, es así —Jisoo me da otra, abro los ojos como platos.

—No, es que no saben arreglar nada —Minnie me da otro golpe.

—Oigan pero no me den... —Digo, quejándome.

—Pero si van a matar a mi hija, Ustedes —mi madre se acerca, —Quítense, las neuronas las tienen contadas. —me rio, y ellas me sacan la lengua, —Venga, así de fácil es. —Ella me da dos veces en la mejilla.

—Oye ¿pero van a llevar a la novia? —Pregunto, ellas se quedan mirándome, —No... no me miren así, ¿la van a llevar?

—Hermanita, la van a llevar —responde Minnie.

—No, pero me miraron raro, llévenla. —Todos se ríen de lo nerviosa que estoy.

—Todo va a estar bien, tu padre la llevará sana y salva y la dejarán junto a ti en el altar.

Juego con mis dedos mientras miro hacia arriba donde es que ella se está poniendo el vestido y arreglándose.

—Pero me la puedo llevar yo...

—¡No! —gritan todas al unísono.

—Es de la mala suerte ver a la novia con el vestido.

—Bien... pero yo sigo siendo mujer

—Eso no importa. Vamos que sí no llegamos tarde —Rosé me arrastró hacia la puerta.

—¡Pero la llevan! —vociferé.

—Que sí, ya vete, Lalisa.

JENNIE KIM.

Las chicas me arreglan el maquillaje, Doyeon está ayudando con el vestido y las demás maquilladoras están en lo suyo. Todavía no me puedo creer que me vaya a casar, esto es como un sueño hecho realidad, espero que LIsa no se arrepienta a último momento.

—Bueno, después de que tuvimos que confirmarle que sí ibas a llegar a la boda... —Sonrió—. Se fue —Dice mi madre ubicándose a mí lado—. Todavía no puedo creer que mi niña se vaya a casar.

Hablé con mis padres, y aunque ellos con la noticia se quedaron casi mudos y mi padre todavía no lo asimilaba. Mi madre sí, y decidió acompañarme en este día lo cual fue un peso menos a mis hombros.

—No me digas eso que soy sensible y me pongo a llorar.

—No, no llores porque arruinas el maquillaje. Sólo sonríe, porque es un día perfecto para ti.

Ella se limpia las lágrimas, no quiero llorar pero me lo está poniendo difícil.

—Manos a la obra que tenemos que llegar a tiempo a la iglesia —dijo Doyeon.

Terminan de arreglarme y yo me levanto observándome en el espejo, me sonrió y cuando me doy la vuelta se encuentra mi padre, este me mira con una sonrisa triste pero la mirada feliz, es una combinación de sentimientos, camina hasta mi y me da un fuerte abrazo.

—Ay, hija, no sabría cómo reaccionar ahora al saber que te me casas, es un sentimiento de felicidad y dolor al saber que ya no serás mi pequeña.

No era fácil aceptar esto para mi padre, pero luego de un largo camino, sabía que ya nada cambiaría y que esta era mi felicidad. No la de él.

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora